Existe un fenómeno en la sociedad conocido como ceguera a las plantas, una especie de sesgo cognitivo que nos invita a ignorar la presencia de las plantas, incluso a tratarlas como objetos. Cada 18 de mayo, la Organización Europea para las Ciencias Vegetales trata de contrarrestar esa tendencia invitando al mundo a celebrar el Día Internacional de la Fascinación por las Plantas, una efeméride que busca despertar asombro ante la vida vegetal y recordar su papel insustituible en nuestro planeta. Más allá de su belleza estética o su utilidad como alimento, las plantas son ingenieras de los ecosistemas: producen parte del oxígeno que respiramos, regulan el clima, sostienen la biodiversidad y moldean paisajes enteros. Pero no solo eso, su verdadera complejidad suele pasar desapercibida.
Este día nos invita a mirar con ojos curiosos a seres que, aunque carecen de cerebro y movilidad, muestran estrategias evolutivas asombrosas. Adentrémonos en un mundo donde las raíces hablan, las hojas recuerdan y los bosques funcionan como comunidades colaborativas. Porque, aunque no lo parezca, las plantas están más vivas —y son más fascinantes— de lo que se suele pensar.