La ilustradora mexicana Yuyi Morales opina que la vida de Frida Kahlo perfectamente se podría contar como «un cuento de fantasía». Eso ha querido hacer con su obra Viva Frida (Neal Porter Books), una encuadernación que a base de textos, marionetas, dibujos, trabajo digital y las fotos de Tim O’Meara quiere explicar a los niños que «los sueños que tenía Frida los tenemos todos».
Morales cuenta una Frida que un día «se mete en una de sus propias creaciones». No dibujando su propia imagen como solía hacer la maestra, sino literalmente, como si se tratara de una Alicia aterrizada en el país de las maravillas.
«Se cuela en su pintura del venadito», desvela la ilustradora. Kahlo, que vivió obsesionada con tragedias personales como su cuerpo enfermo, su pierna delgada, sus accidentes… en el libro de Yuyi tiene la oportunidad de ingresar en su propio cuadro cambiando todas esas preocupaciones «¡por unas alas!», describe. «Las que ella siempre dijo tener».
«El veo, el soy, el sueño… eso es lo que he querido explicar de forma sencilla a los niños. Frida, con sus problemas, creó sus pinturas y su propia vida. Dijo quién quería ser. Y sin embargo no dejaba de ser una mujer común, como todos. Muchas mujeres mexicanas tienen algo en común con ella».
Dice Yuyi que ella se empezó a dar cuenta del valor del personaje cuando se fue a vivir a California (Estados Unidos), donde habitó 20 años antes de regresar a México el año pasado. «En mi generación conocíamos a Frida, pero nunca nos la contaron como un personaje muy destacable en aquella época. Fue cuando llegué a Estados Unidos cuando me di cuenta de que allí era un símbolo de muchas cosas: como el feminismo, los derechos de los gays… Me pregunté por qué nosotros en México no la glorificábamos. Desde entonces creó un símbolo de identidad en mí. Se convirtió incluso en una manera personal de dignificar mi latinidad y mi mexicanidad en un país como Estados Unidos, que parece envolverte».
Para realizar las imágenes del libro Morales utilizó marionetas de articulaciones móviles hecha con armadura. «Cada una de las tomas estaba muy pensada», indica. Preparó el emplazamiento perfecto de las figuras y del enfoque, dibujó algunos de los elementos y su pareja y compañero de proyecto, O’Meara, disparaba sobre la composición. Después Yuyi hacía el trabajo digital que ilustrase cada una de las páginas de esta historia onírica de la pintora más representativa de la historia de México.
Cuenta la autora la anécdota del día que arrancó este proyecto. Cada cierto tiempo se reunía con su grupo de escritores en California. Todos los diciembres, como motivación para emprender nuevos proyectos creativos, entre todos metían papelitos con frases y palabras para que cada uno de los presentes seleccionara tres y pensara una idea a desarrollar con eso. A Yuyi le tocó un papelito donde ponía Baby Book. Eso fue suficiente para animarla a sacar un trabajo sobre Frida, algo que tenía en mente desde hace tiempo.
«Hacer el trabajo gráfico fue como jugar a las muñecas», reconoce la creativa. «Pretendo que ella sea un ejemplo para los niños, por eso traté de explicarla así. Ese mundo al que Frida se escapa en este libro para descubrirse a sí misma y a las cosas que amaba es el mundo que todos podemos seguir si queremos».
Frida en el país de sus propias maravillas
