El Costurero: una revista de cosas hechas a mano

Este es el principio: “La artesanía es un valor en alza”. Este es el final: “Desliza lo enrollado hacia el final de la aguja y clávala cerca del punto”. Es el número dos de El Costurero, una revista que habla de costura, artesanía y cosas hechas a mano con un gusto exquisito por el diseño.

La publicación es tan artesana como su contenido. La editada Jugando con hilos, aunque en realidad, la editorial es una persona: Ana Isabel García-Plata. Ella la creó y ella reúne a los colaboradores para hacer el blog y la revista impresa que sale a la venta cada cuatro meses.

“El Costurero se dirige a personas interesadas por el diseño y los proyectos hechos a mano”, dice García-Plata. “En las páginas de la revista aparecen trucos, tutoriales, técnicas poco conocidas, webs interesantes, tiendas especiales…”.

En cada número, la portada muestra una caja de costura, “un objeto en común de todos los diseñadores que retratamos”, indica la editora. La dirección de arte de la revista, desde el número 2, es de Clara Montagut.

El primer número incluía entre sus textos algunas instrucciones en inglés. El costurero no quiere quedarse solo en este país. “Nuestra idea es venderlo también fuera. En Europa y América Latina. Hemos pensado hacer una edición en inglés y llegar a unos 22.000 ejemplares”. Ahora publican 5.000 y los venden en librerías especializadas, tiendas de moda y galerías de varias ciudades.

Hubo un tiempo absurdo en que lo digital eclipsó lo artesanal. Años no lejanos de descrédito y zafias frases como: “Eso es cosa de abuelas”. Pero la artesanía vuelve. “En la actualidad existen tendencias como Do it yourself (Hazlo tú mismo) o arts and crafts que van más allá de hacer manualidades simplemente”, especifica García-Plata.

“En España es tendencia desde hace relativamente poco. Empezó, sobre todo, por la proliferación de distintas publicaciones en internet (blogs en su mayoría) y lugares para realizar talleres o cursos. Puede, incluso, que la crisis haya favorecido que la gente pueda aprender a hacer cosas para ellos mismos. Siempre es más rentable”, explica.

“Lo novedoso es la utilización de estas técnicas para realizar diseños más contemporáneos”, indica. “Prácticamente no se utiliza la palabra manualidades. Se ha sustituido por handmade o craft. Ya no es cosa de abuelas, y gusta tanto a hombres como mujeres de distintas edades”.

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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