Si conociรฉramos exactamente el momento de nuestra muerte, el cumpleaรฑos se celebrarรญa ia la inversa, por ejemplo: โยกFelicidades, te quedan 13 aรฑos para morir!โ. La verdad es que asรญ uno se podrรญa organizar mejor y no emprender proyectos que no le diese tiempo a concluir, y en general vivirรญamos con mรกs responsabilidad y acierto. Al nacer se nos entregarรญa tambiรฉn nuestra partida de defunciรณn, con la fecha exacta, pero a la espera de la rรบbrica del forense.
En ese contexto cobrarรญa especial relevancia nuestro รบltimo cumpleaรฑos, al que acudirรญan todos nuestros seres queridos, sin excusas, pues la ocasiรณn lo merecerรญa. Luego, tras recoger los restos de la fiesta, ya instalados en la soledad del dรญa siguiente, podrรญamos entregarnos a la morosa tarea de planificar los meses (o dรญas) que nos quedaran: redactar nuestra propia nota necrolรณgica, ultimar el testamento, hacer algunas llamadas pendientesโฆ o visitar ese burdel, sauna o mazmorra donde nunca nos atrevimos a entrar.
De todos mis cumpleaรฑos, hay uno que tengo guardado en la memoria y el corazรณn. Yo estaba solo, en una Edimburgo cercada por un temporal de nieve que provocรณ el corte de los ferrocarriles, la suspensiรณn de las escuelas y que los autobuses no pudieran circular. Se me ocurriรณ invitar a una actriz rusa que vivรญa cerca a comer una paella y a discutir un posible papel en mi prรณxima pelรญcula. Lo tรญpico, pensarรกn ustedes, pero no crean que es fรกcil cocinar una paella en Escocia, si uno no ha sido previsor y ha llevado ciertos ingredientes mediterrรกneos. Amina Nurmukhametova, que asรญ se llamaba, lucรญa una larga cabellera rubia y tenia 21 aรฑos. Yo cumplรญa exactamente el doble, y le ofrecรญ una copa de vino que declinรณ, en aras de una fe musulmana de la que, para mi sorpresa, resultรณ ser devota practicante.
Si yo hubiera conocido la fecha de mi muerte, quizรก habrรญa tomado sus manos entre las mรญas y le habrรญa susurrado โMe quedan tres aรฑosโฆ ยฟfollamos un ratito?โ. Pero fui un cobarde, y la verdad es que la visiรณn de sus cuรฑados chechenos persiguiรฉndome por las Highlands con una cimitarra me quitรณ las ganas de deslizar mis manos por aquella anatomรญa exรณtica y prometedora.
Por otra parte, conocer la fecha de nuestro รณbito nos librarรญa de ciertas tiranรญas, hรกbitos saludables, alimentaciรณn, etc. Se habla de que en algunas aldeas japonesas o siberianas famosas por su longevidad se alimentan a base de yogur, o que en las estepas de Mongolia solo comen mantequilla de yak, pero no falta quien tiene un abuelo extremeรฑo de 96 aรฑos que desayuna coรฑac, fuma como un carretero, no hace ejercicio y come como un gorrino. Nacer y morir tienen algo de cรญrculo vicioso y por eso los obituarios y las onomรกsticas suelen compartir pรกgina en los diarios, haciendo un involuntario ejercicio de simetrรญa editorial.
Recuerdo que el perfume estepario de Amina quedรณ flotando en la casa y me asomรฉ a la ventana para ver cรณmo se alejaba trabajosamente a travรฉs de la nieve del parque. A veces me despierto con la imagen del rastro de sus pisadasโฆ y una erecciรณn.
ยฟSerรก esto la muerte?