Pide a un niño o una niña que pongan cara de malo, de bueno, de miedo, de sorpresa… (los más pequeños confunden miedo y sorpresa). Ninguno tiene duda en entrecerrar los ojos y bajar la cabeza para la cara de malo. En cualquier caso, todas las expresiones son exageradas, risibles. Aquí tenemos a actores en potencia.
Seguro que acabas de recordar, si la viste, la película Quemar después de leer, de los Coen. En ella, Brad Pitt interpreta a un zangolotino que finge ser un tipo duro entrecerrando los ojos. Igual que un niño pequeño.
Podríamos decir que estos niños y que Brad Pitt (en aquella película) siguen a su manera el método del actor que el profesor de interpretación David Ihring imparte en la Universidad de California. En los talleres de neurobiólogía explican cómo reaccionan las personas ante ciertos estímulos (en el laboratorio) y cómo pueden replicarlos los actores.
La base de Ihring es simple: adopta un gesto, una pose, para apropiarte de una emoción. Dicho así, no suena como algo nuevo.
Hitchcock vs. Newman
Hitchcock se quejó a Truffaut del trabajo de Paul Newman en Cortina rasgada por gestos y poses aprendidos a su paso por Actor’s Studio. Cuando el personaje estaba inquieto o preocupado, Newman estaba «siempre volviendo la cabeza», según Hitchcock, aunque también dijo: «en el montaje pude arreglar esto».
Hitchcock rechazaba el método del actor: prefería personajes débiles que se ajustaran a la historia que tenía en la cabeza. Nosotros, que no somos fanáticos de las formas de trabajar, amamos a Hitchcock y Newman… mejor por separado que juntos. ¿Podríamos imaginar La leyenda del indomable (Cool Hand Luke) —la película de los huevos duros— con un actor distinto a Newman?
Fórmula para las lágrimas
Una receta básica de David Ihring: «Para el dolor: exhala un suspiro largo. Inhala, sigue con dos rápidos y agitados. Deja que tu cabeza cuelgue del pecho. Enrolla la frente, deja que las comisuras de la boca caigan y… piensa en algo trágico. Y deja que fluyan las lágrimas».
Tras leerlo es inevitable recordar ciertos planos de Paul Newman.
Es cierto que Paul Newman despliega un conjunto de poses y gestos. Sin embargo, en él parecen naturales. Si no fuera así, ¿cómo podría seducir a hombres y mujeres?
Lo que para Newman era un gesto intuitivo, para la Universidad de California es una fórmula avalada por un equipo de neurólogos. Los investigadores han usado sensores de calor, han medido los niveles de adrenalina y otras sustancias químicas en el cuerpo de los sujetos examinados mientras desarrollaban o simulaban distintas emociones.
¿Significa que cualquiera de nosotros podría inventarse emociones con unos simples trucos? «La emoción es un evento neuroquímico que ocurre en respuesta a un estímulo (real o imaginado)», afirma Ihring. Los neurobiólogos consideran que para provocar lágrimas, el actor no debe recordar el momento en el que murió su perro en la infancia. Simplemente, «exhala un suspiro largo. Inhala, sigue con dos rápidos y agitados…».
Pero es insuficiente; recuerda a los niños simulando emociones. Por mucho que el idiota interpretado por Brad Pitt pretenda pasar por un tipo peligroso, no lo conseguirá. Otras cualidades son necesarias.
La ciencia de Paul Newman
«Actuar es una cuestión de absorber las personalidades de otras personas y agregar algo de tu propia experiencia», dijo el intérprete de Hud, el más salvaje entre mil. Así que mientras el personaje de La gata sobre el tejado de zinc estaba triste, quizá Newman hizo asomar las lágrimas pensando en su perro muerto.
Aún es pronto para conocer la hornada de actores de los talleres de interpretación y neurología. En cualquier caso, no importa si el actor está obsesionado con el método como Daniel Day-Lewis; si solo se limita a memorizar las frases y soltarlas (como asegura Anthony Hopkins) o si actúa por pura intuición. Lo importante es que haga creer que el personaje está allí. El personaje, no el actor. Paul Newman… Paul Newman es otra historia. No importa si está el personaje o el actor: el por sí solo llena la pantalla.
Hace unos años escribí mi único análisis cinematográfico y fue precisamente sobre Paul Newman y «La leyenda del indomable». Una película en la que, como se dice aquí, no podría estar protagonizada por ningún otro.
Aquí os dejo mi análisis en el que Luke es una revisión de Jesucrito.
https://www.diegojambrina.com/la-pelicula-de-los-huevos-la-leyenda-del-indomable/
Paul Newman como Jesucristo. ¡Qué magnífica analogía!
El aspecto del sistema que están validando para una circunstancia dada, corresponde a la memoria emotiva. Si un efecto físico contagio el aparato emocional del actor y éste logra transmitir con verdad al espectador, en cine, primeramente al director, ha conseguido su objetivo.
Javier hablando del sistema, están considerando las acciones físicas, lo cual estaría empleando este actor. No me parece correcto obviar ese elemento pues corresponde a lo que los tipo con nombre tamañote neurobiología están buscando cuando ya existe.
Tienes razón. Todo existe. Cada año surge una nueva escuela interpretativa que pretende reinventar la rueda de Stanislawski.