En una realidad que tiende a etiquetar y a polarizarlo todo, podríamos caer en la tentación de clasificar a la población mundial entre los amantes de los libros y quienes no disfrutan de la lectura. Joël Dicker no parece entrar en este juego porque no cree en esta disyuntiva. En su opinión, aquel que no disfruta leyendo es porque, posiblemente, no haya dado aún con el libro adecuado.
El escritor suizo tampoco parece dispuesto a que le encasillen en una categoría concreta. De ahí, probablemente, que su último libro La muy catastrófica visita al zoo (Alfaguara) se aleje tanto de los anteriores, primero por el público al que se dirige («de entre 7 a 120 años»), y, segundo, por el hecho de que su trama no contiene asesinato alguno. Aunque algún que otro misterio por resolver sí que hay…
