¿Puede convertirse el grafiti en joyas para vender?

10 de octubre de 2016
10 de octubre de 2016
3 mins de lectura

¿Llevarías un trozo de Detroit colgado del cuello si supieras que estás dando a una mujer la oportunidad de avanzar en una vida difícil?

Sería una pieza pequeña, en forma de joya, no más que unos gramos de pared insertados en plata o bronce. Un pedazo de ciudad hecho brazalete, un desconchón moldeado en forma de pendiente triangular, un alfiler de corbata con los colores de la avenida que tanto vio pasar antes de quedar abandonada a un lado de la vía del tren.

Rebel Nell es la historia que Amy Peterson creó para convertir los frescos más deteriorados de Detroit en delicadas piezas de joyería. A través de su fabricación, venta y distribución, su organización ha ido transformando la vida de muchas mujeres locales que habían perdido la esperanza en una vida digna. ¿El secreto de su éxito? La pasión de su equipo y la genuina personalidad de cada pieza que amasan, hecha con fragmentos de grafiti caídos al suelo por el paso del tiempo.

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Peterson sabía que su vida estaba a punto de cambiar cuando en 2007 consiguió un trabajo en el mundo del deporte y se mudó de Boston a Detroit. Ella iba contracorriente. En aquel momento, cientos de residentes de ‘la ciudad motor’ habían huido o se planteaban marcharse, en vista del terrible impacto que la crisis económica estaba teniendo en la ciudad conocida por su industria automovilística.

La recién llegada veía la ciudad con distintos ojos que la mayoría, incluso cuando el vecindario al que se había mudado estaba frente a un conocido centro de acogida para personas sin hogar. «Estaba encantada por la oportunidad que suponía para mí, por la cantidad de historia que albergaba la ciudad y toda la gente maravillosa que pronto empecé a conocer», relata.

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Entre sus nuevos contactos, estaban algunas de las mujeres del centro de acogida con las que solía conversar cuando sacaba a su perro a pasear. Poco a poco, algunas de estas mujeres comenzaron a compartir algunos de sus problemas, miedos, frustraciones… Peterson empatizaba con ellas y se daba cuenta de que, en muchas ocasiones, un problema que varias de ellas tenían en común era la falta de independencia económica o conocimiento de finanzas de algo tipo.

«Recuerdo un caso concreto de una mujer del centro que tenía trabajo, pero cada mes entregaba su nómina a su pareja y después no volvía a saber nada más de ella. No tenía educación».

La idea de montar una asociación en la que dar clases sobre calidad de vida, finanzas, incluso negocios y otras aptitudes empezó a cobrar forma. Peterson supo en seguida que quería utilizar un producto llevado esencialmente por mujeres, las joyas, como vehículo para poner en marcha su proyecto.

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Y un día, mientras corría por la ciudad, llegó a una zona donde un gran mural de grafiti se deshacía en montones de pedacitos que se amontonaban en el suelo. Al coger uno de ellos y admirar la belleza de los colores sin forma, pensó que quizá aquello podría funcionar para cerrar el círculo entre las mujeres y su ciudad. Como una especie de homenaje, venderían joyería hecha de los trozos rotos de su ciudad en ruinas, y su elaboración ayudaría a sus trabajadoras a formarse en una nueva vida.

«Cada mujer es diferente, y cada uno de sus problemas también. Estamos muy orgullosos de que el trabajo que hacemos con ellas es muy individualizado. Les hacemos un seguimiento, y puedo decir que después de unos meses trabajando con nosotras todas llegan con sonrisas más amplias. Sabemos que darles un trabajo y una nómina no va arreglar todos sus problemas, pero podemos ayudar a encauzarlas a un camino mejor».

Después de trabajar con Rebel Nell, cuyo nombre es un guiño a la personalidad luchadora de Nellie Roosevelt (una heroína personal de Peterson), muchas de ellas encuentran trabajos mejor pagados, e incluso una de ellas está a punto de completar su formación universitaria.

La mayoría de los clientes de Rebel Nell llegan a través del boca a boca, cada vez están más presentes en ferias de artesanía y su web atrae clientes incluso de Europa.

¿Y si se acabase el grafiti? La fundadora de Rebel Nell no está preocupada por ello. Detroit está llena de arte callejero y, además, han empezado a recibir piezas de otros lugares de personas que conocen su proyecto y envía pedacitos de su ciudad.

«Nos encantaría llevar Rebel Nell a otras ciudades. Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Nueva Orleans… creo que en sitios así encajaría muy bien». De momento, las piezas únicas de Rebel Nell están todas hechas «de Detroit», y en la última semana de septiembre, se hicieron con un hueco en el museo Copper Hewitt de Nueva York. Allí forman parte hasta febrero de la muestra By the People: Design for a better America, la tercera exhibición de diseño humanitario del museo, que examina cómo el diseño puede desafiar las desigualdades sociales y económicas en el país.

 

 

2 Comments ¿Qué opinas?

  1. Hola! Da gusto saber que existen proyectos con vocación humanitaria que involucran el diseño de joyas con identidad propia y además muy originales.
    Enhorabuena por éste artículo!

  2. La Escuela de Joyería Casa de América Quito Ecuador, es un programa educativo que surge como una opción laboral dirigido hacia Madres Solteras, Jefes de Familia y Jóvenes que establecen a través de la orfebrería productividad y creatividad, trabajo con libertad. Este programa no tiene fines de lucro, hacemos autogestión y fomentamos la pósibilidad del conocimiento histórico.

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