Plaza Pública: una fórmula de periodismo de investigación independiente en Guatemala

23 de agosto de 2012
23 de agosto de 2012
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El eterno dilema sigue sin resolverse. Cómo financiar el periodismo de investigación y a la vez mantenerse al margen de las presiones comerciales que impiden hablar de temas realmente incómodos. En resumidas palabras, cómo volver a hacer periodismo de verdad.

Plaza Pública es un medio de Guatemala creado expresamente para intentarlo. Lleva apenas un año y medio en línea y en poco tiempo ha contribuido a cambiar la tradicional relación de cordialidad que existe entre los medios de comunicación y los intereses empresariales que manejan el país centroamericano. Según su fundador, Martín Rodríguez Pellecer, hace mucho tiempo que la prensa del país perdió el miedo a hablar de los políticos pero aún se resisten a investigar los desmanes de los empresarios allí.

Forma parte de una nueva generación de medios de comunicación en Centroamérica que se están atreviendo a tocar temas incómodos para las elites de estos países. Medios como El Faro en El Salvador, Confidencial en Nicaragua y Plaza Pública en Guatemala, que están contribuyendo a crear una democracia más sólida y, a la vez, romper algunos tópicos sobre la imagen conservadora de estos países.

Hablamos con Rodríguez Pellecer para saber un poco más sobre el proyecto.

(Fuente: Nieman Journalism Blog)

¿Por qué creasteis Plaza Pública?

En Guatemala los medios tradicionales son en su gran mayoría conservadores y superficiales. Y si bien perdieron el miedo entre 1992 y 2012 a fiscalizar a los políticos y a los militares, se resisten a fiscalizar a los verdaderos poderosos: los empresarios. Ni a los otros medios, ni a los ciudadanos. Con ese campo, aprovechamos una oportunidad única que se nos abrió y nos dimos cuenta de que había una generación que quería hacer periodismo, leer periodismo, hacer debates y leer debates.

Un jesuita que es vicerrector de la Universidad Rafael Landívar me lo propuso un día de agosto de 2010 (no nos conocíamos más que por referencias y porque me había leído), acepté y empecé a trabajar full time en enero de 2011. El 22 de febrero de 2011 lo lanzamos con cuatro periodistas, pero la mayor parte del trabajo de dirección y construcción la hicimos Enrique Naveda (Cantabria, 1981) y yo (Ciudad de Guatemala, 1982). De los ocho reporteros que hemos tenido, tres han sido españoles. Uno de ellos, Alberto Arce, finalista con un reportaje en el premio más importante de América Latina (IPYS-TI) este año.

¿Qué echabáis en falta en los medios de comunicación de vuestro país? 

Que nos contaran y explicaran a la ciudadanía por qué suceden las cosas y por qué este país y esta región siguen tan jodidas y con un avance tan lento en su desarrollo humano. Y también algo indispensable en nuestro siglo: transparencia interna. Que nos digan cuál es su ideología, quiénes son sus dueños, cuáles son sus límites a la libertad de prensa. Porque todos tenemos financistas y fronteras, solo que algunos, como nosotros, los explicitamos.

Sois un medio de comunicación 100% digital. ¿Hay planes para estar en papel y para llegar a la gente que no está en internet? ¿Os preocupa que la penetración de la Red siga siendo relativamente baja en Guatemala? ¿Cómo podéis llegar a este público que no está conectado?

Hemos publicado un libro en nuestro primer aniversario, sobre perfiles de los políticos más influyentes en nuestro país. Pero es un libro que podría ser de Guatemala o de cualquier país latinoamericano, escrito con cariño y con rigurosidad. En Guatemala hay unos 9 millones de adultos y adolescentes. Y ya hay 3 millones de internautas. Es relativamente poco, pero va en aumento. Hay 1.5 millones de guatemaltecos que viven en Estados Unidos y se comunican con sus familias por internet. Es el presente y el futuro. Para llegar a alguna gente que no tiene internet, tenemos un programa de radio en una radio popular de los jesuitas, IGER, los lunes por la tarde. Es demasiado costoso imprimir y de momento invertimos todos nuestros recursos en hacer periodismo (ni siquiera hemos invertido en publicidad), por lo que en el próximo trienio nos quedaremos online únicamente.

¿Quién está detrás del proyecto?

Adelante y atrás estamos un grupo de 15 periodistas y técnicos, 35 columnistas ad honorem, 10 estudiantes ad honorem y un consejo editorial de 5 personas. El 65% de nuestra financiación viene de la Universidad jesuita (200.000 dólares), y el resto del Open Society Foundation (US$115,000) y pequeñas becas de la Fundación Ebert y la Fundación HIVOS. La Universidad y la Compañía de Jesús nos dan, además, respaldo político e institucional cuando nos metemos a fiscalizar a poderosos.

¿Dijiste en tu entrevista con Nieman Blog que el interés público para los medios de Guatemala se limita a cubrir lo que hacen los ministros y diputados? ¿Cómo queréis cambiar esto?

Por varias razones, y no creo que sea algo exclusivo de Guatemala (si no, no existirían El Faro, La Silla Vacía, Media Part o ProPublica). Una es por pereza, resulta sencillo quedarse en lo superficial y dibujar la democracia como un juego de malos contra buenos. Otra es porque los medios tradicionales, superficiales y conservadores juegan el juego de la élite del país, que es satanizar al Estado y a la política, y hacer creer que los políticos, no sus financistas o los poderosos en la economía política que vetan cualquier reforma, son los responsables del subdesarrollo, o mejor dicho del desarrollo lento y desigual. Al considerar que el interés público se limita al congreso y al gobierno, y no a las injustas relaciones laborales o de género, pues se valida y se mantiene el status quo.

¿Cómo utilizáis el periodismo de datos?

Tenemos la sección de Congreso en números y la sección de Mapas y datos.

¿Cuál ha sido la noticia vuestra que más repercusión ha tenido hasta ahora?

Cuando obtuvimos información de WikiLeaks en exclusiva y cuando una investigación nuestra destapó que había niños trabajando en la plantación de azúcar del presidente de la poderosa Cámara del Agro. Hemos escrito sobre ENEL y sus aliados poco ortodoxos, sobre la desmitificación del gran dictador de la derecha y sus aberraciones sexuales, sobre muchos asuntos que no estaban en la agenda periodística tradicional.

Hubo otra publicación que para mí fue un hito. La de la masacre y el juicio de la aldea Dos Erres. Fue un hito porque ProPublica (EEUU), Fundación Mepi (Méx) y elPeriódico (Gua) publicaron un amplísimo reportaje sobre el mismo tema dos semanas después, entre varios reporteros, muchos miles de dólares de presupuesto y enojo de parte de Mepi con nosotros por hacer la misma investigación. Y al final nuestro reportaje, realizado por una sola periodista, fue igual de bueno, o incluso mejor. Mejor que un medio que ha ganado Pulitzers y es republicado en el New York Times. Eso nos demostró, así como El Faro salvadoreño en crónicas y La Nación costarricense en periodismo de datos, que también con Plaza Pública, con su año y medio de vida, desde Centroamérica podemos escribir periodismo del mejor nivel del mundo.

¿Al tener financiación privada de una universidad tenéis mayor independencia editorial? ¿Qué pasaría si una de las grandes empresas que investigáis decide hacer una donación millonaria a la universidad?

Nos da más independencia que depender de publicidad privada o del gobierno. La universidad tiene mucha relación con grandes empresas, pero ellos no interfieren en nuestra línea editorial. En todo caso serán ellos quienes tengan que administrar las presiones de sus cercanos. Y lo harán porque creen en un periodismo que reivindica los derechos humanos, la democracia y la búsqueda de la verdad.

¿Es una institución católica? ¿Vais a dejar de investigar escándalos de la iglesia? ¿Qué interés tiene la iglesia en invertir en un proyecto de estas características?

Plaza Pública no es una institución católica. Para muchos españoles es difícil imaginar que un medio online con independencia editorial pueda estar respaldado y financiado por curas, pero hay un océano de distancia entre lo que hicieron y hacen los jesuitas en Centroamérica desde hace cuarenta años, mucho más cercanos a la Teología de la Liberación, respecto a la del nacional catolicismo franquista.

Este respaldo implica libertad editorial con una frontera, que no fiscalizaremos a la universidad, a la Compañía de Jesús ni al Vaticano. A nosotros, los periodistas que antes estábamos en medios tradicionales, luego fuera y ahora en Plaza Pública, tampoco nos pasaba por la cabeza fiscalizar a estas tres instituciones en la agenda política de Guatemala.

Esto no implica que no podamos diferir sobre visiones de mundo fuera de la doctrina social de la Iglesia. Es decir, tenemos nuestra propia visión sobre uniones gay, derecho a abortar o a todo el tema sexual. En este año y medio online, en Plaza Pública fue el medio en donde hubo más crítica a la Conferencia Episcopal cuando organizó un foro ultraconservador con candidatos presidenciales. Si sale a luz un escándalo episcopal en la Iglesia, pues lo cubriremos con todo el rigor y el respeto posible (como hacemos con los demás temas), explicando a nuestros lectores que nos financia una orden (jesuita) que depende del Vaticano pero nos da independencia editorial.

¿Aceptáis publicidad? ¿Qué otras formas queréis explorar para recibir financiación? ¿Habéis pensado en la financiación colectiva?

Las universidades están exentas, por mandato constitucional, del pago de impuestos, por lo que no podemos vender publicidad (que es una actividad comercial). Ahora somos parte de la Vicerrectoría de Investigación, pero estamos analizando el traslado a una empresa de la universidad para poder vender publicidad y pagar impuestos en el próximo año.

Estamos explorando otras formas de financiación, como el financiamiento voluntario de lectores, el crowdfunding, la venta de servicios específicos de la base de datos. Y pues nada, hacemos el periodismo que soñamos, con rigor, tensión, desvelos y madrugadas, pero felices como no podríamos estarlo, o no habíamos estado, en otra sala de redacción. Sentimos que realmente estamos aportando algo a la democracia.

Foto: Christian Van Der Henst Wikimedia Commons

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