Violencia machista en 'Real Humans'

El jefe de un bufete de abogados habla a la secretaria:
— Creo que estás haciendo un trabajo magnífico. Eso es lo que quería decir.
—Gracias —dice la secretaria.
El jefe le cruza la cara de un ostión.
—¡Dios mío! —dice una abogada—. ¿Qué haces?
—¿Algo más? —dice la secretaria con la mano en la cara.
—Puedes irte.
El jefe es humano; la secretaria, un hubot (un androide). La escena pertenece a la primera temporada de la serie sueca Äkta människor (conocida en España como Real Humans).

Real Humans (11)
El jefe quiere zanjar un tema con el bofetón: ¿Tienen los hubots sentimientos?
La respuesta es contundente, pero demuestra incapacidad para razonar e impaciencia para argumentar. La respuesta de un hombre violento. Aunque consideramos que Pamela, la secretaria, es una máquina, no dejamos de verla como una mujer. El bofetón del jefe no es un argumento —nunca un bofetón lo es—: es una muestra de menosprecio y superioridad.
Hay más pruebas que demuestran que el jefe de abogados es un hombre violento: usa un lenguaje agresivo y trata con desdén a Inger, su subordinada. El jefe se comporta como esos hombres que gritan y que golpean los muebles como sustitutos de su esposa o hijos. No es la primera vez que en Real Humans un hombre pretende demostrar que los hubots son máquinas abofeteando a un androide femenino:
—Debe recordar que son solo máquinas —dice el vendedor de la tienda de hubots antes de dar un bofetón a una androide doméstica.
Real Humans (1)
Real Humans (2)
La escena del vendedor está en el primer capítulo. Hay coincidencias entre el vendedor y el jefe de abogados: son empresarios sin escrúpulos. El vendedor vende hubots robados y el jefe de abogados solo quiere saber cuánto dinero puede sacar a sus clientes y cuánto puede explotar a sus empleados. El vendedor y el jefe de abogados representan una parte de los hombres que no aman a las mujeres en Real Humans. 
Hay una atmósfera de violencia machista asfixiante incluso en las perfectas urbanizaciones suecas. Los hombres violentos se sienten impunes porque la ley considera que las víctimas son objetos («tostadoras», dice uno de los personajes masculinos). Pero las mujeres de carne y hueso también son víctimas de la violencia física y el engaño. Los autores de la violencia son tanto hombres de carne y hueso como robots masculinos reconvertidos en machos alfa con un software ilegal.
EJEMPLOS DE VIOLENCIA MACHISTA

1. El vendedor que regala de tapadillo a los clientes masculinos un CD para convertir a las hubots en máquinas sexuales sumisas.

2. Hay un tipo que quiere que su hubot de pechos descomunales adquiera un rol activo en juegos sadomasoquistas, pero necesita más:

—Quiero que cuando lo hagamos parezca que ella siente daño —es la instrucción que da un hacker llamado Leo. La escena ocurre en un prostíbulo con prostitutas androides.

3. Leo es un personaje de moral ambigua: padre o protector de un grupo de hubots con conciencia plena, no tiene reparos en aceptar trabajos que supongan la sumisión absoluta de los robots a los caprichos humanos. Ama a sus criaturas y considera las ajenas como juguetes.

4. En otro capítulo, un grupo de adolescentes intenta violar a una hubot. El dueño impide que los jóvenes consigan su objetivo. La referencia a la realidad es clara. De cuando en cuando, los periódicos nos disgustan con noticias de violaciones en grupo. Aunque la hubot es una máquina, representa lo femenino sometido a los instintos masculinos más primitivos.

5. Llama la atención que Rick, el hubot modificado para ser un amante perfecto, adopta los vicios de comportamiento atribuidos por tradición a los hombres. Se vuelve ególatra, mentiroso e infiel. Además, el deseo de tener sexo parece concentrar la actividad de su cerebro positrónico. Inquietante la persecución a dos adolescentes para forzarlas a tener sexo.

Las mujeres humanas no ejercen la violencia. Por otro lado, la androide que lidera el grupo de robots desertores comete asesinatos para sobrevivir, pero no obtiene placer de ellos.
En esta atmósfera enrarecida aún hay hombres inocentes o ingenuos: está el anciano que se somete a desgana a la estricta cuidadora hubot. También, el adolescente que se enamora de la hubot familiar. Un amor no correspondido. Como el de tantos adolescentes.
De manera que en Real Humans hay dos conflictos entremezclados. Por un lado, los problemas de convivencia entre robots y humanos. Por otro,  la violencia machista que pervive en una avanzada sociedad tecnológica. Lo segundo es lo más interesante e inquietante de Real Humans.
 

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