Empezó por el 2 y salió un pato. Siguió por el 3 y apareció una serpiente. David Serrano quería diseñar unos números infantiles y, de pronto, empezó a surgir una tribu de animales. Pensó que el resto tendría que pertenecer también o un bosque o a la selva.
“De pequeño aprendí los números asociándolos a objetos. El 2 era una silla, por ejemplo. Pero otros números eran animales”, recuerda el fundador de Comoon Laboratorio y autor de esta numerografía. Quizá por eso en sus números aparecieron perros, gatos y osos. “Pensé en crear una familia de animales porque es una forma graciosa de enseñar los números a los niños”.