Si odias el rosa, olvídate, esta cinta no es para ti. Por mucho que te llame la atención el título, The Mystery of Pink Flamingo, no hagas siquiera el amago de ver los títulos de crédito. Porque este documental que se emite actualmente en Movistar, dirigido por Javier Polo y protagonizado por Rigo Pex, más conocido como Meneo, es un subidón rosa que te dejará KO.
Pero si eres de natural curioso y nada te asusta, adelante: permítete el lujo de sorprenderte al descubrir que detrás de los cargantes y horteras flamencos rosas, del kitsch y del mal gusto hay un mundo mucho más interesante del que pensabas, con una filosofía de vida envidiable y con una forma de entender el arte y la creación que no esperabas.
La cinta de Polo arranca con un gris ingeniero de sonido interpretado por Rigo Pex obsesionado con los flamencos rosas. A partir de ahí, Pex inicia un viaje de peregrinación en busca del significado de ese icono del arte pop que le lleva a conocer a artistas como Eduardo Casanova, el director de cine John Waters, el grupo musical Kero Kero Bonito y la gurú del sonido electrónico recientemente fallecida Allee Willis, entre otros variopintos personajes.
Y en ese viaje desde España a Estados Unidos, se produce la catarsis, la transformación del predecible Rigo Pex al colorido e irreverente Meneo. No solo de él: nosotros, como espectadores, somos partícipes de ese descubrimiento y recibimos la gran lección que nos sirve en bandeja este documental: para CREAR con mayúsculas, hay que ser completamente libres. Para ser un verdadero creador, es necesario seguir tu propio camino, escucharte a ti mismo y dejar de lado lo que piensen los demás. Y esto, que parece obvio, no es fácil. En eso, aprendemos, está la base del denostado kitsch, del mal gusto y de sus iconos, como son el rosa y el flamenco.
«Todos los personajes que aparecen son muy especiales y hemos descubierto, igual que el espectador, un universo fascinante a través de ellos», explica Javier Polo, director del film. «Fuimos topando con cada uno de los entrevistados a base de investigar sobre el flamingo y el kitsch. Con esa pareja de ingredientes, si apuestas todo al rosa, agitas el bote y lanzas los dados, seguramente los mejores nombres que salgan son los que vemos en la película».
Esos nombres, además de los ya mencionados, son el artista Antonyo Marest, Kitten Kay Sera, más conocida como The Pink Lady of Hollywood, Cindy Lundlow, poseedora del récord Guinnes por la mayor colección de flamencos rosas del mundo, y el propio Rigo Pex, «músico, performer, demonio de Tazmania, presentador de Radio 3 y agitador cultural en ese orden», como lo define Javier Polo.
Según cuenta el director del documental, elegirle supuso una apuesta muy atrevida ya que no es actor. «Elegimos a Rigo por su personalidad; es un alma totalmente libre primero que nada, y esto tenía que reflejarse muy bien y de forma natural. Pero también nos decidimos por él porque era músico y queríamos que, además de viajar de un continente a otro, del negro al color, de un entrevistado a otro, viajara, sobre todo, a través de los sonidos», justifica Polo.
«Su ruta de liberación sonora no se podría entender sin la aportación de Kero Kero Bonito, pero sobre todo sin la de Allee Willis, que actúa como su gurú personal en busca de la expresión musical. Además, es una persona difícil de controlar y muy imprevisible, que sabíamos que nos iba a dar momentos mágicos, como así fue, aunque muchos dolores de cabeza también, ja ja ja. Y otro detalle que parece nimio y que también cumplía con creces: domina el inglés y el castellano a la perfección».
Prever lo que iban a decir de antemano personas tan variopintas y tan libres era algo muy difícil. «Cada uno de ellos aporta una visión genuina sobre el tema; unos por su mirada salvaje e irreverente, otros por su acercamiento intelectual y filosófico, otros por su creatividad y excentricidad, otros por su inocencia, otros por ser kitsch en sí mismos y una parodia de ellos mismos… Hay para todos los gustos», explica Polo. Uno de los temores del director y de su equipo era que no funcionara el orden cronológico con el que habían estructurado el guion al tratarse de un road trip, porque estaban hipotecados con el vestuario y el comportamiento del personaje. Pero la jugada les salió bien, afirma el director.
Todos los personajes de esta película celebran con sus testimonios el lado lúdico del arte, la felicidad que produce ser uno mismo y crear como uno siente, según sus propios criterios y dejando fuera los miedos a ser aceptados o no. Da la impresión, contemplando tanto color como el que nos muestra la cinta, tanto en sentido figurado como real, que vivimos en una era gris y triste, que hemos perdido esa visión lúdica del arte para hacernos más intensos, menos naturales.
«A nivel general, se ha podido perder un poco eso, en el mundo de la sobrecomunicación y la interacción instantánea con los fans en el que vivimos hoy en día. Pero también es cierto que podemos encontrar muchos ejemplos para creer que esto no es así», opina Javier Polo.
«Cada generación tiene la necesidad imperiosa de romper las reglas del juego y debe desarrollar su arte de forma libre y natural, si no perdería su esencia y esto nunca se podrá perder. Por enumerar dos ejemplos pertinentes que representan muy bien esto, podríamos tener la obra de Eduardo Casanova o la de Kero Kero Bonito; a ambos los descubrimos en el documental y son buenos representantes de jóvenes libres y creadores».
«E incluso si analizas nuestra propia cinta, que ha sido desde su fase más embrionaria un proyecto arriesgado, irreverente, divertido, alocado…, te das cuenta de que podría entrar también en esa lista. Nuestra premisa desde el inicio fue clara, vamos a experimentar y a jugar, y se han apuntado muchas mentes inquietas de distintas disciplinas artísticas (animación, collage, música, fotografía, ilustración, diseño gráfico, sonido, escritura…) a este juego, y se ha convertido en una catarsis creativa. Por otro lado, el Pink Flamingo no merecía menos».
El hilo conductor de todo el viaje hacia el descubrimiento del que hablamos es el flamenco, pero fundamentalmente el rosa. Ese color rezuma por toda la cinta, y según la visión del director, debía ser excesivo, extravagante e incluso inquietante en ciertos momentos. Rara es la escena donde no aparece algún elemento de ese color. «El pink flamingo es pura estética, y el rosa es su buque insignia, así que teníamos que sumergirnos en ese color e incluso, como sucede en la entrevista de Casanova, reflexionar sobre su uso», justifica Polo.
«Nos ha ayudado mucho también conseguir increíbles localizaciones bañadas en color rosa e incluso las propias casas de los entrevistados, que casi siempre tenían el rosa presente y que nos han permitido mantenernos en ese universo. Es verdad que el momento de mayor sobredosis de rosa sucede en la casa de la Pink Lady, pero es justo cuando más cargantes pretendíamos ser, para que el espectador necesite experimentar lo que sucede justo a continuación, el odio al flamingo».
Equilibrar la paleta de colores, por tanto, no ha sido una labor sencilla, pero el tema del color y la teoría en torno a él ha sido uno de los temas favoritos de Javier Polo desde siempre. Él asegura haber aprendido mucho sobre ello contemplando los trabajos de cineastas como Godard, Wong Kar Wai, Nicolas Winding Refn, Wes Anderson y Almodóvar.
«La paleta de colores y la fotografía la trabajamos con tiempo porque queríamos cuidarla mucho, y la labor de ilustración y dirección de arte de Carla Fuentes, así como de Guillermo Polo en la fotografía, ha sido clave. Hemos buscado otorgar un especial tratamiento al color rosa y a los tonos turquesas, que nos trasladan un poco a la estética pastel de los años 50. Pero queríamos darles más vida y saturación para llevarlos a un mundo más tropical, kitsch y salvaje», explica Polo.
«La obra de David Lachapelle o de Maurizio Cattelan en su revista Toilet Paper, o incluso la mítica revista Super Pop, han sido, sin duda, grandes referentes. También hemos cuidado esto en el etalonaje con Moncho Sánchez, que habrá soñado con el color rosa, el pobre, cansado de hacer correcciones selectivas para resaltarlo y de sacar color y vida a todo. Igual que en las animaciones y los collages de Device, Jonathan Cremades, Pepe Ábalos y Fenómena, tan salvajes y con tanta fantasía, que creo que también representan muy bien la estética que queríamos otorgarle a la cinta».
«Estos meses, mucha gente nos ha llegado a decir que ir al cine o ver la película en Movistar ha sido la mejor fiesta que han tenido este año, entre la música y el consumo de color que han experimentado, así que nos alegra mucho. Pensamos que representa en una hora y media justo lo contrario a lo que nos está tocando vivir».
FRASES INSPIRADORAS QUE ESCUCHARÁS EN ‘THE MYSTERY OF PINK FLAMINGO’
«A mí, personalmente, me interesa más el arte que te provoca algo con lo que no estás conforme, el arte que rompe un pilar de tu pensamiento. La tranquilidad y la creación son completamente incompatibles».
«Yo creo que el secreto de la vida es abrazar el cambio, recibirlo con los brazos abiertos y dejarse llevar por él».
«Que nadie te diga lo que tienes que hacer. Haz lo que quieras, encuentra lo que te apasiona».
«Si te preocupa lo que piensen los demás, nunca harás lo que quieres».
«La gente no tiene que estar de acuerdo con el mundo que me gusta a mí, pero sí llegar a ver las cosas de otro modo. Yo no predico, solo les enseño el otro lado».
«La clave no es pensar “soy la bomba, me da igual lo que peséis”, sino decir “tengo una visión, a mí me hace sentir bien y por eso lo hago”».