De cómo un plato de sushi inspira unos palillos de plástico sacados del mar

No fue una magdalena, como a Proust, la que llevó al estudiante de publicidad holandés Yavez S. E Anthonio a tirar del hilo de la memoria. Fue un plato de sushi el que le ayudó a repasar toda basura de plástico que se había encontrado contaminando el mar a lo largo de sus 24 años de vida. Recuerda que una noche, mientras disfrutaba de su bocado favorito, se preguntó si la gente era consciente de este peligro. Miró su sashimi, miró sus palillos, «y fue entonces cuando tuve la idea». Acaba de nacer UmiHashi (que en japonés significa palillos del océano): una marca de palillos de vivos colores fabricados con el plástico que asfixia los mares y pensados para ser lavados y usados una y otra vez.

interior palillos

UmiHashi es el proyecto fin de carrera de Anthonio, que acaba de graduarse y trabaja como creativo publicitario en una agencia de Ámsterdam, en colaboración con Better Future Factory, que es un estudio de ingeniería e innovación sostenible que convierte la basura plástica en soluciones valiosas.

«Actualmente los producimos a mano: separamos los plásticos por tipos, los limpiamos y los montamos. Nuestro objetivo es hacerlos resistentes al lavavajillas y alcanzar los criterios de calidad que exigen los organismos internacionales que regulan la seguridad alimentaria», explica. Pero para que la idea sea viable es necesario automatizar el proceso, lo que significa invertir una buena cantidad de dinero en fabricar las máquinas necesarias. Para ello han iniciado una campaña de crowdfunding en Kickstarter.

Sólo es posible hacerse con unos UmiHashi donando dinero a la causa a través de Kickstarter. «Cuando alcancemos nuestro objetivo económico empezaremos la producción, de manera que los palillos estarán en el mercado en el primer cuatrimestre de 2017», calcula Anthonio, que reconoce que aún no han sido capaces de ponerle precio a su creación porque «las máquinas han de construirse y necesitamos hacer una investigación sobre seguridad alimentaria». Así que, de momento, solo hay un par de prototipos hechos a mano… Y un restaurante, el DeJapanner de Ámsterdam, que los quiere.

Lo que sí que hay es toda una campaña de marketing alrededor de los UmiHashi, que de algo tenía que servir que su creador sea publicitario, encabezada por el eslogan «No comas plástico; come con plástico».

Anthonio piensa que «es importante utilizar mi creatividad para hacer cosas buenas». No se considera un ambientalista ni participa activamente en ninguna ONG dedicada al cuidado del medio ambiente. «Simplemente soy un amante del sushi preocupado», dice entre risas. Preocupado porque, si seguimos a este ritmo, no está lejano el día en el que la contaminación producida por el plástico impida disfrutar del sabor de su plato favorito.

Según la Fundación Ellen MacArthur, que trabaja por la transición hacia una economía circular, habrá más plástico que pescado en los mares para 2050. Este material no se degrada hasta desaparecer en la naturaleza sino que se rompe en partículas diminutas que los peces devoran, confundiéndolas con comida. Y así llega hasta nuestra mesa.

Según Anthonio, los palillos UmiHashi están diseñados, para 1) advertir a los amantes del sushi sobre los peligros de los microplásticos en los océanos; 2) convertirse en un símbolo reconocible que señale a los restaurantes que los ofrecen como defensores de la pesca sostenible. «La moda del sushi está creciendo rápidamente por todo el mundo, y es, en parte, causante de otro gran problema: la sobrepesca», según lamenta.

interior plastico mares

Si la campaña en Kickstarter no funciona, «tendré que mirar otras opciones», declara, evasivo y sin dar más explicaciones, Anthonio. «En cualquier caso estoy contento porque tanto la basura plástica en los océanos como la sobrespeca están recibiendo un montón de atención debido a este proyecto. Y ese es uno de mis principales objetivos», concluye.


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