Tartas, mechas californianas y cosas antiguas

¿Cómo pueden los docu-realities ayudarnos en nuestro trabajo creativo?

De paso, añado un par de anécdotas personales sobre encuentros y desencuentros con productores de televisión (Guardia Civil incluida).

Docu-realities de tartas, de peluquerías, de compra-venta de objetos usados… Hay tantos que resulta difícil enumerarlos de memoria.

¿Por qué destacan unas propuestas —aunque no nos interese el tema— y otras sí? ¿Y cómo puede ayudarnos esto a mejorar nuestra creatividad?

No nos interesa el béisbol…

… pero queremos que Robert envíe la pelota a las nubes.

Que unos docu-realities gusten y otros no, se debe al principio de Robert Redford y el béisbol (expresión que acabo de inventarme).

¿Quién entiende de béisbol?

«Primera base» o «segunda base» son palabras que uno escucha en las películas y no comprende. Son palabras tan extrañas como «velocidad órbita dos» de Star Trek.

El béisbol solo lo entienden los aficionados a este deporte. Los demás espectadores…

… SABEMOS que Robert Redford es un perdedor en El mejor.

… SENTIMOS que como él necesitamos una oportunidad.

¡Dale fuerte, Robert!, decimos.

Vemos cómo suben los puntos al marcador. No entendemos de béisbol. Queremos que APLAUDAN a Robert Redford. Que digan que es el mejor. Eso lo ENTENDEMOS Y LO SENTIMOS.

¡Dale otra vez, Robert!

TÚ ERES LA DIFERENCIA

La conexión emocional con la persona que hace tartas o mechas californianas es lo que hace que veamos el programa

Puedes ser un pintor fantástico, un compositor inspirado, un escritor exquisito… pero no es suficiente; hay que saber conectar con las personas.

«¿Qué aspecto diferencial puedo indicar de mi negocio?», me pregunta un conocido que redacta un informe comercial.

Apenas conozco su negocio. Sé que tiene muchos competidores y que todos hacen lo mismo. Si todos hacen los mismo, solo hay una diferencia:

«Tú eres el hecho diferencial».

Piénsalo así: TODOS los que ahora estamos leyendo esto tenemos un cuadrito en blanco y 140 caracteres como munición. Hay quien sabe aprovecharla.

En mi caso no escribo reviews de series de televisión. No escribo ‘opiniones’ obvias. Busco lo que nadie ha hecho. Fuerzo asociaciones. A veces funciona, a veces no.

Ahora quiero hablar de tres docu-realities y lo que pueden ayudarnos a mejorar la creatividad (y por el camino dejaré un puñado de anécdotas personales).

UN ARTISTA NO DEBE SER COMO OTRO ARTISTA

Tabatha, te necesito

Tabatha Coffey¿Quién no conoce a Tabatha Coffey?

No entiendo de mechas ni lacas ni distingo las distintas tonalidades de tinte rubio, pero en cuanto aparece Tabatha estoy atento a ella. No me importa lo que dice sino cómo lo dice: con serenidad, firmeza, claridad.

Tabatha nunca pierde los papeles ni en los momentos más desagradables. Ella es como la hermana pequeña de Clint Eastwood especializada en la regencia de negocios (sobre todo salones de belleza).

En la imagen de Tabatha como mujer de negocios triunfadora y controladora contribuye mucho la ropa negra, la sobriedad y los tacones desde los que mira por encima del hombro a los demás. Es un aspecto que la define y que de entrada la convierte en un icono para el espectador.

El aspecto hace negocios y los artistas necesitamos hacer negocios

Hay una anécdota que he contado otras veces. El director de una de las cinco productoras más importantes de España de finales de los 90 me llamó a su despacho. Tiempo atrás había enviado un proyecto a dicha productora.

Me presenté con zapatillas deportivas, vaqueros, camiseta y chaqueta vaquera. Uno de los uniformes de guionista por entonces.

«Aunque no lo creas, la manera de vestir también importa», dijo el productor. «Ahora eres como un guionista más de los muchos que pasan por aquí. Si ahora mismo llega un tío con un traje negro con un maletín negro y me saca un guión, me lo leo ahora mismo porque me intriga y me acojona».

Tomé nota.

Años después recordé la anécdota viendo Studio 60 (un Sorkin magistral). En esta serie el personaje interpretado por Matthew Perry es un guionista puesto al frente de un equipo de guionistas. En la primera reunión suelta:

—Señores, son profesionales, no adolescentes. Vistan como profesionales.

… Es ficción, pero la frase encierra una verdad: hay artistas que descuidan su trabajo como se descuidan de ellos mismos.

Claro que también puedes vestirte con una camisa con cortes para el ombligo y los pezones; untarte el cuerpo con excremento de cabra, gelatina y cola de pescado… y acercarte a tu futuro agente. Para ello tendrías que ser Dalí y saber que tu futuro agente es Gala y solo se interesa por los surrealistas.

NO HAY ARTE PEQUEÑO, SINO ARTISTA PEQUEÑO

Dulces e increíbles

Dulces e increíbles

El pintor firma un cuadro y si lo vende le pierde la vista. Siempre existe la posibilidad de recuperar la obra. Duff Goldman es un artista que jamás podrá recuperar una obra. Sus creaciones acaban en los estómagos de los espectadores que también son comensales. Goldman es maestro pastelero.

Este hombre que podría pasar por un tipo duro que conduce camiones con una mano tiene unos dedos prodigiosos. Es capaz de reproducir en forma de pastel —con ayuda de su equipo— los detalles más nimios de edificios, personas y escenas de la vida cotidiana.

¿Por qué Goldman coloca cada árbol y cada piedra de un parque? ¿Repararán los clientes-comensales en ello?

El candelabro de El príncipe Valiente

Harold Foster, el autor del comic El príncipe Valiente, tiene una posible respuesta:

«Si coloco en una viñeta un candelabro de la época de el Príncipe Valiente nadie repara en ese candelabro. Pero si el candelabro es de otra época, el lector se percata».

El arte expuesto es un arte más creativo

Goldman es consciente de que su tarta estará expuesta a la vista de los demás más que una tarta tradicional. Estará sujeta a crítica. Y a disfrute. (Algunas investigaciones sobre la creatividad sugieren que cuando el artista sabe que su obra será expuesta, se vuelve más creativo y meticuloso).

Duff Goldman es de esa clase de artistas conscientes de que el arte también es documentación, ensayos y esfuerzo… Es la antítesis del artista que ante su trabajo se expresa así:

«¿Que no está bien? No importa. Es para niños… o para viejos… o para la señora de Cuenca».

La atención al detalle hace que Goldman destaque con un arte efímero.

EN CUESTIÓN DE DINEROS, MANTENTE EN TU LUGAR

Casa de empeños

Casa de empeñosEntre todos los programas de compra-venta y reparación de objetos me llama la atención el protagonizado por la familia Harrison de las Vegas. Su fama ha convertido su negocio en uno de los puntos destacados como «de interés turístico» en Las Vegas.

De todos los personajes, el abuelo Richard, el Hombre Viejo, es quién más me gusta ver en acción. Sobre todo a la hora de negociar.

«300», dice el abuelo ante un cachivache que un cliente pretende vender.

«1.000», dice el vendedor.

«275», dice el abuelo.

«¿800?», dice el vendedor.

«250», dice el viejo.

«Vale, vale. Lo he entendido».

El abuelo rara vez sube la oferta: la baja o la mantiene. Aunque en este caso se trata de comprar barato, el principio es el mismo: mantente en tu lugar si quieres ganar en una negociación… o no salir trasquilado.

Cuidado con querer ‘meter cabeza’ a cualquier precio

… puedes acabar metiéndola en el váter.

Hay artistas que malvenden su obra o la regalan «para meter cabeza» o «para empezar». Lo único cierto es que si eres un artista y vendes mal, acabarás arrepintiéndote. Siempre.

Hacer un par de años el dueño de una pequeña productora audiovisual me envió un guión para un análisis página a página. Un guión espantoso. Le comenté por teléfono un par de puntos en los que debería pensar.

«Puedo hacerte un análisis detallado», dije. «Te puedo pasar mis tarifas».

«¿Cuánto más o menos?».

No quería hacer ese trabajo. El guión era material de derribo. Así que dije una cantidad que solo pagaría si realmente estuviera interesado:

«2.000», dije, «la mitad por adelantado».

(Incluso la mitad era maś del doble de lo que por entonces pedía por un análisis).

Este productor se despidió de mí. Al día siguiente me escribió un correo:

«2.000 me parece un precio elevado para un análisis de una persona que no conozco ni se cómo trabaja», escribió.

No me importó su respuesta. Me había quitado un muerto de encima. Tres meses más tarde me entero que la Guardia Civil se presenta en las oficinas de este tipo y se lleva sus ordenadores. El tipo está acusado de estafa y otros delitos que no recuerdo. Una película embargada por el juzgado y una lista de acreedores que pasa de doscientas personas. Yo podría haber sido uno de los damnificados.

Si haces trabajos para meter la cabeza lo más probable es que acabes metiéndola en el váter para vomitar. (Algo que también me ha ocurrido y que ha ocurrido a otras personas malvendiendo trabajos creativos).

Uno tiene que aprender a mantenerse en su lugar.

Si eres bueno, si haces de ti mismo un icono (no un cliché), si pones mimo a los detalles y aprendes a negociar es posible que puedas sobrevivir como artista.

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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