«Estamos vivos y nos movemos. En el espacio y en el tiempo. Pero, a veces, no podemos estar en el lugar y el momento en que nos gustaría estar. Y nos perdemos algo. Algo especial. No podemos hacerte viajar en el tiempo pero tenemos algo que podría solucionarlo», Timeless Box (2013).
¿Las emociones se pueden enviar al futuro? La pequeña factoría de productos curiosos Honest&Smile piensa que sí. Su nueva creación, Timeless Box, busca fomentar el acto de regalar algo para el futuro. La nave elegida para transportarlo es una caja de aluminio que encierra el obsequio en su interior. Una vez que llega a las manos de la persona a quien se lo regalas, el envoltorio solamente se abre en la fecha programada previamente por el regalador, sean 30 o 365 días. Para el que lo recibe, toca esperar y trabajar la paciencia, una virtud que frecuentemente escasea en los tiempos en que vivimos.
«La misión principal del producto es asegurar que, aunque tú no vayas a poder compartir un momento especial con alguien a quien aprecias, sí puedas asegurarte de que algo tuyo, algo tangible, real, esté ahí. Esto es algo terriblemente actual en este mundo de hipermovimiento, viajes, gentes viviendo lejos en que andamos metidos… Mi hermana, por ejemplo, vive en Londres. Algunas navidades no hemos podido vernos. ¿No sería fantástico poder darle en Septiembre, a finales de verano, su regalo de navidades? Así, en Diciembre, la Timeless Box se abrirá, y desvelará un regalo que viene de hace meses. Algo que tú ya le habías preparado cuando aún ibas en camiseta por la playa», cuenta Ignasi Giró, cofundador de Honest&Smile y colaborador habitual de Yorokobu.
«La Timeless Box funciona como un multiplicador de esas expectativas. Es un objeto que viene para recordarte, día tras día, que en su interior hay algo esperando para ti. Que alguien ha planeado ese regalo incluso varios años antes para ti», añade Giró.
La caja viene en dos modalidades. El modelo básico permite programar su apertura hasta 365 días y el modelo 10 Years Ltd. se puede programar hasta 10 años en el futuro. «Estamos trabajando en alternativas y opciones que permitan soñar con tiempos mayores. Personalmente, sueño con una versión autoalimentada con sol y algún tipo de manivela a la que tengas que darle cuerda una vez al mes, por ejemplo, o la caja nunca llegará a abrirse», dice el creador de la Timeless Box.
Sobre sus posibles usos, Giró se aventura a proponer varios. «Intuimos que mucha gente la usará para darle más encanto a un momento especial y, en este caso, compartido, regalando una Timeless Box días, semanas o meses antes del encuentro. Otras personas nos cuentan que la usarían para hacer apuestas o promesas, guardando en su interior los resultados de cada uno, así como el dinero apostado o los compromisos, y programándola para abrirse el día en que se vaya a desvelar el resultado de unas elecciones, de un partido, de un juicio. O cuando se cumpla el plazo para asumir el compromiso».
«Incluso puedes usarla para mandarte mensajes a ti mismo de manera mensual, semanal o anual, asegurando que nada interfiere con esos mensajes y que dentro de un mes exacto (por ejemplo) recibes un mensaje de tu yo del pasado. Realmente es inagotable», reflexiona Giró.
Para la primera fase del proyecto, los impulsores del proyecto han decidido compartirla en la plataforma de Crowdfunding Indiegogo con el objetivo de recaudar 10.000 euros como mínimo. Una modalidad de pre-venta que permitirá hacerse con la caja a partir de 58 euros si quieres recogerla personalmente en Barcelona donde se fabrica el producto, 68 euros por correo a cualquier parte de España a través de la web Regalador.com y 76 euros en el resto del mundo.
¿Y si quien lo recibe no puede resistirse a abrirla? ¿Y si en un momento de locura decide forzarla para descubrir lo que hay en su interior?
«La caja está diseñada para ser sólida y quedar bloqueada de manera eficaz. De hecho su tapa queda encajada en la parte superior. Pero no es una caja fuerte inexpugnable. Si alguien quisiera romperla, con la suficiente mala leche y poco tacto encontraría formas de hacerlo. Creo que su mejor dispositivo de seguridad es lo bonita que ha quedado. ¿Quién iba a querer romper algo tan cuidado?», concluye Giró.