De la cochinilla a la tijereta: 10 cosas sorprendentes de nuestros bichos

1 de octubre de 2012
1 de octubre de 2012
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Sabías que la cochinilla supuso una gran fuente de ingresos para el Imperio Español de ultramar? ¿O que el bicho palo puede copular durante días ya que no tiene miedo al exhibicionismo? ¿Todavía crees que un corta pichas se puede meter por tu oído para seccionarte el tímpano? Abre bien los ojos y no tengas miedo a estas sorprendentes curiosidades sobre unos “bichos” con los que seguro que has jugado (o gritado) en algún momento de tu vida.

Nombre científico: Oniscídeos (bicho-bola) y Dactylopius coccus (cochinilla)
Nombre vulgar:
Cochinillas de la humedad, bicho bola, chanchitos…

La cochinilla debería ser considerada junto al oro o la plata como uno de los grandes tesoros del Imperio Español en América.

La humanidad tradicionalmente ha tenido una relación especial con el color rojo en particular, difícil de lograr con tintes vegetales. Hasta que descubrieron que machacando e hirviendo el cuerpo de las hembras de cochinilla, que abundaban en ciertos tipos de cactus que crecían en México, se obtenía un rojo más intenso y duradero, el “rojo cochinilla” o también llamado “rojo perfecto”. ¡Eureka!

«Para la década de los 1570, la industria textil europea se había transformado y había pasado a depender en gran parte del uso de la cochinilla para hacer rojo, aportando al trono español muy necesitadas ganancias» cuenta  en «Un rojo perfecto: la historia de la cochinilla»

Actualmente el Cochinilla (E-120) es considerado como el mejor de los colorantes naturales. Se usa para colorear jarabes, confituras, mermeladas, conservas vegetales, helados y lácteos como el yogur y el queso fresco; y en productos cárnicos y en bebidas. Podríamos decir, en cierta forma, que comemos cochinillas a diario.

«Comúnmente se le llama cochinilla a los isópodos oniscídeos (foto 1) pero también a los homópteros cóccidos (foto 2). Son dos tipos de animales muy diferentes entre sí. El colorante se obtiene de estos últimos (que son insectos) , y no de los otros (que son crustáceos)» (gracias Txomin!)

Nombre científico: Forficula auricularia.
Nombre vulgar: corta pichas, tijeretas, tijerillas o cortatijeras; también rabonas.

El nombre de «tijereta» viene por la similitud con los aparatos que se utilizaban para hacer agujeros en las orejas para colocar los pendientes. Y precisamente de la oreja viene esa leyenda urbana que dice que son animales que gustan de introducirse en tus oídos mientras duermes para perforarte el tímpano.

Nada más lejos de la realidad. Se trata de un insecto inofensivo al que la evolución le ha dotado de esa especie apéndices abdominales similares a fórceps, más grandes en los machos que en las hembras, para insuflar terror entre otros animales, incluidos los humanos. Pero sólo es una fachada tras la que se esconde un aparato para facilitar la cópula y predación; de hecho es un insecto tranquilo y apacible, que de tan tranquilo no tiene ganas ni de volar.

Sí, las tijeretas vuelan, pero no lo saben. Algunas especies conservan todavía las alas posteriores en forma de élitros vestigiales. La tijereta común, aún teniendo alas perfectamente desarrolladas, no es capaz de volar. Como para meterse en tu oído caminando.

Nombre científico: Phasmatodea
Nombre vulgar: insecto palo, bicho palo, bicho palito o bicho bastón.

Curiosamente, el insecto más grande y más pesado del mundo es un bicho palo; y podría pasar totalmente desapercibido ante nuestros ojos. Pertenecen al orden de los insectos llamados fásmidos, palabra que proviene del latín phasma y que significa fantasma, debido a su capacidad de ocultarse y presentarse como una aparición. Pero no para los libros de récords.

De las hasta 3.000 especies de insecto palo que existen en el mundo, el título cae sobre el primo de Borneo, el Phobaeticus chani, un insecto palo que mide 56,6 centímetros de punta a punta y tiene un cuerpo de 35,7 centímetros, propiedad del Museo de Historia Natural de Londres. Todo un bicho-vara.

Y ojo con agarrarlos con brusquedad. Los fásmidos jovenzuelos se cogen siempre por el tórax, no por las extremidades, ya que se desprenden muy fácilmente de sus patas como mecanismo de defensa. También son conocidos por sus hazañas sexuales. El macho monta a la hembra y la pareja permanece «unida» durante días para garantizar que la descendencia llevará su apellido. Desde luego, un insecto sin miedo al exhibicionismo.

Nombre científico: Bombyx mori
Nombre vulgar: gusano/oruga de seda.

No encontrarás gusanos de seda más allá de en una caja de zapatos llena de hojas de morera, ya que se trata de un animal que, paradójicamente, se puede decir que casi ha desaparecido de los ecosistemas. No existe en libertad desde hace muchos años, desde que lo encerramos en un taller de costura y lo convertimos en una fábrica de seda para vestir al ser humano.

De hecho, tras miles de generaciones de selección de los ejemplares más grandes y rollizos, los gusanos de seda adultos ni siquiera pueden volar cuando se convierten en polillas. Por eso es considerado el animal que más come del reino animal con respecto a su tamaño y tiempo de vida.

En España también tuvimos nuestras razas ternescas, como la de Murcia o Galera, «muy antigua y muy importante para nuestra industria serícola, que desapareció de nuestro país en el siglo XX, con los cruces con razas orientales a la que fue sometida» explica el criador Vicente de Alba Mora.

Nombre científico: Coccinellidae
Nombre vulgar: mariquita, mariquitilla, sarantontón, maruxiña, catarina, vaca de San Antón…

¿Quién le puso el nombre a las mariquitas? La fantasía popular, engañada por las apariencias, le ha atribuido siempre nombres evocadores como «mariquita de Dios» (nombre derivado de la Virgen María) o «vaquita de San Antón». Su nombre en inglés británico, ladybird, también tiene referencias marianas y su color rojo se interpreta como el manto rojo que lleva la Virgen en algunas pinturas antiguas, mientras que los siete puntos simbolizan sus siete joyas o sus siete penas.

Dejando de lado el significado religioso, las mariquitas son de largo el bicho de la buena suerte por excelencia. Tanto que en Suiza, las mariquitas sustituyen a las cigüeñas para traer a los bebés a casa. Y en la naturaleza también hacen esta peregrina función inter-especies, cuando en ocasiones, algunas especies de avispas toman por la fuerza a las indefensas mariquitas y depositan sus huevecillos dentro de su sistema circulatorio.

La larva se alimenta de los tejidos internos y órganos hasta madurar, para después salir a través del abdomen entre contracciones. Sin embargo, la mariquita no muere, sólo queda parcialmente paralizada y se mantiene sentada sobre el parásito mientras le sirve como capullo, actuando de guardaespaldas forzado, como si fuera una especie de zombie que actua bajo el veneno de la avispa.

Nombre científico: quilópodos
Nombre vulgar: ciempiés, milpiés, escolopendras…

¿Cuántas patas tiene un ciempiés? ?¿100? Existen diversas especies de ciempiés y la gran mayoría no posee 100 patas. La cantidad depende del número de segmentos que componen su cuerpo a lo largo de su crecimiento y estos varía según la especie y el tiempo. Los llamados ciempiés (chilopoda) tienen un par de patas por segmento, los llamados milpiés (diplopoda) tienen dos pares por cada segmento.

A pesar de ser familiares, en realidad representan un misterio evolutivo. La cantidad de pares de patas en las distintas especies de ciempiés varía entre 15 y 191 pares, pero su cantidad siempre es impar. Esto sugiere que el rango de formas corporales que son teóricamente posibles está definido por algún límite que aún no conocemos, de tal manera que si fueran pares los cambios evolutivos tendrían que quitar o poner segmentos de dos en dos, y así sólo sería posible cierto número de segmentos con patas.

Al parecer, el nombre es más un referente promedio a la edad adulta del insecto que algún momento de su vida llega a tener 100 patas, pero que al crecer va incrementando sus extremidades.

Nombre científico: Gerris lacustris
Nombre vulgar: zapateros, zancudos de agua, bichos de agua, bichos mágicos, patinadores, patinadores de agua…

¿Cómo flotan los zapateros? Estos insectos se deslizan sobre el agua apoyándose en su segundo y tercer tercer par de patas, mucho más largas que las delanteras. Mientras que el segundo se da impulso, el último sirve de timón para ir en cualquier dirección. Cada uno de estos dos pares de patas poseen una especie de almohadilla formada por pelos hidrófobos, que consiguen formar una minúscula bolsa de aire sobre la superficie, lo que les mantiene en flotación constante.

Así las patas delanteras quedan libres para capturar los pequeños insectos de los que se alimenta. Se trata de un insecto carnívoro, que ayuda a mantener el agua limpio de otros insectos como por ejemplo los mosquitos. Y siempre van en grupo, ayudándose mutuamente a cazar comida.

Nombre científico: gríllidos (Gryllidae). En la foto, Acheta domesticus, grillo doméstico europeo.
Nombre vulgar: grillos.

Puede que alguna noche hayas deseado tener los oídos en los pies (como los grillos), al sufrir su incesante canto. Gracias al cielo, sólo los machos cantan para atraer a las hembras. Pero si cuentas los cric-crics como si fueran ovejas descubrirás una magnífica forma de conocer la temperatura que hace fuera, ya que su movimiento muscular es directamente proporcional a la temperatura ambiente que lo regula.

El físico norteamericano Amos Dolbear fue capaz en 1897 de establecer una relación matemática entre la frecuencia del canto del grillo y la temperatura a la que se produce. Lo hizo en su tratado «The Cricket as a Thermometer» y resulta que es tan precisa como mirar un termómetro de mercurio.

Para saberlo nada más fácil que contar los chirridos que el grillo emite durante 8 segundos y sumarle 5 a la cifra obtenida. Si tienes de invitado a un guiri en la finca, en grados Fahrenheit la fórmula cambia, pues hay que contar los crics emitidos durante 15 segundos y sumarle 40 al resultado.

Nombre científico: opiliones
Nombre vulgar: araña de patas largas, murgaños o segadores.

Estos inofensivos arácnidos han provocado auténticas pesadillas a las personas desde hace eones al relacionarlas con sus primas las arañas, con las que se confunden, sobre todo con los fólcidos, una familia de arañas patilargas. Pero basta con mirar a los ojos para diferenciarlas: los opiliones sólo tienen dos ojos, frente a los 8 de la mayoría de arañas. Y carecen de glándulas de veneno.

Eso sí, no van mal servidos de armamento. “Los opiliones del género europeo Ischyropsalis tienen quelíceros (piezas bucales que acaban en pinza) que doblan el tamaño de su cuerpo y los emplean para romper la concha de los caracoles de los que se alimentan.  Y los machos tienen un pene que llega a ser más grande que su cuerpo, que les permite la copulación directa, algo que les diferencia del resto de los arácnidos, que usan métodos indirectos para introducir el esperma en la hembra” según cuentan los biólogos Carlos Lobato (La Ciencia de la vida) y Jesus Espí (Entomoblog) en este impagable top 25 cosas que nos sabías sobre opiliones que no se lo salta una araña gitana con pértiga.

Nombre científico: tipúlidos (Tipulidae)
Nombre vulgar: el «mosquitarro», típulas o zancudos.

Quizá la frase más utilizada al ver una típula es “ese mosquito te pica y te deja sin sangre”. Negativo; en realidad la típula no es un mosquito, aunque su aspecto parece indicar lo contrario. Los científicos se refieren a ellas más como a moscas que a mosquitos, pues la típula no tiene boca, y no puede picar, por lo que no pueden alimentarse de sangre.

Pero a diferencia de otras moscas son torpes al volar y muy fáciles de atrapar. Aunque seguramente su final no estará en una caja de cristal, sino en la suela de una zapatilla de andar por casa, dada su pocas habilidad para librarse de cualquier impacto inminente.

Lástima que no queramos conocerlas en la intimidad. Porque según cuentan en el blog “Proyecto Verde”, son animales nacidos para el amor. “Los innumerables machos y las escasas hembras se reúnen en “guateques” en donde ligan. Cuando se forma una pareja, abandona el grupo y se retira a “pelar la pava” en algún lugar recoleto del jardín. Los machos que quedan solteros, vagan de aquí para allá, acudiendo a la luz y entrando en las casas, donde son exterminados sin piedad no sin antes haber proferido todo tipo de gritos de horror y asco. ¡Pobrecillos!»

Gracias al biólogo Emilio Fferson por su asesoramiento

 

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