El pulpo Paul falleció el mismo día que Nestor Kirchner, pero el molusco acaparó todas las portadas de los tabloides británicos, mientras el estadista argentino apenas conquistó unas líneas en las páginas de sucesos. Y Juan Pablo II nos dijo adiós (es una forma de hablar) a la par que el ojeroso Jiménez del Oso.
Amy Winehouse (mira que apellidarse “bodega” y morir de un coma etílico) apareció lánguida en su apartamento de Londres. Todos la queríamos por su voz rota y ese acento tan cockney… La paradoja es que su disco póstumo “Lioness: Hidden Treasures“ está siendo superventas con temas descartados por sus productores mientras ella vivía. Precisamente ese rechazo fue el comienzo de sus crisis de creciente intensidad hasta el fatal desenlace. Sus productores se frotan las manos mientras planean el siguiente golpe.
Frank Sinatra, Lola Flores, Michael Jackson o el eterno Elvis Presley siguen vendiendo discos desde el Más Allá con redoblada furia. Sin embargo no ocurre lo mismo con El Fary.
¿Se acuerdan de Gloria Fuertes? Tuve el honor de grabar en su casa de la calle Alberto Alcocer unos cuentos para niños. “Antoñito, anda , tráeme unas magdalenas, guapo!!”. Recuerdo su colección de corbatas multicolores, y un libro muy recomendable, titulado “Obras incompletas”. Entonces no me gustaba nada su estilo, pero hace poco lo he releído y, dado que el libro sigue siendo el mismo, he de reconocer que mis gustos han cambiado. La muerte le ha sentado bien.
Y no puedo dejar de citar al único ejemplo de alguien que lleva 50 años bajo tierra y sigue encendiendo la entrepierna de un planeta entero: Marilyn Monroe, de quien no añadiré nada, porque tanto se ha escrito que ya casi da pereza. James Dean, actor mediocre cuya única virtud fue fallecer a tiempo de un modo totalmente hollywoodiense, ve cómo su estrella se apaga poco a poco… Natalia Wood fue asesinada en un lago por Robert Wagner hace ahora 30 años. Un libro acaba de revelar que Cristopher Walken también estaba en el fatídico barco…
Mucho se habla de Cleopatra, pero ni Lumière ni Griffith ni Méliès pudieron inmortalizar sus curvas y aristas. Así que solo recordamos a Liz Taylor. Y llegando a Liz Taylor cabe señalar que la muerte le hubiera sentado mucho mejor hace un par de décadas. En cambio, Carmen Sevilla luce espléndida a pesar de estar viva.
Hay dos tipos de pulsiones que se disculpan incluso en las parejas más celosas. La primera es el culto a una estrella de cine o de la musica. Su propia condición de estrella y por tanto de algo inalcanzable, hacen que no suponga una amenaza como por ejemplo, la vecina del tercero o el camarero del bar de la esquina. La otra es la gente muerta. Nadie nos puede acusar de infieles por amar a Greta Garbo. En todo caso de necrofilia, que por si no lo saben, no es ilegal. Usted puede copular con un atractivo fiambre y no ser castigado por ello. Eso sí, ha de hacerlo con decoro, para no incurrir en el delito llamado “Profanación de cadáver”, tipificado en el artículo 173.1 del Código Penal.
La muerte sentó bien a Lady Di, aunque solo sea por librarnos de su obscena hipocresía (fotos con desnutridos niños africanos por la tarde, y por la noche en el yate de Dodi Al Fayed, etc.).
Para terminar, permítaseme un vaticinio macabro. Ni Manuel Fraga ni Kirk Douglas van a llegar vivos al 2013, y como cadáver complementario para esta porra mortuoria apuntamos a Cayetana (La duquesa de Alba… ) ¿Alguna sugerencia más?
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Antonio Dyaz es director de cine
Foto: Wikimedia Commons