Si por algo se caracteriza Japón es por su organización. El pasillo transparente que se crea para dejar salir a los ciudadanos del metro –y que parece una alucinación– o la forma coordinada de caminar en un solo lado de la calle dan fe de ello. Figuras como Marie Kondo o el famoso empujador del metro son ejemplos a los que seguir para la sociedad nipona; les gusta la gente que pone orden donde no lo hay.
Teniendo en cuenta este rasgo cultural, nadie levantará las cejas al leer que, desde el mismo día en el que Tokio fue elegida como sede para los próximos Juegos Olímpicos, el país se empezó a preparar para el mayor evento de la década.
La capital japonesa se siente especialmente observada porque en los últimos 20 años solo se han llevado a cabo Juegos Olímpicos en Asia en dos ocasiones: en Seúl en 1988 y en Pekín en 2008. La controversia que se generó en la capital china ha motivado a los tokiotas para intentar ofrecer una imagen del país impecable sin sobrepasar ni un céntimo el presupuesto estimado al principio.

Las propuestas que el Gobierno está haciendo para llevarlas a cabo durante los Juegos Olímpicos reflejan en realidad los objetivos que tienen a largo plazo para toda la nación.
El reciclaje, por ejemplo, es un reto importante para ellos. Hay una concienciación social que se palpa en el ambiente sobre cómo separar los residuos y evitar tirar ningún tipo de basura al suelo. Para ir un paso más allá en la motivación de reciclar, el comité organizador de los juegos propuso a los ciudadanos entregar sus móviles viejos para hacer con ellos las medallas que se entregarán a los deportistas.
La tecnología, desde hace siglos, es el sector en el que se ha centrado Japón para mantener su posición de potencia mundial. Para dejar sin palabras a los viajeros que visiten Tokio en 2020, algunas empresas nacionales harán circular taxis sin conductor y pondrán robots a disposición de los recién llegados en el aeropuerto. Como si todavía no hubieran demostrado suficiente avance tecnológico, también está previsto instalar dispositivos de reconocimiento facial para aumentar las medidas de seguridad y mejorar la experiencia de los deportistas.
¿Alguien da más?
Pues sí, el grupo financiero Mizuho y el Japan Post Bank han unido sus fuerzas para crear una moneda virtual y así facilitar la vida de todo el mundo evitando colas en los negocios y todo tipo de comisiones.
Además de emprender todas estas medidas, que harán parecer a la capital aún más futurista de lo que ya es, Japón se ha comprometido a mostrarse más abierto hacia el mundo occidental y ha empezado a traducir la información de sus servicios al inglés. Esa apertura ha significado también incluir nuevos deportes en los juegos: béisbol/sóftbol, surf, escalada deportiva, kárate y monopatín.
La última pista de cómo está de involucrado el país con el evento ha sido hace apenas un mes: el comité organizador presentó tres alternativas para las mascotas que representarán a los juegos olímpicos y paraolímpicos. 6,5 millones de niños japoneses (no importa donde residan) van a votar para elegir cuáles de las mascotas les convencen más.

Estas acciones y las que están previstas para el futuro solo demuestran una cosa: corren nuevos tiempos para el deporte en Asia.
Imagen de portada: t-mizo
Una maravillosa síntesis del futuro inmediato de los Juegos Olímpicos de Tokio, a la vez que una constatación de uno de los rasgos fundamentales en la personalidad de esa gran nación: su meticulosidad en la planificación de eventos.