A veces la vida nos depara momentos duros, pero, a la vez, contribuyen a hacernos personas más fuertes, más resistentes e incluso más inspiradoras para los demás. Justamente por eso, ser una mujer musulmana e inmigrante en una sociedad tan compleja como la española, le ha brindado a Imane Raissali Salah, el verdadero nombre de la cantante y escritora Miss Raisa, un punto de vista único.
Para aquellos que todavía no la conozcan, Imane nació en Tánger, Marruecos, en 1996 y vive en Barcelona desde 2004. Estudia Psicología, pero fundamentalmente se ha dado a conocer desde 2019 por su música y por el contenido que genera en redes sociales como TikTok, donde acumula más de medio millón de seguidores. Ahora, tras haber publicado un libro de poemas, Pondré los colores (Montena, 2022), se ha animado a escribir Porque me da la gana (Lunwerg, 2022), un libro en el que pasa revista a su vida hasta el momento con el objetivo de servir de inspiración a quien quiera acercarse a su historia.
Imane nunca ha tirado por la vía fácil: defendió los derechos del colectivo LGTBIQ+, tras lo que recibió amenazas de muerte y el rechazo de cierta parte de la comunidad musulmana, y también decidió quitarse el hiyab, que llevaba desde los doce años, lo que provocó un alud de comentarios en redes. Ahora, por fin, ya libre de todas las expectativas que pesaban sobre sus hombros, quiere dar testimonio de todo ese proceso.
«Decidí escribir este libro más que nada como ejercicio de autoaceptación, de volver a recordar lo que ha sido mi vida, y decir vale, he vivido esto y esto y esto, y aun así sigo conservando la sonrisa, y aun así sigo teniendo ilusión por la vida y sigo siendo un ser muy optimista», explica desde Barcelona. «Creo que en el texto se refleja cómo mi actitud y mi personalidad han sido claves para la superación de muchos de los retos vitales que se me han presentado.
Para mí escribir este libro es como cerrar un círculo, decir ‘esta es mi historia y te la cuento sin pelos en la lengua’, con la máxima transparencia y la máxima admiración hacia mí misma, algo que a casi todos nos cuesta un poco decir».
Imane llegó a Barcelona con 8 años y en su nuevo país se encontró con un montón de retos a nivel personal, académico, de diversidad cultural, de lengua… Pero tuvo que adaptarse, no tenía otro remedio. Unos años después, ya inmersa en la adolescencia, tuvo que sobrellevar, además, la muerte de su padre. «Fue un golpe muy duro porque era un pilar muy importante para mí. Me defendía, me protegía mucho y me hacía sentir muy bien», recuerda.
Pero su nueva situación también la hizo convertirse en una mujer menos tímida, más independiente, que apostó por centrarse en sus estudios y en su trabajo. Lo de dedicarse a la música surgió en su vida de forma algo inesperada. «Realmente yo nunca he pensado que quería ser artista», reconoce, «es una cosa que simplemente ha ocurrido. Me encanta la música, es mi mayor pasión, escucharla y cantarla, pero lo de componer es más una cuestión autoterapéutica. Me ayuda mucho escribir y hablar conmigo misma, cantar mis penas y cantar mi rabia y cantar mis enfados para canalizar, de alguna manera, esas emociones».
Todo comenzó hace unos tres años, cuando subió a YouTube su canción No lo soy pero, más por un reto personal que por otra cosa. «Quería dejar de tener miedo, quería superar el qué dirán», afirma. «He sido criada en el miedo al qué dirán, y el hecho de romper con eso me ha hecho sentirme mucho más libre.
A partir de entonces, he ido sacando temas nuevos siempre que me apetecía. A raíz de la música se me ha ido conociendo en otras facetas como la escritura o la creación de contenido en redes sociales. O también en mi faceta de conferenciante, por ejemplo. Digamos que la música me ha dado una visibilidad que me ha abierto las puertas para acercarme a mundos muy muy interesantes y que me han hecho crecer muchísimo a todos los niveles».
Raisa reflexiona sobre el concepto de la integración y sobre el sentimiento de ser extranjero en todas partes. También sobre cómo el hecho de ser mujer ha contribuido a todo esto. «Cuando vine con 8 años ni siquiera sabía lo que significaba ser inmigrante o extranjero, las connotaciones que implicaba», explica. «Aunque en clase se hablaba de inmigración e integración, no sentí que hablaran de mí en ningún momento.
Después comienzas a hacerte más mayor y te vas dando cuenta de cómo te mira la gente, cómo ponen una mirada llena de prejuicios sobre ti. Son ellos los que te dicen: “eres inmigrante”. Y, además, con una connotación negativa, porque luego también hay inmigrantes de primera y de segunda, claro.
El hecho de ser mujer es una etiqueta más que te dificulta las cosas. Ser mujer inmigrante y con velo son otras dos etiquetas que aún te limitan más. Yo, al final, solo quiero ser reconocida como una buena persona y nada más, pero parece que estas malditas etiquetas siempre están ahí y son muy difíciles de quitar».
No obstante, Imane apuesta por la educación para acabar con este tipo de problemas. «Yo creo que el miedo y la inseguridad son los que hacen que las personas discriminen a otras. Sienten que el extranjero, por ejemplo, les va a quitar algo que es suyo. Ese miedo es lo que hace que la gente acabe discriminando y tratando mal a los demás. Si tuviéramos una sociedad mucho más consciente y educada en diversidad cultural, seríamos más tolerantes con nosotros y con todo el mundo», afirma.
«Igualmente, entiendo que la política también genera problemas donde no los hay. Algunos políticos se dedican a alimentar el odio, el racismo y el machismo con sus discursos. Y al final, las personas con menos formación, las personas más ignorantes (ignorar es la peor pandemia), acaban escuchando esos discursos y acaban discriminando a otros. No juzgo a esas personas, sinceramente; yo siempre estoy bastante predispuesta a conocer, a sentarme y a explicar. Conozco otras realidades y es muy importante conocer las de otros para tener una perspectiva mucho más amplia. Condeno totalmente la discriminación, pero también creo mucho en la reeducación y en las segundas oportunidades, así que esforzarme al máximo y estar predispuesta a ayudar a las personas a salir de la ignorancia es algo que me encanta», concluye.