Hay un nuevo género de mujeres que chulean a los hombres, los someten y les quitan su dinero. Se llaman dominatrix financieras. Son señoras dotadas de la mentalidad fría de un banquero y la crueldad de un chuloputas. Si un chulo ansía una esclava sexual que le provea de dinero, una dómina financiera quiere esclavos económicos.
Esta es la historia de cuatro mujeres y otros tantos hombres cuyo oficio es engañar, convencer y someter a su voluntad a aquellos a quienes van a esquilmar. También es un viaje de lo burdo a lo complejo a través de la inteligencia aplicada a la parte menos humanista del ser humano. No es un mundo de sutilezas.
Steve-o es un hombre sencillo, de mirada triste y aspecto patético. Vive en un barrio de casas bajas en Knoxville, Tennessee, en el sur profundo de EEUU. Como su fetiche es la sumisión, buscó en findom.com, el portal más conocido de la dominación financiera, y encontró a Mixtrix.
«Siempre he trabajado como directivo dando órdenes a los demás. No soy nada político, en el trabajo digo lo que pienso y si hace falta me enfrento a mi jefe. En el mundo exterior no soy nada sumiso». Pero tras varios matrimonios fracasados y la pérdida de sus hijos, Steve-o decidió irse a vivir con Mixtrix.
Mixtrix es una mujer de rictus tan desagradable que se merecería una canción de Bebe. «Zorra, dame la pasta», le grita a Steve-o. Él no solo la atiende y le limpia la casa, también le ha entregado su tarjeta de débito. Mixtrix hace lo que le apetece. «Dar es un sacrificio que él hace». Él parece triste, como si la tristeza fuera su forma de felicidad.
Las prostitutas de Snooky tienen una mirada parecida. Snooky es un tipo tan pagado de sí mismo que tuvo su propio documental. Abusivo, boca sucia y malvado hasta los huesos, su aparición provoca aún más repulsión que Mixtrix.
Snooky, el negro del que te advirtió tu mamá
En el mundo de los chulos hay estilos: los que son jefes de una familia disfuncional pero afectuosa, los que atraen por su encanto y los repulsivos como Snooky. «Soy ese negro del que te advirtió tu mamá». Hoy Snooky está preso y cumple veinte años de condena.
La inglesa Holly es una bailarina exótica. Sacude sus carnes por un sueldo y saca un dinerillo extra promocionando el local de striptease. Su tercer ingreso es ‘esquilmar’ hombres. Holly es de Nottingham, igual que Robin Hood, que robaba a los ricos para darles a los pobres. Pero ella quita todo lo posible y no da nada a cambio.
Holly, la stripper de los zancos
Su arte no es sofisticado. Conoce a un hombre, intercambian números de teléfono y unos días después salen a cenar. Holly se viste toda de cuero negro, guantes incluidos, pero aclara que solo serán amigos. Nada de sexo. «No es una cita, es una reunión de negocios». Él llega con regalos, ella los acepta y luego su madre los venderá en eBay.
Como no cree en el amor romántico ni en el amor a secas, «si alguien siente algo por mí es un problema suyo», dice. Cuando los regalos valen la pena, vuelve a verlo. Y con el tiempo lo pasa a la agenda fija, que utiliza a fin de mes cuando hay que pagar las cuentas.
Pero tiene un hijo y los regalos no alcanzan. Sin embargo, ha notado que a ciertos hombres puede sacarles dinero insultándolos y menospreciándolos por Skype: ha descubierto la dominación financiera. La madre observa emocionada a su hija, en su mirada parece leerse: ‘¿cómo no se me ocurrió esto a mí?’.
De las dos mujeres mencionadas ninguna ofrece favores sexuales, porque esa es la mística. Los chulos tampoco se prodigan sexualmente, es una de las normas y regulaciones del oficio. Las dóminas financieras controlan a sus ‘zorras’ por medio del deseo y la sumisión. El chuloputas controla a las suyas por medio de la astucia. La astucia y algún que otro soplamocos.
Es decir, utilizando el doble juego de la zanahoria y el proverbial palo. Las nuevas dóminas sólo utilizan la zanahoria, el palo es psicológico o bancario. (Perdón, el apelativo es siempre ‘zorras’, Incluso en el caso de las mujeres).
Lo más interesante de la dominación financiera (o la sexual, en el caso de los hombres) es precisamente la inteligencia. Ice-T estaba harto de su existencia de camello y macarra, y vio la salida en el rap. «Me dije: si puedo chulear a una mujer, también puedo sentarme delante de este ejecutivo discográfico blanquito y chulearlo a él».
Ice-T, los sesos detrás de las palabrotas
Ice-T aparece en el documental Pimps up Ho’s Down, y en medio de una convención de proxenetas da una lección de brillantez barriobajera. Explica cómo los chuloputas deben hacer para salir de la oscuridad y transformar su mundo de turbidez en un negocio rentable, igual que ocurrió con el rap.
Pimpin’Ken, chulo, autor y ajedrecista
La última aventura comercial de Ice-T es su podcast Final Level, donde conversa con sus amigotes. Uno de ellos, El Chulo Ken, presentó allí su segundo libro: El arte del ajedrez humano, un título que Vargas Llosa y Pérez Reverte admirarían. Sus otros amigos chulos aparecen en el video de P.I.M.P. con Snoop Dogg y 50 Cent. A Ice-T sus amigos le hacen caso.
Una de las más exitosas amas, dentro y fuera de la mazmorra, es Maitresse Madelaine. Su salto a la fama ocurrió cuando logró que un australiano, a quien no conocía de nada, le depositara 42.000 dólares con un clic porque ella se lo pidió. O porque lo convenció utilizando una mezcla de seducción, humillación y psicología. Igual que cualquier chulo.
Maitresse Madelaine, una ‘ama’ todo terreno
Según Madelaine, ese tipo de hombre siente placer sexual en renunciar al control, control que en este caso está simbolizado por el dinero. Si a una dómina no se la toca, a una dómina virtual ni se la huele. ¿Y cómo demostrar la superioridad a una distancia que ningún látigo alcanza? Pues, por medio del dinero.
«Someter a alguien y follárselo es fácil. Pero para joder con la mente de alguien hay que meterse en su cabeza, entender cómo funciona. Eso es la dominación financiera: joder con el cerebro del otro». Madelaine es exitosa en varias áreas de la perversión. El hardcore no pasa de moda.
El caso de Dánica es diferente. Como modelo sabe usar bien su porte fino, su acento pijo inglés y su cuerpo escultural. Cuando sus admiradores se ofrecieron a comprarle regalos, Dánica inmediatamente publicó una lista de las cosas que quería en Twitter.
Danica, cara de niña y mente de Wall Street
Dánica utiliza términos como «oportunidad de negocios», «mercado», «fan base». Es un ordenador dentro de un cuerpazo, como Rachel, la replicante de Blade Runner. «Quiero convertir a Danica en una marca. Y a mi negocio, en uno que produzca dinero, no regalos», dice hablando en tercera persona.
Cuando se percató de que otras modelos subían vídeos y cobraban por el acceso a su página, ella vio un ‘nicho’. Pero con una mejora, los filmaba a pedido por 200 libras, cada visionado subsiguiente costaba 50 libras. El más requerido era uno de ella montando a caballo (9:15). «No sé por qué», dice y ríe con su cara de niña pecosa. No se lo creyó ni el caballo. Se rumorea que hoy Dánica es una de las favoritas de la realeza británica.
Una historia muy parecida —y la última de este paseo por la explotación igualitaria— es la de Don ‘Magic’ Juan. El hoy rebautizado Obispo Don Juan era un macarra, pero un día decidió dedicar su vida a la religión. «Dios no quiso que me dedicara más a eso», explicó en una entrevista televisiva. Se hizo predicador y fundó una iglesia (en EEUU cualquiera puede).
Don Magic Juan, de chuloputas a celebridad
Pero siguió luciendo sus atuendos estrambóticos. Creó el Player’s Ball (el Baile de los chuloputas), un evento anual al que acuden chulos, putas y famosos. E inició una carrera en ‘la ciudad de oropel’, donde graba discos, actúa y trabaja de celebridad. Incluso actuó con Pamela Anderson.
Don Juan tiene una visión: «Mientras la mayoría de la gente me ve como a un payaso, los macarras solo ven a un tipo listo en lo más alto de sus capacidades». Danica, la modelo con cara de angelito, debe de pensar en términos muy parecidos.
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