El carnaval de Río de Janeiro ha enfrentado este año una de las peores crisis económicas de su historia reciente. El recorte del 50% del presupuesto habitual destinado a las escuelas de samba ha obligado a los carnavalescos, las mentes creativas del espectáculo, a esforzarse para conseguir sorprender al público a pesar de tener menos recursos a disposición. El lujo de las plumas se ha mezclado en la avenida del Sambódromo con materiales más baratos como el plástico y el acetato. Los desfiles de este año también se han destacado por tener un corte muy político y crítico con el Gobierno de Michel Temer.
(fotos de Valeria Saccone)