El pene supone, desde tiempos inmemoriales, una fuente inagotable de mitos y leyendas urbanas. Historias sobre su tamaño, grosor, aspecto o funcionalidad que, a menudo, uno cree a pie juntillas. Y, sin duda, uno de los más potentes y perdurables es el que tiene que ver con sus erecciones.
Pues bien, un estudio mundial revela que la gran mayoría de los penes de los hombres crecen menos de cuatro centímetros cuando pasan de estar flácidos a erectos. Y, aunque a día de hoy no existe un umbral científico específico para dividir los penes en ninguna categoría, sus autores hablan de dos tipos de falos según la diferencia de tamaño que existe entre su estado de flacidez y de erección.
Por un lado, estarían los hombres con pene grower: aquellos pitos que parecen poca cosa en estado flácido pero que crecen una barbaridad cuando están erectos. Y, por otro, estarían los tíos con verga shower, aquellas que tienen un buen tamaño cuando están en estado flácido, pero que apenas crecen cuando se ponen duras.
El terapeuta sexual y de pareja Raúl Padilla señala a Yorokobu la diferencia entre un tipo y otro de verga. «El pene de carne sería aquel que es de un tamaño normal para estar erecto, pero cuyo estado es flácido. Cuando se erecta, crece en grosor y en longitud brevemente, pero lo hace en dureza y en ángulo de levantamiento», explica. «El pene de sangre suele ser muy pequeño (en ocasiones, su glande sólo es visible por entre el vello púbico cuando está flácido), pero cuando se erecta crece hasta el mismo tamaño del de carne en cuanto a grosor y longitud, soliendo ser más duro y con un ángulo más elevado que éste».
El estudio en cuestión, titulado Grower or shower? Predictors of change in penile length from the flaccid to erect state y publicado recientemente en la International Journal of Impotence Research, analizó a 274 hombres y trató de determinar los factores que pueden predecir que el órgano viril de un tipo sea grower o shower (estableciendo en los cuatro centímetros de aumento la línea divisoria entre una y otra categoría).
La longitud de los penes de los hombres se midió primero en estado flácido. Estas mediciones se repitieron después de que a los hombres se les inyectase en la base de sus genitales una sustancia que hace que los vasos sanguíneos se expandan, mientras los tíos permanecían expuestos a algún tipo de ‘simulación sexual audiovisual’.
Los penes shower ganaron por goleada. De hecho, tan solo el 26% de los participantes se ajustaron a la definición de ‘grower’ (su pene creció en hasta 5,3 centímetros tras la erección), mientras que el 74% restante fueron ‘shower’ (con una media de 3,1 centímetros de aumento cuando la cosa se les ponía dura). Es más, muchos grower tienen una erección más grande que alguien cuyo pene es más largo que el suyo cuando están flácidos.
Asimismo, y a modo de resumen, el estudio determinó que los grower resultaban ser bastante más jóvenes, eran normalmente solteros, recibían menos dosis de fármacos vasodilatadores y tenían un falo erecto más grande. «Los penes de sangre asombran por su plasticidad, pueden multiplicar su tamaño por cinco y, del mismo modo, casi desaparecer cuando no están excitados», matiza Padilla.
Pero, además, la investigación añade que los hombres mayores de 55 años tienen una probabilidad significativamente mayor de tener un pene shower. Según los investigadores, esto podría deberse a que los hombres mayores tienen niveles más altos de inflamación en sus cuerpos, lo que reduce el flujo sanguíneo y la elasticidad del tejido, evitando que sus penes crezcan cuando se ponen duros.
No obstante, los propios autores reconocen que se necesitan estudios más amplios, multiculturales y multinacionales para confirmar estos resultados. Lo cierto es que un pene flácido puede cambiar de tamaño temporalmente debido a factores externos, como la temperatura. Por ejemplo, el clima frío puede hacer que un pene flácido sea aparentemente más pequeño durante un corto período de tiempo. Esto sucede automáticamente, ya que los vasos sanguíneos cercanos a la piel se contraen para mantener el calor interno. Pero el tamaño, como tal, no cambiaría.
¿Existe el pene de verano?
Del mismo modo, se habla mucho últimamente del pene de verano: algunos hombres dicen que su miembro viril parece más grande en esta época del año. El debate cogió fuerza después de que un hombre comentase en un foro de internet que su pene era más grande en verano, y preguntase al resto de usuarios si les ocurría lo mismo. Fueron muchos los que respondieron de modo afirmativo.
Una de las principales razones para explicar el porqué de este fenómeno tendría que ver con una dilatación de los vasos sanguíneos causada por el calor (lo que provoca un aumento del flujo sanguíneo y, por tanto, un mayor tamaño del pene en estado erecto).
Padilla explica que, en verano, el hombre está más relajado, al igual que su pene. «También tiene más tiempo libre y se ve rodeado de estímulos de lo más excitantes, con más piel que tejido. Por otra parte, hay muchas horas de luz, algo que nos hace estar más activos en general y de mejor humor».
La pregunta que uno se hace inevitablemente entonces es de qué forma puede afectar el calor a la potencia de la erección de los hombres. «El calor favorece la respuesta parasimpática de nuestro sistema nervioso autónomo, y es de ésta rama parasimpática de la que depende la presencia de erección», comenta Padilla sobre el asunto. «El gatillo de la erección está más lubricado con el calor y con los factores ambientales veraniegos, como la ligereza de ropa y los días tan largos, que nos llenan de estímulos que nos rondan el inconsciente (y el consciente), haciéndonos amar el verano».
Cuando el tamaño sí da la felicidad
Aunque los investigadores del estudio antes citado señalan que muchas veces los hombres ponen «una atención y enfoque indebidos» en el tamaño de su pene, ambos sexos admiten ser más felices con un miembro más grande. «Los documentos de investigación indican que los hombres con penes más grandes tienen mejor imagen corporal, satisfacción genital y mayores sentimientos de competencia sexual», comentan los autores en una entrevista digital.
Y añaden, además, que muchos estudios dirigidos a evaluar la preferencia de las mujeres con respecto al tamaño del pene muestran que «un pene más grande aumenta el atractivo masculino y las percepciones femeninas de satisfacción sexual».
«Fisiológicamente hablando, un mayor grosor estimula más las paredes de la vagina aunque no tanto [como se piensa], porque esta se adapta al tamaño del pene», comenta el psicólogo clínico y sexólogo Miguel Ángel Rando. «Otra cuestión es que, visualmente, le resulte más excitante a las mujeres un pene más grande, y las predisponga a disfrutar más, como a un hombre le pueden excitar más unos pechos más grandes. Pero eso no quiere decir que no disfrute con unos pequeños. Esto es algo subjetivo».
¿Por qué viven tantos hombres obsesionados con el tamaño de su pene entonces? «Los tamaños, los tiempos y las cantidades como referentes de satisfacción son, en la mayoría de los casos, ficciones vendidas desde un imaginario sociomediático que busca la comparación y la insatisfacción personal como modo de superación individual, aun a costa de la realidad fisiológica», apostilla Padilla. «La percepción femenina de placer depende de la mujer, y si la asocia a un tamaño grande se predispondrá a disfrutar más al desaparecer la ropa interior del varón. Estéticamente, a cada tipo de cuerpo le irá bien un tipo de pene, y no por ello tienen que ser grandes».
No siempre funciona aquello de «burro grande, ande o no ande».
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