La lotería mantera que sortea cazadoras de los mejores ilustradores

3 de diciembre de 2019
3 de diciembre de 2019
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Una veintena de ilustradores han decidido crear una colección cápsula de cazadoras vaqueras. Cualquier gran marca pelearía por conseguir una colaboración con gente como Ricardo Cavolo, Flavita Banana, Olga Capdevila o David de las Heras, pero estos han preferido hacerlo para el Top Manta. Las mayúsculas aquí no son casuales, hablamos de una marca, fundada en Barcelona hace dos años, que vende ropa original (y bien molona) para ayudar a salir de la marginalidad y la exclusión a cientos de vendedores ambulantes. Ropa legal hecha por gente ilegal, reza su eslogan. 

Las cazadoras solo se pueden conseguir comprando un boleto de la Lotería mantera y rezando al dios de la fortuna. Puede que esta lotería no te haga millonario, pero al menos te hará sentir más solidario. El dinero obtenido será destinado al Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes, una ONG que lucha por regularizar la situación de cientos de personas que se ganan la vida como manteros.

Ricardo Cavolo es ilustrador y diseñador. Ha trabajado para marcas de ropa como Alexander McQueen, Bally o Zara. Se lo rifan los mejores diseñadores, pero para su próxima colaboración textil pensó en Top Manta. «Yo siempre que puedo trato de aportar algo en proyectos de este tipo», explica el ilustrador en un correo electrónico, «quiero visualizar desigualdad sociales o apoyar a colectivos expuestos a riesgos».

De manera similar se expresa Olga Capdevila, ilustradora con un buen puñado de libros en su haber, que destaca que «este proyecto demuestra que el trabajo del ilustrador puede servir para transformar la sociedad, que es algo que a veces se olvida». 

Capdevila conocía y empatizaba con el proyecto desde hacía tiempo. Cree que el sistema estigmatiza a este colectivo y que los ciudadanos somos cómplices mirando hacia otro lado, por eso ha estado encantada de prestar su voz, sus manos, a la causa. 

La idea era buena pero su ejecución complicada. «Ha sido un reto profundo», confirma Capdevila. «Este es un tema complicado y da miedo enfocarlo desde un sitio que se puede malinterpretar». Al final, Cavolo ha intervenido su cazadora con pintura acrílica, estampando la figura de un fantasma. «Es básicamente como la sociedad percibe a los inmigrantes».

Capdevila ha optado por intervenir dibujando una figura que sale de una caja corriendo y con los brazos en alto. «Es una gestualidad muy potente que utilizamos cuando bailamos, cuando damos la bienvenida, cuando queremos abrazar a alguien», explica la artista. «Incluso los niños, cuando simulan volar, hacen este gesto. En definitiva, creo que es empoderador y bonito».

Otro detalle a destacar de su chaqueta es que tiene una parte interactiva. Tiene un mensaje escrito (que reza Fake System, True Clothes) que solo puede ser escrito si quien la lleva imita a la figura ilustrada  y alza sus brazos. Quizá para abrazar, bailar o dar la bienvenida a alguien.

La lista de posibles premios de la lotería mantera se completa con nombres como Flavita Banana, David de las Heras, Amaia Arrazola o Javier de Riba, componiendo un mosaico textil rico en colores y estilos, pero con un mensaje unívoco.

ROPA LEGAL HECHA POR GENTE ILEGAL

Top Manta es fruto del esfuerzo del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes. Esto, no hay que dejarse engañar una vez más por el lenguaje, no es propiamente un sindicato, sino una ONG. Su finalidad, según su estatuto fundacional, es «tener voz propia, defender nuestros derechos y negociar con las Administraciones. Mucha gente cree saber qué es top manta o quiénes son los manteros, pero poca gente se ha acercado a hablar con nosotros y nos ha preguntado cuál es nuestra historia» .

Decidimos preguntarle por la suya a Aziz Fate, uno de los responsables del Sindicato. «Tengo 36 años, soy de Senegal, llegué aquí en 2007», arranca en un resumen monocorde que va ganando en detalle y profundidad a cada frase. Fate huyó de la miseria de Senegal hacia una vida mejor en Mauritania; allí se recicló y pasó de costurero a pescador.

«En Mauritania descubrí el mar», recuerda Fate. Con su cayuco navegaba y pescaba. A veces veía a lo lejos Tenerife, y empezaba a soñar con un futuro mejor. «Todos los jóvenes soñamos con irnos a Europa», explica, «y creí que el momento había llegado cuando me llegaron rumores de que se buscaba a gente en el campo». Así que decidió intentarlo. Decidió intentarlo hasta tres veces. Cuando a la tercera fue la vencida, Fate puso rumbo a Barcelona y allí preguntó «¿cómo hago para trabajar?».

La respuesta fue un silencio (y una inactividad) de ocho meses. «No podía más. Al final un compañero, que hoy trabaja conmigo en Top Manta, me compró algo de mercancía para venderla en la calle. Mi primer día de trabajo me la confiscaron».

Fate habla de lo duro e invisible del trabajo como mantero, de la criminalización de la figura desde la política, denuncia cómo se simplifica un problema que debería ser atacado de raíz. «Hablan de que no pagamos impuestos, de que competimos con los comerciantes y ocupamos el espacio, pero es que no tenemos alternativa», se lamenta.

Ante ese callejón fundó, junto a otros compañeros, el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes. La idea era ayudar a otros compañeros a salir de la ilegalidad mediante iniciativas como la lotería mantera. Denunciar su situación, cambiar el tono del discurso para buscar soluciones consensuadas entre todos los sectores afectados. También el de los manteros.

«Esto es una lucha», explica Fate con vehemencia. «Todos los que queremos formar parte de esta sociedad, los que queremos mejorarla, tenemos que oponernos y cambiar estas leyes juntos. Al final lo que perjudica a los inmigrantes puede acabar perjudicando a las personas autóctonas». Pasa entonces del discurso local al global para analizar la crisis migratoria con perspectiva. «África está sufriendo, y la que sufre las consecuencias también es Europa. Si se quiere frenar esto se tiene que poner solución. Y la lucha es tan global que en cualquier rincón podrías aportar tu granito de arena».

Él ha decidido ponerlo en Barcelona, donde vive. Y hacerlo de la forma más creativa y bonita que ha sabido. La lotería mantera es solo la última de sus iniciativas. Una actividad conjunta en la que ilustradores de renombre y antiguos manteros han unido esfuerzos para luchar por una causa común.

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