Treinta y dos mil kilรณmetros, 52 pares de zapatillas y dos fracturas por fatiga despuรฉs, la britรกnica Rosie Swale Pope se convirtiรณ hace unos aรฑos en la primera persona en dar la vuelta al mundo corriendo. Tenรญa 57 aรฑos cuando, en octubre de 2003, decidiรณ embarcarse en esa aventura, justo despuรฉs de enviudar โsu marido falleciรณ debido a un cรกncer de prรณstata y ella quiso concienciar a la poblaciรณn sobre esa enfermedad y recaudar fondos para organizaciones benรฉficas en Rusia, Nepal y EEUUโ.
Cinco aรฑos despuรฉs de aquello (y tras enfrentarse, entre otras cosas, a neumonรญas, congelaciones, atropellos y golpes), Swale logrรณ completar su gesta y volver a casa. No es de extraรฑar, por tanto, que fuese recibida como una especie de heroรญna en su pueblo, un tranquilo lugar costero al sudoeste de Gales.
Su historia es una de las muchas que conforman el libro Intrรฉpidas: los excepcionales viajes de 25 exploradoras (Editorial Pastel de Luna), de Cristina Pujol Buhigas, un homenaje a un grupo de valientes aventureras que, en muchos casos, fueron olvidadas con el transcurso de los aรฑos.
Algunas llegaron a sus metas y otras no, pero todas tienen en comรบn que desoyeron a aquellos que les decรญan que no podrรญan hacerlo. ยซEllas querรญan vivir una experiencia, realizar un viaje, y escucharon a su corazรณn, en lugar de a todas las voces que les aconsejaban que se quedaran viviendo la vida que se esperaba de ellasยป, seรฑala la autora del manual, un libro ilustrado por Rena Ortega.
ยซFueron muy valientes. Y eso no quiere decir que no tuvieran miedo. Muchas de ellas lo relatan, como Elspeth Beard, que dio la vuelta al mundo en moto. Cuenta que cuando comenzรณ el viaje estaba aterrada y llorando a mares. Pero se lanzรณ a la aventuraยป, explica Pujol.
La escritora comenta que trabajar en el libro ha supuesto una de las experiencias mรกs gratificantes de su vida. ยซGracias a sus protagonistas tengo una perspectiva distinta de la ambiciรณn, del riesgo o la valentรญaยป, manifiesta a Yorokobu la tambiรฉn periodista.
ยซNinguna de ellas era una supermujer, no se veรญan como tales y no se comportaban como heroรญnas. Tendemos a pensar que las personas excepcionales hacen cosas grandes y que el comรบn de los mortales se tiene que conformar con vivir una vida corriente. Pero cuando lees cรณmo se sienten estas mujeres cuando toman la decisiรณn de explorar, te das cuenta de que son personas normales. Eso cambiรณ mi perspectiva de la realidadยป.
Pujol hace hincapiรฉ en la idea de que siempre hay que intentarlo, que uno nunca debe sentirse poca cosa ni pensar que no puede. ยซY si no llegamos a la meta que nos hemos marcado, no pasa nada; habremos vivido la experiencia de intentarlo. Creo que todos tenemos un lado intrรฉpido y que queda asfixiado por el miedo al quรฉ dirรกn, a exponernos y fracasarยป, dice.
Insiste, ademรกs, en que con el libro pretende transmitir a los niรฑos el mensaje de que el รฉxito no lo es todo, y que el viaje es lo importante: ยซQuitando la presiรณn de la consecuciรณn de la meta, el miedo a intentarlo decreceยป.
Pujol hace en el libro un recorrido por distintos momentos histรณricos, empezando por la viajera y escritora hispanorromana del siglo IV Egeria, y terminando con algunas viajeras de la actualidad. Y admite que las que mรกs le han tocado el corazรณn son aquellas exploradoras que murieron pensando que su viaje no habรญa valido para nada.
ยซInvestigando sobre ellas ves el impacto que tuvo su vida en otras personas y, de algรบn modo, entiendes que tuvieron algรบn tipo de justicia histรณrica con el paso de los siglos. Como Jeanne Baret, la primera mujer en dar la vuelta al mundo en barcoยป, comenta Pujol.
Lo sorprendente es que Baret lo hizo disfrazada de hombre, en el siglo XVIII. ยซFue repudiada y muriรณ sin ningรบn tipo de reconocimiento. Se hablaba de ella como la amante de Philibert Commerson, el botรกnico. Se decรญa que habรญa emprendido el viaje alrededor del mundo en una expediciรณn cientรญfica francesa para acompaรฑar a su amante. Ese era su รบnico valor, el de mujer enamoradaยป, expone.
Pero la labor de investigaciรณn de una historiadora americana llamada Glynis Ridley demostrรณ que, en efecto, Baret tambiรฉn era botรกnica y que muchos de los descubrimientos del viaje fueron suyos. Hallazgos como el de la planta Buganvilla. ยซHace pocos aรฑos, un botรกnico norteamericano, Eric Tepe, escuchรณ una entrevista con esta historiadora y le impactรณ profundamente. Puso el nombre de Jeanne a una flor que descubriรณ en Sudamรฉrica. De alguna manera, se cerrรณ el cรญrculoยป, seรฑala la autora.
Algunas de las exploradoras seleccionadas son relativamente conocidas. Tal es el caso de Junko Tabei, la primera mujer que subiรณ al monte Everest; Valentina Tereshkova, la primera cosmonauta, o la oceanรณgrafa Sylvia Earle, premiada en 2018 con el premio Princesa de Asturias de la Concordia.
Sin embargo, pocos saben realmente cรณmo llegaron a realizar sus viajes estas mujeres. ยซNormalmente, nos quedamos en la fecha y el logro, no se habla de las dificultades emocionales o sociales que vivieron para conseguirlo. Pero nadie sabe que Sylvia Earle viviรณ dos semanas bajo el agua en un experimento de la NASA o que Junko Tabei tuvo que coser sus propios sacos de dormir en el Everest porque nadie la patrocinabaยป, revela la autora.
Cada uno de los relatos sorprende al lector por los arrestos que tuvieron todas estas mujeres. Valientes como Gudrid, la vikinga que llegรณ a Amรฉrica 500 aรฑos antes que Colรณn. Atrevidas como la alemana Clรคrenore Stinnes, que fue la primera persona en dar la vuelta al mundo en coche, y que dinamitaba montaรฑas para poder avanzar porque todavรญa no habรญa carreteras. O atrevidas como la estadounidense Lynne Cox, que con sus travesรญas a nado intentรณ desbloquear la Guerra Frรญa.
La moraleja propuesta por la autora es clara: ยซEstas no son proezas sin mรกs; son relatos de su vida, de sus sentimientos. Queremos que los niรฑos empaticen con ellas y entiendan que fueron valientes porque superaron el miedo. De esta manera, les estamos educando a que acepten que pueden sentirse inseguros, pero impedimos que por ese miedo dejen de perseguir sus sueรฑosยป.