
Un día cualquiera, Marina Rosso recibió malas noticias de su familia. Su abuela tenía problemas de salud y no estaban seguros si iba a durar mucho más tiempo. Saber esto le produjo un sentimiento de urgencia y necesidad de retratarla. De meterse en su vida y capturar el poco tiempo que le quedaba. “Necesitaba una excusa para estar cerca de ella”, explica la fotógrafa italiana. Puedes ver el resto del reportaje en Fotokobu.
57 años de vida, rutina y complicidad (Fotokobu)
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