La matriz para limpiar los océanos

3 de noviembre de 2015
3 de noviembre de 2015
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El joven holandés Boyan Slat se fue de vacaciones a Grecia. Allí decidió practicar un poco de buceo. Lo que vio le marcó. Pero no fue la belleza del mar de Ulises ni tampoco la experiencia de estar en un mundo nuevo, sino la cantidad de basura plástica que había en la superficie del agua. De vuelta a su país, entró en la universidad, mientras seguía dándole vueltas a lo que había visto en el país heleno. Así que comenzó a investigar.
 
botella plastico foto concept 786
En todo el mundo, se lanzan anualmente al mar ocho millones de toneladas de plástico, según los cálculos de la universidad de Georgia. Se estima que en 2014 aumentó hasta nueve millones de toneladas y que para 2025 llegará a 16. Para Slat era evidente que había que hacer algo, por lo que este concienciado ciudadano nacido en 1994 creó la empresa social The Ocean Clean Up.
Tras devanarse mucho la cabeza, Slat se dio cuenta que había estado enfocando mal el problema. Pensaba en barcos capturando los plásticos, un proceso caro, además de contaminante, cuando en realidad en el propio océano, con sus vientos y sus corrientes, estaba la solución. Los mares podrían limpiarse a sí mismos si se encontraba una solución adecuada que usara esa fuerza a su favor.
Su concepto, desarrollado en 2014, es sencillo a la par que elegante. Se trata de todo un sistema formado por distintas unidades en forma de matriz que dibujan una V, con cada brazo de 50 kilómetros. En la confluencia de ambos, se situará una plataforma recolectora, que tendrá unos 10.000 metros cuadrados. El ángulo de los brazos hará que el plástico, normalmente localizado en los tres metros más próximos a la superficie, se agrupe y flote hacia la plataforma recolectora.
Alimentada por paneles solares, esta separará el plástico acumulado con el empuje de las corrientes y se vaciará cada 45 días, llevándolo a tierra para ser reciclado. Aunque pueda parecer una locura hacer caso a un joven de menos de 25 años, hay un largo informe científico que lo avala y se estima que una de sus matrices podría limpiar casi la mitad de los océanos en 10 años.
Como todo en este nuevo siglo, su empresa comenzó un proyecto de micromecenazgo con el que financiarse. Gracias a las aportaciones de 38.000 personas de 160 países, se lograron dos millones de dólares que han permitido llevar el proyecto a la siguiente fase: la prueba piloto.
Esta comenzará a funcionar el 2016 en Japón. Con una extensión de 2.000 metros, ya se está preparando una planta de reciclaje en tierra para convertir lo que recoja la matriz en biocombustible. Un proyecto con un gran impacto positivo.

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