Es fácil cambiar de año y ponerse a hablar, en general, de lo que uno espera para los siguientes doce meses. Y no solo aquello de las eternas promesas incumplidas, sino también las predicciones obvias que le hacen parecer a uno Nostradamus en un día especialmente inspirado. Que la cuestión catalana va a seguir dando guerra, que lo del Brexit va a ser el problemón del año, que a ver si no estalla una guerra con Trump al frente de los Estados Unidos…
Predicciones obvias hay para todos los gustos, también en tecnología, pese a que es una carrera a gran velocidad que puede dar un vuelco en tiempo récord. Una fácil: que las máquinas serán cada vez más inteligentes y tomarán más decisiones por nosotros. Úsala. Aciertas fijo. O que la realidad aumentada, que ya está llegando a todos los móviles de gama alta, va a hacer mucho ruido en 2018. También es una apuesta segura. No te cortes.
Tratar de ir un poco más allá, a lo concreto, ya es meterse en camisa de once varas. Si uno se calza el disfraz de Super Sónico y trata de viajar al futuro en busca de alucinantes vaticinios, lo más probable es que estrelle su coche volador contra el primer rascacielos flotante. Es un riesgo que estamos dispuestos a asumir. Puede que ni uno solo de los pronósticos que vamos a formular se cumpla, pero si lo hace (aunque sea la mitad), tendremos algo de lo que presumir frente al cuñado en la próxima cena de Nochevieja.
En 2018 –estamos convencidos–, Alexa aprenderá a hablar español y empezará a llegar a nuestras casas. El asistente virtual de Amazon ha sido una auténtica revolución en los países angloparlantes, y ahora mismo, a buen seguro, está chapurreando la lengua de Cervantes en las oficinas del titán del comercio electrónico. Será cuestión de meses que se vuelva bilingüe y se convierta en el regalo más molón de las próximas Navidades.
La siguiente también la pueden apuntar; échensela en cara al que suscribe si no se cumple. Dos gigantes chinos de la tecnología invadirán este año el grupo antaño conocido como los big five, compuesto por Apple, Alphabet (matriz de Google), Microsoft, Facebook y Amazon. Uno de ellos, Tencent, ya ha superado la barrera de los 500.000 millones de dólares de valoración, puerta de entrada a ese olimpo de las tecnológicas; el otro, Alibaba, está cerca de hacerlo. El imperio tecnológico yanqui acaba en 2018.
También será el fin de la escalada de Bitcoin. No va a dejar de crecer de la noche a la mañana –de hecho, primero alcanzará cotas nunca vistas (incluso por encima de los 50.000 dólares)–, pero acabará cayendo en picado a causa de la guerra que parecen haberle declarado Rusia y China, y de la sombra que arroja sobre él el ransomware, que seguirá siendo la mayor ciberamenaza del año que acabamos de estrenar.
Además, 2018 será el año en que los gigantes de internet (Amazon, Facebook…) empiecen a comerle la tostada a las cadenas de televisión también en los eventos deportivos. Empezarán por las grandes ligas estadounidenses y británicas, pero acabarán llegando tarde o temprano a librar la guerra del fútbol en nuestro país.
Veremos también en los próximos meses cómo la movilidad empieza a cambiar de paradigma, con el despegue del coche eléctrico (a finales de año, el Model 3 de Tesla llegará a España) y de los modelos de negocio colaborativos. Empezaremos a plantearnos seriamente si merece la pena tener coche, habida cuenta de que podremos alquilarlo solo cuando lo necesitemos pagando unos pocos euros a una app.
Y así podríamos seguir un buen rato (el reconocimiento facial del iPhone X va a dar más disgustos que alegrías, 2018 va a ser el año de los pagos móviles…), pero preferimos no cargarnos toda probabilidad de mantener un porcentaje respetable de acierto. Aunque aún nos estamos recuperando del anterior, cuando llegue el próximo banquete de fin de año, queremos poder decir que nosotros sí somos unos auténticos Nostradamus, no como el cuñado que dijo que España iba a ganar el Mundial de fútbol.