Black Mirror (4×04): ‘Hang the DJ’, el amor es una cuestión de contabilidad

Hang the DJ (Black Mirror 4×04) es una historia de amor entre el sangriento episodio de Cocodrilo y el desolador y no menos sangriento Cabeza de metal. Charlie Brooker sigue la combinación de la tercera temporada, cuando situó San Junípero entre dos episodios dramáticos.

Hang the DJ es un caramelo para la mente (como diría Aaron Spelling). Ayuda a digerir la crudeza de un atracón (binge-watching, para los iniciados anglófilos en el consumo seriéfilo). El título parte de una tragedia: el desastre nuclear de Chernóbil (1986). Tras la noticia en la radio, un pinchadiscos puso inmediatamente la canción I’m Your Man, de Wham!

El grupo The Smiths se indignó por la falta de tacto del pinchadiscos y escribió en la canción Panic:

Burn down the disco
Hang the blessed DJ
Because the music that they constantly play
IT SAYS NOTHING TO ME ABOUT MY LIFE
Hang the blessed DJ

Quemad la discoteca
Ahorcad al bendito DJ
Porque la música que pone constantemente
NO DICE NADA SOBRE MI VIDA
Ahorcad al bendito DJ

La música NO DICE NADA SOBRE MI VIDA como las decisiones de EL SISTEMA, que no parece atender los verdaderos deseos de los jóvenes que empareja. Un SISTEMA que, a pesar de la dulce voz femenina como interlocutora, parece diseñado más para satisfacer los intereses de los hombres que a las mujeres.

Los hombres parecen disfrutar con el constante y poco esforzado cambio de pareja. No dudan en desnudarse en cuanto entran en la cabaña. «Lo mejor es acostarse directamente. Ofrece un panorama previo de la compatibilidad», dice la segunda pareja de Amy, la protagonista femenina.

Aparte de Frank, el protagonista masculino (por algo es el héroe romántico), parece que solo las mujeres muestran reticencias al SISTEMA.

  • La exaltada conferenciante de la cena de parejas pide paciencia: el SISTEMA funciona: acabará por darte a tu pareja ideal.
  • Amy duda de las estadísticas y sugiere que el SISTEMA no es infalible. Para ella, las parejas acaban por aceptar como pareja perfecta a la última que aparece.

Charlie Brooker nos dice aquí que, en un futuro altamente tecnológico, los hombres siguen siendo hombres y las mujeres, mujeres; sin apartarse de los estereotipos y los mitos que perviven en nuestros días:

  • Los hombres no tienen reparos en el sexo sin amor.
  • Las mujeres prefieren sexo por amor, pero están dispuestas a complacer a sus parejas.
  • Las mujeres acaban por aceptar una pareja cuando sienten que no tendrán nuevas oportunidades.

La falta de romanticismo es patente en el consentimiento digital de relaciones sexuales. Black Mirror se adelanta así, por poco, a la aplicación española «para evitar denuncias falsas por agresión sexual», como anunciaba su creador. Google la retiró de Play Store tras la indignación popular: el consentimiento podría encubrir violaciones. Una aplicación contra todo romanticismo. Incluso el de una noche. (Aunque la cuarta entrega de Black Mirror se estrenó en diciembre, el episodio Hang the DJ fue grabado y editado meses antes).

Ciertamente la protagonista decide si desea mantener relaciones sexuales en una sociedad que en apariencia está sexualmente liberada. Pero, de alguna manera, Amy se ve abocada a estas relaciones si desea acabar encontrando la pareja ideal. El SISTEMA funciona evaluando encuentros previos (más que parejas previas) y esto incluye el sexo. No es raro que Amy acabe hastiada como ella misma predijo.

Hastío propio de nuestro tiempo. Lo que siente Amy puede experimentarlo una persona que encadena parejas encontradas en webs de encuentros.

«Tenemos el poder de liberarnos del amor de dos maneras: o mediante el conocimiento de algo mejor o experimentando cómo la cosa amada, antes considerada grande y magnífica, lleva consigo cierta cantidad de consecuencias funestas». Lo escribió Baruch Spinoza en Breve tratado. 

Tanto para Amy como para Frank ese algo mejor parece imposible. Y tampoco han experimentado las consecuencias funestas de la convivencia.

El romanticismo de la propuesta está en la imposibilidad de estar juntos de los protagonistas. «El amor es un movimiento colectivo de dos», dijo Francesco Alberoni sobre el amor en El enamoramiento y el amor.

Y como tal movimiento opone resistencia a los obstáculos que hay en el camino. La sociedad. La familia. Los amigos. La religión. El Estado. Los propios protagonista de una historia de amor son obstáculos para sí mismos, como en Hang the DJ Quizá mayor que el SISTEMA.

Antes de la ruptura, Amy y Frank no se plantean huir del aséptico mundo en el que se encuentran. Temen la incertidumbre. Prefieren los cinco años juntos. Contabilidad para el amor más que el «marchémonos esta noche, como ladrones», que proponía Jacqueline Bisset a su amante en la película dentro de La noche americana, de Truffaut.

El instinto primario es la supervivencia. Por encima del amor. Y Amy y Frank son humanos. El final los redime como héroes, igual que cuando Truman (Jim Carrey) toma la escalera a lo desconocido. Aquí tenemos una vez más el mito de la cueva que tanto ama Charlie Brooker. En este caso, la verdad no te hace libre: te hace libre el amor. ¿No es una paradoja para los cínicos?

Último número ya disponible

#141 Invierno / frío

Sobre nosotros

Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

Suscríbete a nuestra Newsletter >>

No te pierdas...