La muerte, el arte, los periódicos

¿Cuándo hablar de la muerte es información o demagogia o arte?

Un guionista y un accidente de coche

Un coche vuelca en la carretera. Sus ocupantes salen como pueden del vehículo. Un guionista se detiene a ayudarlos, de buena fe, pero no evita un pensamiento: “Magnífica escena”.

Después se siente mal. William Goldman es el hombre que se detiene para ayudar, lo cuenta en “Aventuras de un guionista en Hollywood”. Goldman escribió originales como ‘Dos hombres y un destino’ y ‘Marathon Man’, y adaptaciones como ‘Todos los hombres del presidente’ y ‘Misery’. Es un tipo inteligente y sensible. Por eso, mientras avanzaba hacia los accidentados, hizo callar a su «yo-guionista».

Un periodista y un accidente de tren

El día del accidente de tren de Santiago, alguien escribe que conoce a alguien que ha sido testigo. El redactor de un magazine de mañana pide al usuario de Twitter la forma de contactar con un testigo:

«Hola soy periodista ¿Me podrías facilitar el contacto del testigo del accidente? Sígueme Gracias».

[pullquote]los espectadores olvidan cómo se obtuvieron las imágenes y las declaraciones, sólo quieren “conocer la verdad”[/pullquote] La forma de solicitar el contacto es informal, torpe, con poco tacto. Las redes sociales estallan y lo que es una torpe intento de contactar con un testigo se transforma, a los ojos de los internautas, en «acoso a los familiares víctimas». El redactor recibe insultos y amenazas de muerte por personas que, horas más tarde, verían en los telediarios el accidente y las grabaciones con smartphones hechas por curiosos. En momentos así los espectadores olvidan cómo se obtuvieron las imágenes y las declaraciones, sólo quieren “conocer la verdad”.

No olvidamos que el redactor alimenta un magazine matinal que, como la mayoría, mezcla conceptos esquizofrénicos: informar, excitar a los espectadores y apelar a sus frustraciones.

¿Pero cuándo hablar de la muerte es información o demagogia?

La muerte vende

Es incuestionable que la muerte vende tanto en la prensa como en el arte. Personajes de televisión como Dexter, Walter White o Tony Soprano son objeto de admiración y estudio. Todos ellos son asesinos.

La literatura culta no escapa al encanto de la muerte. Como observamos en la infografía de “temas” de los libros premiados en Los Estados Unidos en 2012.

Plot-lines

… No son libros para las masas. La muerte, el amor, el sexo… Son temas que fascinan a todos los públicos.

Truman Capote y el compromiso con la verdad

Quizá ‘A sangre fría’ de Truman Capote ayude a dilucidar la diferencia entre servirse de la muerte para el arte o para conseguir el interés fácil de la masa. La obra sirve como referencia porque habla de hechos reales y está escrita por un autor que también es periodista.

‘A sangre fría’ fue publicada en 1966, diez años después de los hechos reales que narra. Entre los acontecimientos y la publicación ha pasado el tiempo suficiente para que los ánimos del público estén calmados. El libro se publica tras la ejecución de los asesinos. Así que Capote no tiene ánimo de exaltar a las masas; el soporte de novela tampoco está destinado a un público de masas; no hay fotografías del crimen o de los criminales para impulsar la venta.

Truman Capote pretende con ‘A sangre fría’ hacer un retrato de la América profunda, los tipos que viven en ella, y cómo se llega a cometer un crimen atroz contra una familia inocente. Es cierto que Capote está a punto de comprometer la ética del proyecto al relacionarse con Perry Smith, uno de los asesinos. Sin embargo, Capote resuelve el conflicto a favor del proyecto. De manera que ‘A sangre fría’ se convierte en un ejercicio de honestidad que inspira a futuros periodistas-novelistas como Thomas Wolf, que definió el periodismo como: “Investigación, denuncia, compromiso ético, pluralidad de voces y de contenidos».

Parece que la distancia es la que establece la objetividad respecto a la noticia. Entonces, ¿es incompatible la ética con informar sobre lo que ocurre hora a hora? Porque si tomamos el “baremo-Wolf” como referente, encontramos lagunas en el tratamiento informativo de los sucesos, los crímenes y otros hechos que levantan alarma social.

Los periodistas como vendedores de historias

No necesariamente hay que poner tiempo de por medio para ser objetivo. La televisión sabe que tenemos hambre de historias, y las noticias son otras historias. Piezas para rellenar tiempo. Piezas que utilizan los recursos de la ficción. Y esto es una paradoja… Mientras que la ficción pretende acercarse a la realidad mediante técnicas documentales, la información se sirve de trucos de la ficción para captar el interés.

Joe Pesci y el sombrero

De manera que para la televisión lo importante no es la noticia, si no cómo se ofrece. Es perverso cómo se avanzan las noticias: cinco segundo del tren de Santiago estrellándose, cual trailer de película. Una pieza más entre un escándalo político, el fichaje de un futbolista y jóvenes en topless con un «suben las temperaturas». A continuación se desarrolla la noticia del tren de Santiago con la repetición del choque, con testigos del choque que hemos visto, con imágenes del destrozo, con personas que lloran… El contenido emocional sobre el contenido informativo.

«Acerca el sombrero a la mano; a la gente le gusta ver el sombrero del muerto», dice Joe Pesci en ‘El ojo público’. La ética desaparece cuando el periodista considera más importante sacar el sombrero que contar el cómo y el por qué el sombrero apareció al otro lado de la habitación.

No te pierdas...