Los personajes de la película La noche del ratón apenas se cruzan un puñado de palabras. Es una historia donde las imágenes tienen más importancia que los diálogos y tiene como productor a un joven de 34 años ciego desde los 12.
Gracias a las redes sociales conozco en 2013 a Rubén Ávila, el guionista. En un correo electrónico me enlaza una copia de La noche del ratón recién sacada del horno. Apenas conozco a Rubén y me pongo en guardia: temo que no me gustará. De alguna forma me consideraba el primer espectador y era demasiada responsabilidad.
Retrasé el visionado de La noche del ratón hasta que en una tarde sin nada que hacer me dispuse a verla.
Para mi sorpresa, La noche del ratón es una ópera prima dirigida con brío por David R.L: un thriller claustrofóbico de tensión creciente. Un ejemplo de guion inteligente, una hábil dirección y una producción eficaz que optimiza un escaso presupuesto.
¿El argumento de La noche del ratón? Para no revelar sorpresas me remito a la sinopsis de la página web de la película:
Sandra ha madrugado, a pesar de las quejas de Álvaro (su novio), porque tiene una reunión de trabajo a la que irá con Jorge, un compañero de trabajo. El trayecto apunta ser apacible, pero las cosas pocas veces suceden como esperamos y en ocasiones la mitad del camino se convierte en el comienzo de una historia diferente. Sandra y Jorge nunca llegarán a la reunión.
Tras la sorpresa que supone La noche del ratón invito a Rubén Ávila a escribir en mi blog de guion (abandonado, pero a la vista): Cómo escribir una película low cost.
Dos años más tarde tengo noticias sobre La noche del ratón: la productora y distribuidora Shoreline de Los Ángeles adquiere los derechos de explotación. Ahí es nada: Shoreline ha conseguido premios en distintos festivales y en sus producciones recientes cuenta con actores como James Franco, William H. Macy, Jared Leto o Liew Schreiber.
Shoreline pasea La noche del ratón por importantes festivales de cine y atrae el interés de un crítico de Variety: «eficaz thriller» es solo una de las frases del artículo dedicado a la película.
Por supuesto, La noche del ratón también llama la atención de los medios españoles que destacan que Asier Vázquez, el productor, quedó ciego a los 12 años. Un dato que desconocía entonces. Cuando Rubén Ávila me preguntó si quería hablar con Asier no lo dudé.
La noche del ratón es una historia contada en imágenes. De manera que los diálogos iniciales entre dos de los protagonistas no tienen relación con los acontecimientos posteriores. Por esto, mi primera pregunta es obligatoria:
«¿Cómo te convencieron Rubén y David para embarcarte en una película en la que apenas hay palabras?»
Asier responde con modestia:
«No me convencieron. David [el director] y yo nos conocimos en la Universidad y siempre quisimos trabajar juntos. Nuestra idea era hacer una película para demostrar lo que sabíamos hacer. Teníamos varios proyectos. Cuando me presentó el guion de Rubén, vimos que podíamos hacerlo con nuestros medios y nos lanzamos».
Aun así, considero valiente producir una película con apenas diálogo y pregunto si no se planteó otra historia.
«Para mí es más accesible un cine en el que priman los diálogos», dice Asier, «como el de Woody Allen».
«Aunque la película es en gran parte visual, el sonido tiene una gran importancia», digo. «El silencio de la noche, la música, los ruidos desconocidos contribuyen a crear una atmósfera que asfixia».
Asier está de acuerdo.
«Conozco La noche del ratón de principio a fin», dice Asier. «Sé qué pasa en cada momento, y hay escenas que me inquietan por el sonido», dice Asier.
Quiero saber cómo se organizó para producir la película.
«Como productor me centro en la organización de las personas y en conseguir los recursos, la financiación, los materiales…», dice Asier. «No puedo atender a los aspectos visuales como las luces o la edición; aparte de esto, como productor no me pierdo nada y confío en las personas con las que trabajo: ellos me mantienen al tanto de todo lo que ocurre».
Pregunto cómo Shoreline se fijó en La noche del ratón.
«Fue por casualidad», dice Asier con toda la tranquilidad del mundo. «Subimos la película a la videoteca del Festival de San Sebastián [2013] para tenerlo en el currículum. Y un representante de Shoreline la vio. La subimos sin subtítulos en inglés. El representante no habla castellano».
Una prueba de la fuerza visual de La noche del ratón.
«Aunque digas que fue casualidad no lo es», comento. «Es el resultado de un trabajo bien hecho. Sin ese trabajo, la película no hubiera llamado la atención de Shoreline entre las distintas producciones que hay en San Sebastián».
«Para nosotros La noche del ratón es un paso más en nuestro deseo de trabajar en el cine», dice Asier.
Me interesa saber el coste total de la película (si no le importa desvelarlo).
«El rodaje en sí, 6.000 euros», dice Asier, que detalla los equipos empleados y sus costes. «Pero hay gastos fuera de la producción como hacer copias con el formato adecuado para los cines, por lo que al final hablamos de 10.000 euros».
10.000 euros sigue siendo un presupuesto ínfimo.
«¿Recuerdas la última película antes de perder la vista?», digo.
«Fui perdiendo la vista progresivamente y a los 12 años perdí la vista por completo», dice Asier. «La última película que recuerdo fue una de Indiana Jones, aunque no recuerdo el título».
Seguimos hablando y me cuenta detalles técnicos de la película y anécdotas del rodaje. Me las guardo. Creo que revelar las anécdotas destriparía la película que será proyectada en la Sala Berlanga de Madrid en los días 4 y 6 de septiembre a las 7 de la tarde.
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Imágenes extraídas de la web de La noche del ratón y programación de la Sala Berlanga.