Este alfabeto, por separado, es una colección de letras que hacen referencia a la cultura, la historia y la gastronomía de Málaga. En conjunto, es “una catarsis ilustrada”. Así lo describe la diseñadora que lo ha hecho, Carla Lucena. Una andaluza que decidió dar una visión de su lugar de origen al margen de “la etiqueta de flamenco, siesta y toros que los andaluces llevamos en la frente”.
Dice Lucena que lo planteó como “algo que pudiera tener un atractivo comercial”. “De hecho, ayer mismo por la tarde lo puse en Society6 a la venta y a los cinco minutos una canadiense me estaba pidiendo una camiseta con la letra S de Salmonete”.
La idea llevaba ocho meses rondando a Lucena. Había estado trabajando en Ogilvy Nueva York y allí descubrió dos cosas: “Los españoles ponemos por las nubes lo que viene de fuera y valoramos muy poco las cosas tan buenas, bonitas y avanzadas que tenemos”.
Y “que ese complejo, de alguna manera, afecta al diseño”, asegura la malagueña. “Porque mientras una panadería aquí seguirá siendo Panadería Paqui, y ni se molestará en tener un packaging bonito o quitar el horrible cartel de neón (¡qué más da, si solo vendemos pan!), en los países anglosajones se convierte en un pequeño negocio de imagen exquisita que atrae al consumidor trendsetter como la luz a las polillas”.
Hace una semana empezó a diseñar en dibujo vectorial el alfabeto que había estado en su cabeza durante los últimos ocho meses. Lo hizo en Illustrator y para las texturas e iluminación utilizó Photoshop. Ayer acabó. Y ayer el alfabeto malagueño empezaba a recorrer el mundo como una nueva imagen de esa ciudad y una forma de desmentir que el sur es solo sol y toros.
