Mientras el españolito de a pie tenía Españoles por el mundo, el programador de videojuegos tenía Indie Game: The movie. Este paralelismo sirve para explicar por qué muchos desarrolladores vieron en este documental una versión edulcorada e idealizada de la industria, al igual que muchos parados escucharon en el programa de TVE historias del tipo «Vine a Alemania por amor sin saber nada de alemán y a los cinco meses tenía un contrato indefinido en el trabajo de mis sueños». La realidad suele ser mucho más compleja de lo que un reportaje bienintencionado puede mostrar y muchos fueron los que lo comprobaron en primera persona.
Es lo que le pasó a Sigrid Chánobas, una diseñadora gráfica cuyo sueño había sido siempre el mundo del videojuego. Sus allegados la convencieron de que era solo eso, un sueño, pero el reportaje (que narra la historia de éxito mundial de cuatro desarrolladores independientes) le hizo cambiar de opinión. Así que Chánobas se asoció con Enol Martínez, un compañero que estaba en su misma situación, y juntos decidieron montar el estudio Asthree Works en una decisión que ella no duda en calificar de «kamikace».
Pronto se dieron cuenta de que la realidad era mucho más dura de lo que mostraba el documental. Hay frustraciones, problemas, imprevistos que dan al traste con meses de trabajo… Hay sobre todo un presupuesto limitado y una competición feroz. Después de dos años en la industria, Asthree Works decidió compartir los sinsabores de su trabajo, pero ellos no apostaron por hacerlo en un documental. Lo hicieron en un juego.
GOTY carboard game es un juego de cartas en el que los participantes se meten en la piel de un desarrollador de videojuegos. La primera pregunta que asalta al potencial jugador es obvia: ¿Por qué si estamos hablando del mundo de los videojuegos se ha elegido un formato tan físico como el de las cartas en detrimento del octavo arte? «¡Porque necesitas palparlo!», responde convencida Chánobas. «La vida del desarrollador indie es muy solitaria pero no tiene por qué ser así», explica; «al plantearlo como juego de cartas, el carácter social se convirtió en nuestro punto de referencia».
GOTY es el acrónimo que recibe el premio más importante de la industria, el Game of the Year. En el juego de cartas homónimo la misión del jugador es desarrollar antes que la competencia un videojuego que se alce con ese galardón, emcandilar a la crítica ciñéndose a un tiempo y un presupuesto limitados. Las cartas determinan qué género será el que desarrollaremos. RPG, deportes, arcade… Las cartas decidirán también a qué contratiempos haremos frente. La mayoría han salido de la propia experiencia de Chánobas y Martinez, pasados eso sí, por el tamiz del humor. El azar, tanto en el juego como en la vida real, es determinante. Siempre lo es.
En solo dos años de vida, Asthree Works puede decir que le ha pasado de todo. Ha habido momentos malos (Chánobas rememora cómo la pérdida de un código dio al traste con un año de trabajo). Y momentos buenos, muy buenos. Los más gamers quizá recuerden Paradise Lost: First Contact, el videojuego español que más haya recaudado jamás en una acción de crowdfunding.
El primer juego de Asthree Works narra la historia de una planta alienígena que lucha por huir de un laboratorio y llamó la atención gracias a sus gráficos retro y su sentido del humor. Estos valores se han mantenido intactos en GOTY, cardboard game, que también ha decidido apostar por el crowdfunding como forma de financiación. Se podría considerar a este segundo como la intrahistoria del primero, la realidad que se esconde tras un escenario pixelado. Nació sin grandes pretensiones, como forma de liberar estrés del trabajo diario, pero después de unas partidas con amigos decidieron que quizá podría interesar al gran público. Bueno, a un gran público muy determinado.
«Creo que destapamos algunas malas prácticas que se llevan a cabo en la actualidad e intentamos ser positivos para los futuros desarrolladores», resume Chánobas. No se trata por tanto de hacer una denuncia del sector, pero tampoco de dar una imagen distorsionada y feliz. GOTY carboard game narra así, con sentido del humor y un toque irónico, los sinsabores del mundo del videojuego. Un mundo que puede interesar tanto a programadores como a jugadores. Y si no fuera así, solo por el arte que encierran sus cartas, a todo aquel que aprecie un buen diseño.