Suena el Hey Boy Hey Girl de The Chemical Brothers. Entonces, sucede: en un momento efímero de la noche, desde el fondo de la barra, los más de cien gatos chinos fosforescentes de la suerte mueven su brazo, al unísono, al ritmo del beat hipnótico de la canción.
Nadie se fija en ellos.
La atención de la gente está centrada en esos extraños personajes de look distópico-ciberpunk que recorren el local abarrotado: el show acaba de comenzar en Uñas Chung Lee, la nueva discoteca clandestina madrileña disfrazada de local de manicura.
Combate clandestino por la noche madrileña
La noche se viste de flúor y se pinta las uñas en Hilarión Eslava 38. «Las mejores uñas son las que te pintas a las 3 de la mañana» reza el eslogan del local. Palabras textuales de una tal Chung Lee.
¿Y quién es Chung Lee? La nueva competidora de Puri. La de las Medias. La de la mercería clandestina que incendió la noche madrileña a mediados de 2017. El rumor se extendió durante el verano de 2018: un nuevo local clandestino iba a abrir sus puertas. Puri iba a ser plagiada, copiada vilmente. ¡Ella, que había tenido la maravillosa idea de insuflarle una nueva vida a las discotecas de la capital, de repente se encontraba con una mujer china que pretendía plagiar su idea abriendo un local de manicura en mitad de Moncloa!
https://twitter.com/MediasPuri/status/1012377711405404162
Todo era una campaña de marketing, claro. Puri y Chung Lee son amigas. Dos amigas nacidas de la mente de Iñaki Fernández y Gorka Fernández, directores de la productora LETSGO, creadora del fenómeno The Hole y de varios musicales, como La Familia Addams.
«Lo que hemos querido es dar otra vuelta de tuerca, montar un mundo oriente-asiático en el que la gente, desde el principio, viva cosas como que entra a Shanghai y está en otra ciudad» explica a Yorokobu el director financiero de la productora, Gorka Fernández.
Según se puede leer en su página web, Uñas Chung Lee pretende ser «una inmersión por los rascacielos de Hong Kong, los callejones de Tokio, los mercados de Seúl, la avenida de Pionyang, los karaokes de Corea».
Se define como:
distópica
cosmopolita,
ruidosa,
frívola,
espiritual,
serena,
insostenible.
Y no puede ser más cierto. Solo con estar un par de horas en el local uno se da cuenta de que Uñas Chung Lee es una brillante paradoja de luz fosforescente donde se aliñan la buena música (desde el Sex Machine de James Brown hasta el Confusion de New Order, pasando por la música reggae, Muse o Madonna), el alcohol, la decoración de influencia kitsch y ácida de los bazares chinos… y las performances teatrales.
Una discoteca que es más que una discoteca
En Uñas Chung Lee no hay un segundo de descanso. Cuando menos te lo esperas, un nuevo show aparece en escena.
Como ya ocurrió en Medias Puri, LETSGO ha confiado en el director artístico Chevi Muraday para encargarse del arte y las coreografías. El diseño de vestuario y escenografía corre a cargo de Felype de Lima mientras que Juanjo Llorens se encarga de la iluminación.
De esta forma, el trío consigue crear un clima ambientado en una china apocalíptica, donde la clonación está latente, creando una muestra muy visual. Cada media hora, desde las 12:30 hasta las 4 de la madrugada, salen a escena los diferentes personajes, encabezados por la cantante y actriz La China Patino. También se combinan los espectáculos acrobáticos y la que es la estrella de la noche: una piscina móvil suspendida del techo sobre las cabezas de los asistentes, en la que varios bailarines llevan a cabo su actuación.
Según Gorka Fernández, «se irán haciendo diferentes performances a lo largo de los meses. El objetivo es crear esa expectación del “yo la he visto y tú no”».
La presencia de un local como Uñas Chung Lee en la zona de Moncloa es algo inusual: «Elegimos esta zona por ser más desconocida –explica el director de LETSGO–, más tranquila que la de Medias Puri. Y también más infantil». El lugar se conoce, sobre todo, por ser una zona de bares de copas y discotecas para universitarios. Pero ese no es el público al que va dirigido el proyecto, lo cual queda reflejado en la edad mínima (25 años) que se exige para poder acceder a sus pasillos de color rosa pintalabios.
Aparte de sus múltiples performances, Uñas Chung Lee cuenta con otro atractivo, el más obvio, quizá, para un falso nail spa: la opción de, en mitad del fiestón, ausentarse unos minutos para relajarse con un masaje o dar una nueva capa de esmalte a las falanges ungueales. El discreto encanto de pintarse las uñas a las 3 de la mañana, que diría Puri. ¿Y qué sería de una noche asiática sin su karaoke? Eso también está solucionado, gracias a los reservados, localizados en los palcos de la sala.
Pasan tres horas de la medianoche y los gin tonics, servidos frente a la atenta mirada de los gatos fosforescentes de la suerte, comienzan a surtir efecto. La embriaguez hace ver a los asistentes dragones chinos que surcan la sala, equilibristas que se sostienen sobre estructuras imposibles, seres ciberpunk con lentes de tres ojos y pelo luminoso –con un cierto aire a los replicantes de Ridley Scott–. Estos se deslizan entre el público con miradas a medio camino entre la indiferencia y la lascivia (clara influencia de Wong Kar-Wai y El Imperio de los Sentidos de Nagisa Oshima).
La noche promete ser larga en Uñas Chung Lee. Por fortuna, hay alguien que vela por nuestras uñas.
Foto de portada: Lighuen Desanto