Mindhunter 1×02: Kemper toma el control

22 de diciembre de 2017
22 de diciembre de 2017
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El asesino Edmund Kemper (Mindhunter, Netflix) parece un niño grande y torpe que asesina colegialas igual que hay niños que rompen cosas: por rabia y frustración. Su educación, físico y tono de voz encubren a un maestro de la manipulación. Apenas usa un puñado de gestos para controlar una situación.

La escena en la que Bill, el veterano agente del FBI, conoce a Kemper (Mindhunter 1×02) es un ejemplo de cómo el asesino manipula. David Fincher dirige el episodio con atención a los detalles.

Con este plano, la cámara nos pone en lugar de un testigo presencial. Si vemos a un hombre esposado, ¿en qué nos fijamos? En las esposas. No tenemos la imagen, tan explotada, del asesino desafiante. Kemper es un tipo corriente que se sube las gafas.

La cámara retrocede y muestra el cuadro completo: Kemper rodeado por cinco hombres. La simetría lo coloca como centro de atención, pero aún no es el centro emocional. Comienza adulando a Bill: «¿Así que eres el gran jefe?».


Bill responde modesto que fundó la Unidad de Ciencias del Comportamiento, y reconoce que «Holden ha aportado ideas nuevas».

Kemper adula a Holden (aunque no es la primera vez que hablan): «¿Así que Holden es el intrépido investigador novato?»

Holden replica rápido: «Bill me enseñó todo lo que sé sobre el comportamiento criminal».

Cuando Kemper pregunta a Bill qué opina de Joseph Wambaugh (policía y creador de la serie Police Story), Holden se adelanta: Wambaugh se basó en Bill. Los agentes muestran respeto y admiración mutuas. No juegan a poli bueno y poli malo: son polis que están interesados en escuchar. Por esto, Holden reconduce la conversación: «¿Por qué no cuentas a Bill lo que me contaste el otro día… sobre tu madre?».


Kemper cruza con esfuerzo la pierna derecha sobre la izquierda antes de hablar de su madre. Es un gesto defensivo. Masculino. Quizá. Habla de una infancia llena de maltratos y desprecio, y cómo comenzó arrancando cabezas a las muñecas.

Holden toma notas. Son datos nuevos. Interrumpe a Kemper para anotar cada palabra. Esto, en lugar de halagar a Kemper, molesta. Harto, Kemper toma las riendas.

Sabe que controla la situación cuando Holden busca la mirada de Bill. La cámara remarca el momento: se salta el eje : no muestra el contraplano a Kemper. Fincher nos manipula como Kemper manipula a los agentes del FBI. Este plano crea un ligero desasosiego indescriptible. (Una técnica que Kubrick explotó en El resplandor).

Kemper, más cómodo con la situación, descruza las piernas.

Ahora, el asesino pide a Holden que anote frases. Kemper está construyendo su guion para excusar/explicar los crímenes de las colegialas.

El dedo de Kemper, aparentemente natural, también significa: «Es lo que querías escuchar, ¿verdad, Holden?».


Cuando Kemper relata cómo mató a su madre, Fincher prescinde de la cámara sobre el hombro de los personajes. El director coloca al público en primera línea. No estamos como testigos detrás de los personajes (que son un escudo): nos enfrenta al horror.

Un horror que cierra con Holden mirando a Bill. El joven necesita alguna palabra… Pero Bill no sabe qué decir. Toma un sorbo de café. No por su sabor. Se defiende de la incomodidad del momento.

Kemper ha ganado la escena. Ha descrito el proceso del terror quedando a la vez como víctima y verdugo. Una pequeña travesía por el corazón de las tinieblas.

5 Comments ¿Qué opinas?

  1. Ojo agudo el tuyo, Javier. Interesante análisis visual, e imponente este Ed Kemper (tanto en tamaño como en presencia de escenario). Estarás conmigo, supongo, en que llegados a cierta escena (palabra clave: «abrazo») Fincher logra con su personaje asfixiar al espectador como no hacía desde la afamada secuencia del sótano en ‘Zodiac’.

    Buen día.

  2. Siempre es un placer leer estos análisis (especialmente los suyos) y poder entender nuevas cosas que se habían escapado o que se habían interpretado distinto.

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