
Todos somos raros
Marcial estaba deseando salir de aquella habitación. El gotelé de las paredes le estaba desgarrando la piel. Cada una de aquellos pequeños grumitos puntiagudos se le antojaban afiladas garras de felino arañándole los ojos y el ánimo. No podía prestar atención a lo que su anfitriona le estaba diciendo. La noche se le había presentado bien cuando Nina le había