Ocurre cada verano. Mareas humanas se desplazan de la ciudad a la costa en un intento de huir del gentío con el que conviven durante el resto del año, sin deparar en que en su retiro vacacional les espera lo mismo pero a unos pocos cientos de kilómetros de su hogar.
«Si uno se aleja un poco y lo observa con cierta distancia, el fenómeno no es muy distinto a las migraciones de flamencos o sardinas en las que el individuo busca el abrigo del grupo. Con un toque más kitsch, desde luego, pero parecido al fin y al cabo».
Rubén Martín de Lucas reconoce que «esta peculiar migración» le fascina, tanto desde el punto de vista sociológico como del visual, «con un catálogo de situaciones tan alucinantes como divertidas».
El cofundador de Boa Mistura fotografió varias de estas estampas estivales para un proyecto personal al que bautizó como Vacaciones en el mar. Las imágenes intervenidas que conforman la exposición cuenta con diferentes formatos y componen varios conjuntos discursivos que el fotógrafo ha titulado Movimientos, Recuentos, Masas y Situaciones.
«El tema principal es el comportamiento mimético. Muchos de nuestros actos y maneras de pensar no son propias, sino copiadas, fruto de una forma de comportarse que funciona por imitación. Algo que es normal si tenemos en cuenta que somos monos ligeramente evolucionados».
Ejercer un pensamiento crítico sobre cada acto que realizamos, explica Martin de Lucas, no es tarea sencilla por lo que, sin darnos cuenta, nos dejamos llevar por el movimiento imperante.
Pero aquella no es la única razón que explica estos flujos migratorios veraniegos: «El boom inmobiliario de la costa fue fruto de un negocio especulativo desordenado y de dos nuevas coordenadas: la posibilidad de acceso a una segunda vivienda y el turismo como negocio».
Los resultados están a la vista en muchas de las ciudades de la costa mediterránea: «Lo tenemos todo, el modelo concentrado (ejemplo Benidorm) y el modelo atomizado (todas las construcciones que hay entre pueblos y zonas antes no urbanizables), dejando pocos espacios libres a la naturaleza».
Aunque la «crítica velada» que es Vacaciones en el mar no va dirigida tanto a este tipo de intervenciones urbanísticas («de eso ya se ha hablado mucho») como a la manera en la que nos comportamos «sin cuestionar los modelos establecidos». Aun así, niega que su pretensión sea la de decir a nadie cómo debe pasar sus vacaciones «ni cómo deben ser las vacaciones perfectas. Eso lo decidirá cada uno».
