«Mírame bien, porque es posible que dentro de poco ya no exista»

ÁGUILA PERDICERA (Hieraetus fasciatus). ALIMENTO PRESA MUERTA. CONEJO Y PALOMA. REPORTAJE EN POSADERO. SIERRA DE SAX, SAX, ALICANTE.

La rapaz que abre este texto es un águila perdicera retratada en Alicante, en uno de sus territorios de cría. «Es un ave ignorada, en peligro de extinción por ser muy sensible a los cambios en su hábitat», la define su autor, el fotógrafo de la naturaleza José Benito Ruiz (Alicante, 1966), uno de los nombres más respetados de su gremio. Él, junto con Iñaki Relanzón, Pere Soler y Ana Retamero, han elegido y comentado una foto suya que tiene como protagonista a un animal de una especie amenazada, desde la premisa de que visibilizar es el primer paso hacia la sensibilización y la toma de conciencia.

«Cuando fotografío a un ser vivo en la naturaleza, lo primero es dignificarlo, que salga reflejado con toda la dignidad con la que yo lo veo», sentencia Ruiz. «Son animales que luchan a diario contra las inclemencias del tiempo… Aves de 40 gramos que sobreviven los inviernos picoteando en la nieve en busca de comida… Es asombroso», enfatiza.

POSADERO. SAX. ALICANTE.
POSADERO. SAX. ALICANTE.

Implicado en proyectos científicos, divulgativos y conservacionistas, avergonzado por la destrucción de la costa –ha dirigido el blog SOS Paisajes del mar– , apuesta por la militancia ambiental de su profesión. «Si no tenemos una postura crítica y reivindicativa, ¿para qué servimos?», pregunta con una sonrisa. Y defiende un férreo código ético que él mismo se encargó de endurecer en los años en los que fue presidente de AEFONA (Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza). Ni acercarse a los nidos, ni molestar a los retratados. Aunque eso signifique semanas de trabajo en las cuales el fotógrafo protagoniza, casi mimetizado con el paisaje, una paciente y lenta aproximación… Y aunque algunas veces, después de tanto esfuerzo invertido, la foto no salga.

I was into my hide at 10 degrees below zero waiting for Lammergeier or Bearded vulture (Gypaetus barbatos) in Ordesa National Park, Aragon, Spain. This beatiful adult was in front of me during the sunset.
I was into my hide at 10 degrees below zero waiting for Lammergeier or Bearded vulture (Gypaetus barbatos) in Ordesa National Park, Aragon, Spain. This beatiful adult was in front of me during the sunset.

Al multipremiado e internacional Iñaki Relanzón (Barcelona, 1972) le salió bien la foto de este precioso adulto de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), una de las aves más amenazadas de Europa. Aunque el éxito le costó «una dura aproximación invernal con raquetas de nieve y esperas de más de 10 horas desde un escondite situado en el corazón del Pirineo aragonés», según recuerda. Es la imagen de portada de su último libro, Ordesa, las montañas de Celia, y la ha elegido porque el quebrantahuesos, que tiene en el Pirineo central su principal reducto, es uno de los símbolos de la conservación de especies amenazadas, junto con el lince ibérico (el felino más amenazado del planeta) o el águila imperial. Pero sin olvidar, tampoco, «otras especies menos espectaculares y emblemáticas que también están gravemente amenazadas o reduciendo sus números de manera alarmante, como las abejas y los polinizadores, por ejemplo».

En su caso, la inquietud medioambiental y la fotográfica le vinieron a la vez, aunque confiesa que no entendería la segunda sin su vinculación a la naturaleza. «Mis referentes, por supuesto, son los de cualquier niño de mi generación: Félix Rodríguez de la Fuente y Jacques Costeau. Siempre me he sentido infinitamente más cómodo en el medio natural que en el urbano. La contemplación del paisaje y la fauna está en mi mente desde donde soy capaz de recordar», hace memoria.

Confiesa que la perfección técnica y la belleza estética, “virtudes que todo fotógrafo busca”, no le interesan y «cada día me aburren más». ¿Qué motiva a Relanzón? «Contar historias y transmitir mensajes. De hecho, el propósito final de mis fotografías es el de despertar la conciencia y la reacción del público, en la línea del fotoperiodismo clásico». Hay una frase que se le atribuye, y con razón, porque es suya: «La foto bonita no es suficiente». Se ha convertido casi en un lema, según admite. «Hoy por hoy, tras más de veinticinco años fotografiando la naturaleza, estoy plenamente implicado en una corriente denominada fotografía y conservación», concluye.

lobo Ana

Esta foto fue tomada en 2011 en Antequera, en un paraje donde los lobos están en semilibertad. Su autora, Ana Retamero (Alhama de Granada, 1965), profesora de biología en un instituto, la presentó a un concurso de Ecologistas en Acción para reivindicar la importancia de la especie frente a los intentos de reducir su protección y las amenazas que pesan sobre ella. Obtuvo el primer premio. «Creo que si eres amante de la naturaleza debes intentar fomentar que sea conocida y valorada, con todos los medios que tengas a tu alcance. En mi caso, intento conseguirlo desde el aula y con la gran ayuda de la fotografía», reflexiona. «El uso de las imágenes para fomentar la conservación de los ecosistemas y el mantenimiento de la biodiversidad es un compromiso que no deberíamos olvidar», insiste.

Resume su evolución en tres pasos: primero fue su interés por el medio natural. Más tarde llegó su interés por plasmar lo pequeño, lo casi inadvertido para el ojo, en una fotografía. Finalmente, conseguir un punto de vista más artístico de la naturaleza, que actualmente es su reto. Considera que la técnica es muy importante, pero no suficiente para captar la esencia de lo que se quiere transmitir. «Hace falta un gran interés por observar lo que ocurre en la naturaleza, comprenderlo, conocer las interacciones y las repercusiones que tienen las actividades humanas sobre los ecosistemas para interiorizar lo que quieres transmitir. Una vez que lo tienes claro, las especies, la luz y el entorno crearán el marco artístico adecuado», afirma.

Propithecus diadema PERE

Pere Soler (Castellfollit de la Roca, Girona, en 1961), Wildlife Photographer Of The Year 2015 en la categoría From the Sky, ha retratado a este Sifaka diadema, una especie de lemur endémico de Madagascar que vuelve a estar en la lista de animales en grave peligro de extinción desde 2014, después de haberse recuperado su población desde 2008. La imagen tiene algunos años, pero nunca la había publicado. La ha escogido «por la expresión de su cara y porque en ella se puede apreciar su belleza», reflexiona.

El abordaje de Soler difiere del de sus compañeros. Él no se considera combativo en terreno ambiental, «eso quizás quede para los fotógrafos de fauna». Comenzó con la fotografía macro, después pasó a los grandes paisajes, «para cada vez mas centrarme en los detalles y abstracciones dentro de esos paisajes, intentando aportar un punto de vista diferente y, sobre todo, personal, buscando siempre que puedo originalidad y creatividad pero, por encima de todo, hacer que destaque la belleza de lo que fotografío», describe. Su obra transmite belleza, y paz en muchos casos. «Creo que desde esa lucha silenciosa también se consigue despertar el amor por la naturaleza, y su defensa», opina. «Mi trabajo no se centra en una férrea denuncia ecológica pero gracias a él puedo concienciar a la gente de la belleza del mundo que nos rodea; muchas veces, por desconocimiento o por no ver ese lado bello de las cosas, no se nos pasa por la cabeza su defensa», argumenta.


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2 Comments ¿Qué opinas?

  1. Estupendo que haya artículos como éste y que se difundan… El planeta necesita ayuda, y urgente. Los que no tienen voz necesitan que hablemos por ellos, con nuestras palabras y fotografías, moviendo el corazón de la gente, insistiendo y con voluntad firme. Un mundo sin animales no sería posible, ellos son parte y parte importante.

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