Decían los Ojibwa (los indios originarios de América del Norte) que estos animales tienen magia. Que son sobrenaturales. Que están henchidos de significados. Eso fue hace miles de años. Pero el tiempo, a veces, se pierde en el tiempo y no le importa nada. Ni dónde, ni cuándo, ni cómo, ni por qué.
No importa que Pablo Abad sea un hombre actual que nunca vio a un Ojibwa. Ni que jamás estuviera en esa América en la que un tótem tenía fuerzas sobrenaturales más poderosas que El Increíble Hulk y altísimas atribuciones espirituales. El diseñador ha construido un tótem que encierra tantos significados como los que hacían los indios americanos para diseñar la portada de mayo de la revista Yorokobu.
El cuerpo del tótem (que, en su paralelismo animal, es un búho) está formado por la palabra Yorokobu.
El esqueleto se compone de una tipografía que ha diseñado solo y únicamente para dar vida a este tótem. Empezó por la Y, siguió por la O… Fue haciendo cada una de las letras según el orden que establece la palabra Yorokobu. “Me gusta hacer tipografías especiales”, comenta. “De ahí surgió la idea: ¿Y si hago con la tipo un tótem?”. Y lo hizo. Era su primer tótem o, en otras palabras, un deseo antiguo materializado, finalmente, en forma de portada.
En sus colores están las tonalidades de los nativos de América del Norte, los que llevaban en sus adornos y que son, según los ve Pablo Abad, “estridentes” y “psicodélicos”. Pero el diseñador ha hecho algo que aquellos hombres no hicieron. Dar un “acabado medio metalizado” y un aspecto “medio retro”.
Situó en la cabeza del tótem un ojo. ¿Qué significado tiene ese ojo en el lugar donde lo que está en la tierra se conecta con el universo? “Es el sello de la casa”, dice el diseñador. “Dibujo ojos desde hace mucho tiempo. No sé por qué. Es algo inconsciente. Me fascina”. Pero, en el tótem, además de una elegante obsesión, el ojo es “símbolo de poder”.
Atrás queda el humo. Esos vectores de sensación deslizante y acuática simulan el movimiento redondeado del humo que traían los Ojibwa a sus ritos para comunicarse con otras personas e invocar a sus seres superiores.
Junto al tótem, dos flechas partidas. Rotas. Inservibles. ¿Por qué? “Porque es el fin de la violencia o el principio de la paz”.
El tótem de la portada de Yorokobu
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