Estás acostumbrado a escuchar nombres y apellidos del tipo Sara García o David Sánchez, pero no logras aclararte cuando lees Ibn Battuta, Reza Mohammadnia o Lau Chun Yin Vicent. Te pasa sobre todo si eres bloguero, escritor o periodista. Te preguntas: ¿cómo diantres cito yo a esta fuente? Y acabas confundiéndote, pensando que Ibn es un nombre y Battuta un apellido. ¿O tal vez será un nombre compuesto?
Por eso hemos recorrido el mundo, al más puro estilo Willy Fog, de la mano de autóctonos y lingüistas, para explicar cómo se forman los nombres y apellidos en los distintos lugares. ¿Lo más interesante? Que en nuestro camino no solo hemos descubierto en qué posición se colocan esos nombres y apellidos en cada región, sino también la historia que se esconde tras ellos, y cómo varían por cuestiones de sexo y hasta de estado civil.
Lo más raros, difíciles y descolocados
Lituania parece uno de esos países europeos más olvidados en nuestro día a día. Cuando viajamos allí conocemos que sus ciudadanos utilizan la estructura nombre + un apellido. Pero lo más curioso viene cuando lees el apellido de una mujer, que depende, en primera instancia, del nombre de su padre o marido. Y es que, ese apellido cambiará a lo largo de su vida según sea soltera, casada o viuda. Así que si te encuentras con una lituana cuyo padre o marido se llame «Paulauskas», si está casada o viuda acabará apellidándose «Paulaskiene», a menos que decida quedarse soltera, y se llamará, por tanto, «Paulauskaité».
Seguimos nuestro viaje por Europa, vamos un poquito más al norte, concretamente a Islandia. Allí nos encontramos con «Björk Guðmundsdóttir». Björk es el nombre de la persona, la segunda parte es el apellido que puede ser procedente del padre o de la madre. Pero si quien lo lleva es un hombre, ese apellido va seguido de –sson. Si es una mujer, de –sdóttir. Así que el apellido real es Guðmund. Esto último también ocurre si nos desplazamos un poco más al este y aterrizamos en Rusia. Allí la terminación del apellido también determina si la persona es hombre o mujer. Un hombre podría apellidarse ‘Yeltsin’ y una mujer ‘Yeltsina’, aun procediendo de la misma familia.
Tras varias paradas nos hemos cansado del frío y de la rutina, necesitamos cambiar de aires, ¿Qué tal si viajamos a Oriente Medio?. Seguro que no es la primera vez que escuchas el nombre de Osama Bin Laden. También habrás escuchado el de Ibn Hazm (poeta andalusí), Abu Ammar (Yaser Arafat) o incluso el de la famosa cantante egipcia, Umm Kalzum. Te habrás parado a leerlos y habrás pensado que Osama es un nombre, Bin un apellido y Laden otro. Pero no es del todo así, nos explica desde Jordania la traductora Isabel Ureña. Aunque Osama sí es un nombre, «Bin» – y también «Ibn» – significa «hijo de». Así que esa formación vendría a significar “Osama, el hijo de Laden”.
¿Y qué pasa con «Abu Ammar»? Abu no es un nombre, esa expresión significa “El padre de Ammar”, aunque no es del todo necesario tener un hijo llamado así, puede que ese sea simplemente un nombre artístico. Lo mismo ocurre con «Umm Kalzum». El nombre real de la cantante es Fatima Ibrahim al-Baltagi (su nombre, el nombre de su padre y un apellido), así que «Umm Kalzum» significa realmente que es “la madre de Kalzum”, a pesar de que la artista no tuvo descendencia. Esto suele ser así sobre todo en países como Irak, Jordania, Palestina o Egipto.
Muy cerca de allí descubrimos, de la mano de Reza Mohammadnia que los nombres de Irán son realmente curiosos. En este país convergen nombres kurdos, turcos e, incluso, árabes. Desde Arash, Afsaneh o Kaveh, hasta Rojan o Aylar. Solo tienen un apellido y habitualmente hace referencia a dos particularidades. Por un lado, algunas partículas como «zadah», «por», «nejad», «nia» o «I» significan “hijo de”, o “perteneciente a la familia de” – un poco similar al caso de los nombres árabes-. Un ejemplo cercano es el del expresidente iraní Mahmud Ahmadineyad (Mahmud es el nombre y Ahmadineyad el apellido que hace referencia a que viene de la familia de Ahmad).
Por otro lado, algunos apellidos también pueden hacer referencia al lugar de donde procede una familia. Si te apellidas «Golmakani» significa que provienes de Golmakan; si te apellidas «Tehrani» significa que provienes de Teherán. Se utiliza como una forma de reivindicar los orígenes en un lugar donde confluyen personas de tantos sitios diversos.
Los nombres orientales, por su parte, suelen resultarnos complicados especialmente si son chinos, taiwaneses o vietnamietas. Y, si los intentáramos utilizar de la misma forma que en España, nos equivocaríamos totalmente. Ahora viajamos a Hong Kong donde nos espera Gilbert Wat, que explica que allí y en Macao los nombres se forman de manera diferente al resto de China.
Poniendo un ejemplo, en el nombre de «Lau Chun Yin Vincent», Lau es el apellido paterno, Chun Yin es el nombre de la persona – como puede serlo Carlos en España -, y Vincent es el nombre inglés que la persona ha adoptado para que gente como nosotros podamos pronunciarlo sin problemas.
Los apellidos suelen ser herencia de grandes familias, pero también lo adquieren del nombre de una etnia – como puede ser la etnia «Han». Y algunas poblaciones, cuando adquirieron los apellidos hace cientos de años, utilizaron el mismo para todo el pueblo, así que si te encuentras a muchos chinos con el mismo apellido –imagina el propio apellido «Han» – , ya sabes por qué es. En el resto de China y en Taiwán solo utilizan el apellido seguido del nombre chino o taiwanés.
Los que se lo inventan todo
Ahora nos convertimos en nómadas para seguir a los amazigh del norte de África, con quienes ocurre algo similar que con los árabes. Utilizan la partícula «Ben» seguida de un nombre para hacer referencia “al hijo de”, o el prefijo «Bou» para decir “perteneciente a”, como «Boumedian», que viene de un lugar llamado Median. Pero lo más curioso de ellos es que se inventan sus apellidos tomándolos, por ejemplo, de nombres de animales. El apellido «Akkani» significa conejo; «Ouchen», lobo. La amazigh Hanan Hahour comenta que cuando los amazigh se vieron obligados a registrarse en el registro civil de sus países también tuvieron que inventarse apellidos. El suyo – que no tiene ningún significado – lo decidió su abuelo paterno y ella está segura de que es único en el mundo.
Si damos un salto en el tiempo y nos desplazamos hasta la Turquía de la década de los años 20 podemos comprobar que los apellidos de sus ciudadanos fueron inventados por aquel entonces. Por eso te puedes encontrar con ciudadanos que se apellidan – traducido – «Hijo de David», «Hombre de la naturaleza», «Espada» o incluso «Montaña de oro». Ni siquiera el fundador de la propia república, Mustafa Kemal, tenía apellido – Kemal es su segundo nombre.
¿Qué por qué hay que recurrir a la invención? Pues por lo mismo que ocurría con los amazigh. En este caso cuando se fundó la República de Turquía el gobierno quiso instaurar un sistema unificado y moderno con apellidos de por medio. La estructura es: nombre + apellido. Mustafa Kemal se reservó para él el apellido «Atatürk» (padre de los turcos). Puestos a pedir, era una buena opción.
Y un poco igual ocurre con Alemania. Volviendo atrás en el tiempo, hasta el año 1810 la gente de campo no tenía apellidos, así que muchos decidieron inventarse uno haciendo referencia a su profesión. ¿Algunos ejemplos? Müller (molinero), Fischer (pescador). Ahora su estructura es nombre + apellido paterno, y las mujeres pueden decidir si conservan su apellido o adquieren el del marido, como muchos de otros países europeos y americanos.
Los de siempre
¿Sabías que los franceses suelen tener dos nombres pero ocultan uno de ellos? Por eso siempre has escuchado hablar de Jacques Chirac y muy poco de Jacques René Chirac. Ese nombre, el del medio, solo se utiliza en documentos oficiales. Además, por lo general, emplean únicamente un apellido, así que ya sabes: René no lo es.
Desde el país vecino, la francesa Laetitia Moulin nos cuenta que la mujer, cuando se casa, adquiere el apellido de su marido, al igual que en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Ahora nos desplazamos hasta Suecia, donde Maya Krummenacher nos explica que el apellido, hasta 2013, era obligatoriamente herencia del padre, como también sucedía en España hasta hace poco. Cuando una mujer se casaba y adquiría el de su marido, lo conservaba incluso tras divorciarse. Ahora la esposa puede decidir. Si echamos un vistazo rapido a Portugal – y también a Brasil – descubrimos que, en contraste, el primer apellido suele ser el de la madre.
En Polonia y en Italia solo se utiliza un apellido, el paterno. Lo más curioso de Italia es que, a través de él puedes conocer el pasado de cualquier familia.. Como en el caso de Sara Notargiacomo, el suyo proviene de una notable familia de Nápoles.
Podríamos seguir viajando pero el camino se nos haría interminable entre los numerosos países del mundo. De momento parece que ha quedado a la vista que países como España, Portugal, Francia, Polonia, Lituania, Italia o Alemania construyen sus nombres de forma similar, a pesar de sus particularidades. Otros más alejados en el espacio como Irán, Turquía, diferentes lugares de China, o incluso de nombres amazigh – de los nómadas del norte de África -, tienen estructuras totalmente diferentes y curiosas. Por el momento, seguiremos viajando alrededor del mundo para descubrir países y nombres con identidad propia.
Las imágenes utilizadas para este artículo son propiedad, por orden de aparición Gabriel Soares , Moyan Brenn, Roevin Urban Capture, Hernán Piñera, Ronnie Macdonald, Cristian Blanxer y Jean-Pierre Dalbéra.