Si lo personal es político, por fuerza, lo que uno viste tiene que serlo también. En la historia de la humanidad, especialmente en la de más rabiosa actualidad, el uso de la ropa para transmitir mensajes políticos siempre ha estado a la orden del día. Célebres son los camisas negras del fascista Mussolini, el vestido Tax the Rich de la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez o las camisetas moradas de las manifestaciones feministas. Porque, cuando alguien quiere reivindicar algo, a veces la mejor opción es salir de casa llevándolo puesto.
Lo textil es político

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