Pasan demasiadas cosas a nuestro alrededor, pero parece que nadie escribe las historias de la pospandemia. En esta entrada sugiero seis temas.
La pospandemia ha transformado las relaciones entre las personas de maneras que apenas vislumbramos. Para los creadores de ficción es un desafío. ¿Debería ir con los tiempos, mirar a otras épocas o crear su propio tiempo?
Por otras épocas nos referimos a aquellas lo bastante alejadas de nuestros días. El pasado reciente, aunque se antoja lejano, resulta desfasado como material para la ficción. ¿Es posible en nuestros días imaginar la historia de un joven que abandona su pequeña localidad para triunfar en la gran ciudad? ¿O la historia de una mujer que lo tiene todo menos el amor?
Si los creadores quieren hablar de nuestro tiempo y los años venideros, ¿qué temas deberían escribir y cómo abordar las relaciones entre las personas? Hablaremos sobre ello refiriéndonos a estudios de prospectiva realizados por creadores de ciencia ficción, universidades, tecnólogos, sociólogos y psicólogos. Pero antes de mirar afuera, conviene que cada persona se mire dentro.
ERES TU MEJOR BRÚJULA
Si quieres saber qué se cuece en tu entorno, considérate tu propia brújula. La percepción no es suficiente. Conviene preguntarse:
- ¿Cómo me sentía antes de los confinamientos y restricciones a causa de la COVID-19?
- ¿Cómo me siento ahora?
Algunas preguntas concretas pueden ayudar a dar forma a los pensamientos:
- ¿Qué temo?
- ¿Qué me preocupa?
- ¿Qué esperaba del futuro antes de la pandemia?
- ¿Qué espero ahora?
En las respuestas están los temas del momento.
LOS SUEÑOS PROPIOS Y AJENOS
Cuando tu trabajo es la escritura, muchas personas están dispuestas a hablarte de sí mismas con libertad. Pregunta a amigos y familiares por sus sueños. Simplemente, di: «Escribo algo sobre los sueños. ¿Cuál es el último sueño que recuerdas?».
No es raro que te respondan que tienen sueños que antes no tenían. Descubrirás que algunos sueños coinciden. Ahí tienes los temores de una sociedad. Es el inconsciente colectivo. Una fuente de historias que reconocerá una gran parte de la audiencia. Recuerda la frase de Eugene Ionesco:
«Las ideologías nos separan. Los sueños y la angustia nos unen».
Y la angustia es quizá lo que sobra en estos momentos. Apenas miramos hacia adelante porque «la realidad» parece cogida con pinzas.
LAS PREDICCIONES DE AUTORES DE CIENCIA FICCIÓN
Quizá no miramos adelante porque estamos cansados del futuro. Así lo considera el profeta de la ciencia ficción William Gibson (Neuromante, Johnny Mnemonic).
Apenas habían pasado nueve meses desde que la OMS declarara la pandemia mundial cuando Gibson declaró en BBC Radio:
«A lo largo del siglo XX invocamos constantemente el siglo XXI. ¿Con qué frecuencia oímos a alguien invocar el siglo XXII? Incluso decirlo resulta extraño».
El cansancio por el futuro no parece extraño. Nuestro día a día recuerda demasiado a las distopías que el cine planteó en los 80 y los 90: estamos inundados de mentiras, quienes enarbolan discursos violentos son aupados por millones de personas, soportamos la precariedad y seguimos con los efectos de una pandemia global.
Hoy nos parece adorablemente ingenua la novela Las cosas que vendrán (1933), de H. G. Wells, que imagina nuestro tiempo como una utopía con una capital instalada en Basora, Irak.

Emily Temple, escritora (en la editorial Harper Collins) y directora del magazine literario Lit Hub considera:
«La ficción pospandémica podría caracterizarse por la desconfianza hacia el capitalismo y la autoridad, por la aceptación de la corrupción y de la inestabilidad».
Sin embargo, Temple cree que los géneros que más interesarán a los lectores y a los propios autores tratarán sobre «escapismo y fantasía, por un lado, y la catarsis, por otro. La catarsis puede venir en el modo de parodia o de crítica surrealista».
Un surrealismo que se antoja difícil cuando escuchamos ciertas declaraciones políticas y de negacionistas de la ciencia.
El género de la política ficción es más ficción que nunca: en las viejas series y las películas, los políticos temen que una frase fuera de lugar, cuando no una estupidez, acabe con su reputación. En aquellas series y películas, los políticos que hacían declaraciones estúpidas o fuera de lugar eran secundarios creados para provocar unas risas.
Por otro lado, hay personas que están confundiendo el desafío a la autoridad con el desafío al sentido común y la ciencia. A los negacionistas de la esfericidad de la Tierra hay que sumar los negacionistas de la existencia del sol, de la ley de la gravedad o de que exista el espacio. Es cierto que los defensores de tales despropósitos son pocos, pero hacen demasiado ruido y se les da demasiada publicidad. ¿Es posible crear una parodia con una realidad absurda?
LA SALUD MENTAL
Se conoce de manera informal como pandemia silenciosa al deterioro de la salud mental como consecuencia indirecta de la COVID-19. El término «silenciosa» es inexacto: parece haber acabado el tabú de hablar en público de problemas de salud mental. Las personas hablan sin rodeos a la familia y los amigos sobre estar sufriendo ansiedad, estrés o depresión.
Hay datos que prueban que los problemas de salud mental forman parte de la vida de millones de personas. En España ha crecido el consumo de antidepresivos y el suicidio se ha convertido en la principal causa de muerte no natural entre los más jóvenes. El panorama es similar en otros países industrializados.
Una parte importante de problemas de salud mental son consecuencia del confinamiento con personas tóxicas o violentas. La violencia doméstica aumentó un 20% durante el confinamiento mundial, como indica The Guardian. Según el informe de ONU Mujeres de 2021, las mujeres sufrieron durante el confinamiento «abuso verbal, acoso sexual y una violencia que, a su vez, ha dañado su salud mental y bienestar emocional».
Una parte de las mujeres sigue viviendo con sus abusadores. Otra parte se alejó de ellos, pero las secuelas permanecen. Ahora necesitan reconstruirse en una sociedad con instituciones desbordadas o inoperativas y en la que el egoísmo es creciente. Estas mujeres que quieren salir adelante deberían ser protagonistas de historias de la pospandemia.
En general, los creadores de ficción deberían preguntarse cómo la ficción debería tratar los problemas de salud mental en las historias. Por ejemplo, en nuestros días, los personajes de ficción que se sienten raros o diferentes por asistir a terapia o tomar antidepresivos parecen fuera de lugar. Hoy lo raro es no ir al psicólogo.
RELACIONES DE PAREJA
El confinamiento ha provocado la ruptura de numerosas parejas, aunque es fácil suponer que en muchos casos la relación hacía aguas antes de la COVI-19. Muchas de estas personas buscan apoyo en la familia y las amistades o se sumerge en el trabajo. Otras buscan una nueva pareja o aventuras a través de aplicaciones de citas cuyo número de usuarios aumentó con el confinamiento.
Jim Lanzone, director ejecutivo de Tinder en 2021, aseguró que la pandemia llevó a los hombres y a las mujeres a tomarse con calma concertar una cita a través de la aplicación.
Hoy, la mayoría de las restricciones quedaron atrás en los países industrializados, pero permanece la idea de conocer con calma virtualmente a una posible pareja antes que lanzarse a una cita. De manera que las nuevas relaciones virtuales funcionan al ritmo de las primeras relaciones en los comienzos de internet.
Hay una diferencia: la desconfianza del pasado hacia conocer a personas en internet ha sido sustituida por cierto relajamiento ante un exceso de propuestas. También hay personas que apuestan directamente por relaciones «solo virtuales» o «socialmente distanciadas». ¿Debería esto llevar a los creadores de ficción romántica a replantearse sus historias de la pospandemia?
En cualquier caso, el incremento del tiempo en línea para establecer relaciones románticas o sexuales está provocando el desarrollo acelerado de tecnologías para hacernos sentir, como asegura Bernarr Marr, experto en prospectiva y columnista de Forbes.

Quién sabe si en un futuro cercano los orgasmos serán a través de interfaces como propuso Demolition Man (1993) o la reciente serie Upload (2020).
Curiosamente, la acción principal de Demolition Man transcurre en un 2035 en el que los gobiernos desaconsejan mantener relaciones sexuales reales para evitar propagar enfermedades.
LA VIOLENCIA
Comento en las redes sociales y a amigos y familiares que tras la pandemia percibo una creciente violencia al volante. Todos estamos de acuerdo.
Por desgracia, la violencia al volante no es solo una percepción. Tan solo es una de las formas de violencia que soportamos a diario. La Universidad de California ha constado el incremento de la violencia tras la pandemia. Aunque apunta a desigualdades sociales y al racismo, el estudio ayuda a reflexionar sobre cómo permitimos la violencia contra colectivos vulnerables. En la España de la pospandemia aumentó la violencia contra las mujeres, los menores y el colectivo LGTBIQ.
La historiadora Jill Lepore escribe sobre la violencia de nuestros días:
«Hay una sensación general de que las normas sociales están bajo un nivel de estrés de tiempos de guerra, pero sin la solidaridad de los tiempos de guerra. Imagina en la Segunda Guerra Mundial que, en lugar de hacer cola en la fila de racionamiento, la gente se golpeara entre sí. Incluso entre los pacíficos, junto con el dolor, el agotamiento y el temor, la soledad y la alienación permanecen como las miserias duraderas de la pandemia».
Lepore apunta que la historia recuerda que las grandes crisis provocan alienación en las personas y eso les lleva a abrazar a líderes autoritarios.
LA MUERTE DE LAS GRANDES CIUDADES
La pandemia provocó la huida de las grandes ciudades tanto en España como en el mundo. (El teletrabajo contribuyó al éxodo). ¿Se mantendrá está tendencia en la pospandemia?
«La COVID-19 significará el fin de las ciudades», apunta el Instituto Kinder para la investigación urbana (Houston, Texas).
Este organismo no sugiere que las ciudades serán tragadas por la naturaleza, como en las películas de ciencia ficción. Apunta a que las ciudades perderán el atractivo como lugar de oportunidades y centro de ocio.
El futuro parece estar en las eCities: pequeñas comunidades que funcionarán con energía renovable y fomentarán el consumo local. En España hay dos proyectos en marcha que servirán como ejemplo para el resto del mundo.
Nuevos lugares significan nuevas relaciones y oportunidades. Quizá Hollywood no produzca en los próximos años películas de jóvenes que abandonan pequeñas poblaciones para triunfar en una gran ciudad. Quizá en España, aumenten las producciones no localizadas en Madrid y Barcelona.
Por otro lado, el abandono de las ciudades también significa el alejamiento de familia y amistades. Estas historias de la pospandemia pueden ser un pequeño drama para los más jóvenes y una oportunidad de renovación para los adultos.
CONCLUSIONES
Los distintos estudios parecen pintar futuros contradictorios que van desde sociedades empobrecidas y deshumanizadas, como la dibujada por Joker, (2019) a ciudades asépticas e hipervigiladas propias de Minority Report (2002).
Según William Gibson, nunca tuvo la intención de convertirse en profeta. Explica su método: mirar alrededor y preguntarse: «Si esto sigue adelante, ¿hacia dónde nos llevará?» Para él, esto es una manera de hablar tanto del presente como del futuro.