Yupi: ¿Es posible vivir hoy sin perder la cabeza?

Si de la nada alguien os soltase el término yupi, es probable que vuestro cerebro os devolviese automáticamente una de tres acepciones posibles. Puede que os presentase, sin dudar un segundo, al Patrick Bateman de American Psycho y a esa cohorte de jóvenes profesionales que comenzaron a poblar las ciudades en los primeros años 80.

Es posible que, en su lugar, lo primero que os viniese a la cabeza fuera esa interjección que se pronunciaba en los 90 cuando algo pasaba algo bueno. O puede que, definitivamente, la palabra yupi os hiciera pensar en aquella serie infantil de finales de los 80 que terminó por designar a todos aquellos que están fuera de la realidad.

Estas tres acepciones son el punto de partida de la exposición Yupi, que tiene lugar en la sala Arte Joven de la Comunidad de Madrid hasta el próximo día 2 de mayo. En la muestra, los artistas presentes reflexionan sobre qué es ser un joven trabajador en la actualidad y al mismo tiempo no poder dejar de decir yupi.

Porque está claro que las generaciones de trabajadores que se han incorporado al mundo laboral en las últimas décadas enfrentan toda una serie de retos, consecuencia de las estructuras y costumbres laborales contemporáneas.

Así, parte del interés de la exposición reside en su reflexión acerca de cómo influye el mundo laboral actual en el bienestar mental de sus habitantes. Por eso, la primera sala de la exposición es literalmente, una oficina. Porque una de las características de los muppies (*millennial yuppies*) que pueblan hoy en día las oficinas del mundo no es solo que se hayan dado cuenta de hasta qué punto las condiciones de precariado absoluto que les han impuesto son responsables de un declive en la salud mental, sino que además, lo han puesto de manifiesto.

Precisamente por eso, otro de los temas sobre los que reflexiona la propuesta es el de los autocuidados, que son algo así como muy de los milenial, un refugio para una generación apaleada que solo puede tirar de sí misma. En Yupi, se ven reflejados en todas sus modalidades, los autocuidados físicos y los espirituales, pero también los sensoriales.

Entre las obras sobre los autocuidados hay para todos los gustos. Desde el jardín Zen de Ampparito, que propone la adopción de una técnica tradicional milenaria como remedio a un problema actual, a las bolas de yoga de Irati Inoriza y Ángela Millano, que nos proponen «coger nuestro corazón roto y hacer arte con él».

La muestra encara además un tema central en la calidad de vida actual, más allá del bienestar físico y mental de las personas, pero que tiene un impacto directo sobre este último: el exceso de estímulos al que estamos sometidos constantemente.

Ante el bombardeo, las artistas Aida Salán Sierra  y Antonio Ferreira proponen una relajación sensorial a partir de piezas dedicadas al ASMR (esa sensación cosquilleante que se produce cuando vemos o sentimos algo profundamente relajante) y a los vídeos de temática satisfying que muestran algo muy agradable de ver.

Los comisarios de Yupi, Ignacio González Olmedo, Juanjo Aguilar Orella y Laura Berros Pradas, fueron seleccionados a partir de la convocatoria Se busca comisario. La convocatoria pretendía encontrar nuevos modelos curatoriales y actuar como una puerta de acceso al mundo profesional para jóvenes (menores de 35) comisarios artísticos.

Además de las obras expuestas en el espacio de la Sala de Arte Joven, la muestra viene también con unas instrucciones de uso. Yupi, el manual para lidiar con el malestar contemporáneo busca dotar a las diferentes obras del contexto necesario para que sus visitantes las puedan disfrutar en todo su recorrido. El manual actúa, al mismo tiempo, como una expansión de la exposición, ofreciendo más material sobre el que reflexionar en torno a los temas de Yupi.

La muestra se presenta como un proyecto ambicioso que busca generar una reflexión sobre muchos de los temas que influyen la vida en el año 2022, un año pospandémico. Tiempo en el que todavía se están sufriendo las consecuencias de una recesión económica y que aún se caracteriza por una situación de profunda precariedad para los trabajadores jóvenes.

En el fondo, todas las obras de la muestra apuntan a lo mismo, a una serie de preguntas omnipresentes en las mentes de todos aquellos que tienen la casa sin pagar y navegan el mundo sobre contratos temporales. Unas preguntas a la que, más tarde o más temprano, habrá que dar respuesta. ¿Es posible la seguridad? ¿Hasta dónde debería llegar el trabajo? ¿Es posible vivir hoy sin perder la cabeza? y, sobre todo, ¿cómo se hace?

Yupi está en la Sala Arte Joven de la Comunidad de Madrid (Avda. América, 13) del 16 de febrero al 1 de mayo.

 

 

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