Fruto, por un lado, de la ignorancia y, por el otro, de las enormes lagunas que todavรญa existen en el รกmbito de la nutriciรณn, las modas dietรฉticas y los mitos alrededor de la comida florecen como en un fรฉrtil campo en plena primavera. O algo asรญ.
Incluso afirmaciones que parecen proceder del magisterio de la ciencia o se vierten en las clases de muchas facultades son totalmente falsas, como la famosa pirรกmide nutricional. Y ยฟdรณnde estรก ahora la dieta Dukan?
La alimentaciรณn, pues, ha sido desde hace dรฉcadas un caldo de cultivo para las especulaciones sin fundamento, las falsedades o el fraude. Incluso hubo una รฉpoca en la que se defendiรณ la comida basura. Y seguimos arrastrando ese hito.
Puericultura destroyer
La alimentaciรณn infantil ha pasado por varias modas a lo largo de la historia de la nutriciรณn. Sin embargo, una de las mรกs chocantes empezรณ en 1977, cuando un libro inglรฉs titulado Bebรฉ y niรฑo, de Penelope Leach, se convirtiรณ en la biblia de la comida basura para niรฑos. Es decir, que preconizaba las patatas fritas y otros tantos caprichos como los verdaderamente saludables.
Desde la dรฉcada de 1950, la comida infantil ha pasado de ser nutritiva, pero poco apetecible, a tener como principal objetivo halagar los gustos infantiles. Ser buen padre empezรณ a consistir, sobre todo, en complacer los caprichos de los niรฑos, como explica Bee Wilson en su libro El primer bocado:
Los arroces con leche calientes dieron paso a yogures frรญos azucarados en envases individuales de plรกstico. El pescado (en 1853) venรญa congelado y listo para cocinar en forma de fingers de color naranja fluorescente. Los pasteles fueron dando paso a las pop-tarts (que salieron al mercado en 1963), pedazos de hojaldre rellenos de mermelada que el niรฑo podรญa poner en la tostadora al llegar del colegio. Las patatas se reinventaron como gofres y a los gofres dulces se les dio vida con pepitas de chocolate. La nata montada se comercializรณ en botes a presiรณn. Y luego tambiรฉn pasรณ otro tanto con el queso.
Lo que hizo Bebรฉ y niรฑo, de Leach, fue argumentar desde un supuesto magisterio de la ciencia que todo ello era bueno para el menor, descargando la culpa a los padres si ya no tenรญan tiempo para cocinar un almuerzo casero y debรญan optar por alimentos industriales. Algunas de sus chocantes afirmaciones eran:
- Los helados de leche son un alimento excelente.
- Las patatas fritas de bolsa son una fuente de proteรญnas vegetales.
- Un perrito caliente es un componente equilibrado de la dieta.
Naciรณn infantil
El problema es que esta lรญnea de pensamiento, si bien pudiera parecer anecdรณtica, ha empapado toda la cultura, sobre todo la estadounidense. Si acudimos a cualquier restaurante, lo mรกs probable es que si se ofrece un menรบ infantil, este adopte, consciente o inconscientemente, algunos preceptos de Leach. Sobre todo, porque hay que contentar al niรฑo, so pena de que le entre un berrinche.
Las patatas fritas, por ejemplo, son bastante comunes en todo menรบ infantil, a pesar de que no son nada saludables (y resultan muy adictivas). Por ejemplo, un estudio sugiere que comer de dos a tres raciones de patatas fritas por semana puede no solo aumentar, sino duplicar el riesgo de muerte prematura, tal y como se puede leer en el artรญculo publicado en The American Journal of Clinical Nutrition.
En Gran Bretaรฑa, donde se abusa de la fritura en general, las tres comidas escolares mรกs populares del aรฑo 2000 fueron pizza, hamburguesas y patatas fritas.
La comida tiene que ser divertida y entretenida como un juguete. Ya no son caprichos ocasionales, sino la norma. Los padres, a pesar de que ejercen un control sobre el consumo de golosinas, son mucho mรกs flexibles con otros alimentos tan o mรกs perjudiciales, como las barritas deportivas (muy azucaradas) o los cereales (tambiรฉn muy azucarados casi siempre).
Por ello se produce la paradoja de que tres cuartas partes de casi los 600 anuncios analizados en este estudio de 2013 promovรญan alimentos de ยซbaja calidad nutritivaยป a pesar de que en el 50% de los mismos se incluรญa algรบn tipo de mensaje sobre la salud. Por ejemplo, que los yogures azucarados o el queso procesado tienen mucho calcio.
Y la tendencia es claramente pujante: la comida se desarrolla para los niรฑos a fin de que sean ellos los que engatusen a sus padres. Por eso los nuevos productos, como si fueran hijos de aquella biblia de la puericultura de comida basura, son mojables, ensartables o enrollables. Y los niรฑos cada vez mรกs pequeรฑos tienen mayor control sobre las elecciones, como evidencia un estudio de Langbourne Rust: incluso los niรฑos de solo un aรฑo podรญan influir en lo que se compraba en un supermercado, y los padres negaban el capricho de sus hijos solo una de cada tres veces.
De forma paralela, una serie de padres se han vuelto maniรกticos de la comida hasta lรญmites insospechados. Sin embargo, la forma de proteger a los niรฑos de un entorno tan complejo como este no es mantenerlos en una burbuja, sino permitirles desarrollar habilidades propias a fin de navegar por el entorno por ellos mismos. Algo muy difรญcil, sobre todo, si debemos lidiar con toda la comida basura que se comercializa bajo el paraguas de comida infantil saludable.