Consejos para escribir un relato erótico

18 de agosto de 2017
18 de agosto de 2017
4 mins de lectura

Uno de los consejos típicos para salir de la rutina sexual es probar a escribir un relato erótico, bien para fantasear o para dar ideas a la pareja. Sin embargo, si se quiere escribir una escena sexual de una forma un poco más profesional, no está de más tener lo siguiente en cuenta:

Es un relato erótico, no porno

Obviamente depende del estilo de cada cual, pero la idea es que por ser contenido sexual no es menos literatura. No se trata de hacer una descripción tal cual de la acción (para eso ya está el porno narrado para ciegos), sino de meter al lector en la escena gracias a la maestría de las palabras.

Tampoco tiene que ser una prosa tan sofisticada como para que el lector no sepa si está leyendo una escena erótica o un tratado antiguo. Simplemente hay que saber adornarlo y enriquecerlo para que la persona que está al otro lado del relato pueda deleitarse como si fuera parte de la acción.

Poner un poco de sentimiento

La literatura erótica es erótica y no tiene por qué ser romántica. Sin embargo, se suele pensar que todos los sentimientos tienen que ver con el romanticismo. Craso error. Escribir un relato erótico significa narrar lo que sienten los personajes, para que la persona que lo lee se identifique. No vale solo decir que se acarician; hay que explicar cómo e incluir cómo les hace sentir eso. Un escalofrío,  una sensación de calor, miedo, poder, vergüenza, deseo, sentir que todo el estrés desaparece, que se recargan pilas o sí, también que mueren de amor.

No todo el mundo es multiorgásmico

Si lo que se pretende escribir es literatura erótica y no ciencia ficción, hay que intentar ser algo realista. Es decir, entender que el cuerpo humano es complejo y que el proceso de la erección y de la lubricación no funciona con un simple botón ni solo con unas palabras mágicas. Igualmente, si se quiere hacer honor a la verdad, los personajes tampoco deberían tener sesiones de sexo infinitas sin que, qué menos, tengan sed, ganas de ir al baño o les entre hambre. Por ende, habrá algunos personajes, como la vida misma, que sí sepan gozar sin pudor el multirorgasmo, pero seguramente no sean todos.

Un poco de innovación

Que sea realista no quiere decir que un relato erótico describa la rutina sexual de una pareja que lleva años juntos sin hacer nada más que el misionero (o sí, pero quizás deba haber alguna evolución en algún momento). La idea es que el relato pueda resultar excitante y, para ello, está bien que se añadan toques de innovación. No solo orgías, infidelidades y locales swingers; a veces es tan sencillo como incluir lo que puede hacer un juguete erótico, plantear una escena de sexo en público o inventarse un juego sexual que luego pueda ser aplicable en la vida real. De los libros siempre se aprende.

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Cuidado con las posturas imposibles

Si la innovación que se piensa incluir va a venir de la mano de alguna postura conocida, o al menos que se ha estudiado en el Kamasutra, habrá que tener cuidado al describirla. Muchas veces en ese juego de ropa que cae, manos que se agarran y piernas que se enredan,  el lector se da cuenta de que los protagonistas deberían estar flotando porque han perdido cualquier punto de sujeción. Eso o que seguramente tengan una mano de más o una pierna de menos para que lo que se describe tenga sentido.

Diálogos difíciles

Como en cualquier narración, es común que durante el relato erótico se intercalen descripciones de los hechos con diálogos de los personajes. Y también que escribir un diálogo no siempre resulte fácil. Hay que tener en cuenta que lo que digan los personajes tiene que parecer una conversación que pueda tenerse realmente, que no quede especialmente reiterativa con las ideas que ya se han expuesto y que aporte algo a la historia. Pues esto mismo hay que aplicarlo al diálogo durante una escena sexual, donde, se entiende, el diálogo no siempre será muy extenso, pero puede dar algunas de las claves del momento.

Los sinónimos ridículos

Durante la descripción de una acto sexual es obvio que hay palabras que se van a repetir, sin ir más lejos los sustantivos que describen los genitales. Si no se quiere sacar al lector del momento y que se le corte el rollo, usar palabras demasiado mal sonantes o demasiado cursis puede ser la ruina. No hay que olvidar que un pene es un pene, y que sin embargo, una vulva no es lo mismo que una vagina, y que aunque socialmente haya un acuerdo para no hacerlo, lo cierto es que se puede llamar a todo por su nombre. Eso sí, llegará un momento en el que habrá que tirar de sinónimos, sin que eso signifique que se abuse mucho de expresiones “su miembro”, “su zona húmeda”, “su erección” o “su oscuridad más íntima”.

No caer en lo personal

Quien escribe sabe que es muy difícil separar las historias de uno mismo. Incluso las ficciones más surrealistas tienen una pizca de experiencia personal. Pero, ojo, cuando se relata una historia de ciencia ficción, los lectores que te conocen no pensarán que tiene que ver contigo; las escenas sexuales, sí. Y eso que pueden tener mucho más de ficción. Así que, para curarse en salud, siempre está bien tirar en lo posible de imaginación, o si no, siempre se puede disfrutar de las envidias.

1 Comment ¿Qué opinas?

  1. El caso es que lo que voy a relatar me da vergüenza ajena,asco un poco bastante.la idea por un o una vecina que es trans,.si fuese guapo/a.el tema es que me flullen las ideas.ah sobre todo respeto

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