Leer tablas llenas de datos, números con decimales y porcentajes no parece la forma más divertida de contar algo. Sin embargo, los repositorios de datos estadísticos están llenos de significado. Sucede con el INE en España y sucede con Eurostat a nivel europeo.
Para conocer en detalle aspectos tan diversos como el censo electoral o qué porcentaje de familias están casadas en cada región del continente se necesita, además de recursos, tiempo. Es por eso por lo que hay datos que no están actualizados desde hace uno o dos años. También se necesita coordinación, y por eso hay zonas grises sin datos oficiales en función de cada uno de los países miembros.
A pesar de todo ello Eurostat brinda una fantástica colección de datos y mapas que dicen mucho de cómo es Europa, especialmente ahora que la crisis lleva ocho años campando a sus anchas por nuestras plazas y pueblos. No todo lo que hay ahí tiene que ver con la crisis, claro: hay tejido empresarial, políticas concreta, potentes industrias y rutinas productivas. Pero el tamiz de la crisis da a todo ese diverso conglomerado que es Europa una gama de tonalidades que dibuja algunas de esas fronteras invisibles más allá de las fronteras.
Tierra baldía
Hay un curioso apartado en el que se mide el tipo de superficie que cubre cada país, sea artificial, arbórea, de cultivo, de arbusto (en esto España es líder) o tierra baldía. Hay varios países que no aportan datos (en gris), y aunque el rango de colores no es muy amplio (el máximo es un 8% del terrotorio), llama la atención ver la forma en que destaca España (un país superficialmente grande, pero no particularmente desértico -todavía-)
Ingreso bruto por hogar
Desde los 4.400 euros anuales a los 85.900 de media. Así de dispares son los hogares que bordean el Mar Negro y los del corazón de la Europa pudiente, desde el norte industrial de Italia hasta Austria y Alemania (y eso que Suiza no aparece en la medición). Otras zonas de Reino Unido y los países nórdicos despuntan, igual que Madrid, París o Euskadi y Navarra. Sólo un matiz importante: hasta el rango de los 30.000 euros los tramos son de cinco a cinco mil euros… pasado al azul oscuro la franja se dispara, como muestra la leyenda.
Tasa de desempleo
El gran drama tras la crisis: sólo el corazón de Europa y el norte del continente se libran de la plaga. Tras ellos, en verde más o menos claro, el resto del área próspera de la región, tiñendo de amarillo la periferia exsoviética y área mediterránea, con Turquía, Grecia, el sur de Italia, los Balcanes y España como farolillos amarillos del mapa.
Abandono escolar
Extremos norte-sur en este mapa: España, Rumanía y Turquía encabezan la tasa de abandono escolar, mientras que el resto de Europa se mantiene en tasas más equilibradas. Sólo hay una región en el extremo norte del continente, en pleno círculo de la prosperidad, donde se rompe la uniformidad -además de ciertas salpicaduras en Reino Unido-
Jóvenes viviendo con sus padres
Si hay poco ingreso familiar, desempleo y una alta tasa de abandono escolar las perspectivas se vuelven oscuras. En el mapa de jóvenes chicos de 20 a 29 años que viven con sus padres se muestran dos grandes bloques: el Mediterráneo (España, Portugal Italia, Grecia) y el exsoviético. ¿Efecto de la crisis o también una cuestión cultural?
Riesgo de exclusión social
La suma de todos los anteriores mapas dibuja otro mucho más crudo: el del riesgo de pobreza y exclusión social. Una medición como esta debería despuntar en países empobrecidos o en países de extremos, donde el riesgo venga de las profundas diferencias económicas de una misma sociedad. En cualquier caso, y salvo dos excepciones. España vuelve a aparecer en la zona preocupante del mapa.
Peticiones de asilo
Con datos anteriores al estallido de la crisis migratoria de este verano, el mapa del asilo político muestra dos grandes faros: Alemania y Suecia, dinero y política migratoria. La variable económica parece importante si se observa que hay países de entrada y económicamente más potentes (como Francia e Italia) que tienen tasas mayores que otros territorios potencialmente receptores y más empobrecidos (como España o Grecia)