Te proponen un juego: primero tienes que leer una lista de palabras y memorizarlas. Después de un rato y unas cuantas distracciones por el camino, te piden que reproduzcas esa lista original. ¿Cuántas serías capas de recordar? Seguramente menos de las que crees.
Pero, ¿qué hubiera pasado si, en lugar de limitarte a tratar de aprenderlas de memoria, las hubieras dibujado? Según varios estudios, que habrías ganado el juego porque dibujar palabras mejora la memorización de las mismas.
En uno de ellos, The drawing effect: Evidence for reliable and robust memory benefits in free recall, publicado por la revista The Quarterly Journal of Experimental Psychology en 2016, Jeffrey D. Wammes, del departamento de Psicología de la Universidad de Waterloo (Canadá) y director del mismo, y sus compañeras Melissa E. Meade y Myra A. Fernandes mostraron a un grupo de estudiantes una lista de palabras y se les pidió que las escribieran o las dibujaran repetidamente durante 40 segundos.
Luego programaron otro tipo de actividades. Para acabar con el experimento, se les pidió que dijeran libremente tantas palabras de aquella primera lista como fueran capaces de recordar en solo 60 segundos.
Aquellos estudiantes que habían optado por dibujar las palabras, aunque se tratara solo de dibujos extremadamente simplificados, con apenas dos o tres trazos, fueron capaces de recordar más vocablos que aquellos que se limitaron a escribirlos repetidas veces.
«Comparamos el dibujo con otras estrategias de codificación conocidas, pero este siempre salía primero», explicó Wammes. «Creemos que la ventaja surge porque el dibujo ayuda a crear un rastro de memoria más consistente que integra mejor la información visual, motora y semántica».
En una investigación más profunda, descubrieron también que no solo se podían recordar más palabras dibujando, sino también pensamientos, definiciones y conceptos mucho más abstractos. Según el director del estudio, imaginar algo para luego tener que dibujarlo nos obliga a concentrarnos en los detalles de ese objeto, y eso hace que lo recordemos mejor.
Sin embargo, a medida que envejecemos nuestra memoria se va deteriorando. ¿Tendría el mismo éxito la táctica del dibujo en personas de mucha más edad que un estudiante?
Un año más tarde, los mismos investigadores de la Universidad de Waterloo repitieron el experimento incluyendo a gente de mucha más edad.
Los resultados demostraron que, si bien los más jóvenes fueron capaces de recordar más palabras que los mayores, el hecho de dibujarlas ayudó a que la memorización por parte de ambos grupos de edad fuera mejor que aquellos que simplemente las escribieron.
Conclusión: si quieres memorizar la interminable lista de la compra después de un mes recluido en casa tragando series sin parar, dibújala en lugar de escribirla. Tu despensa te lo agradecerá y ahorrarás viajes al súper.
Puestos a ser esclavo o robot (del checo «robota»), mucho mejor de nuestros dibujos y hechos que de nuestras palabras. La sugerencia para la lista de la compra del super me irá de perlas. Quizás jubile a Google Home.
οὐ λόγων ἀγορὰ δεῖται Ἑλλάδος, ἀλλ᾿ ἔργων