Gustavo Berocan, un brasileño afincado el Palma de Mallorca, hubiera sido futbolista de haber tenido en los pies la habilidad que tiene en las manos. No pudo ser, se hizo ilustrador, un oficio en el que sí se le da bien meter goles.
Claro que, como la cabra tira al monte, ni siquiera con sus dibujos ha sido capaz de quitarse de la cabeza la pelota. Su última creación, a caballo entre la ilustración y la tipografía, es un abecedario que homenajea a las grandes selecciones nacionales.
Por hacer una analogía, Berocam diría que «jugar una pachanga es lo mismo que tener libertad para pintar lo que quieras». Aun así reconoce que el balompié es más divertido por el hecho de ser un deporte de varios, «y por ser fútbol». Por eso su serie es lo más parecido que ha sabido hacer al deporte rey, solo que en letras.
Cuenta que ya tenía experiencia en esto de darle tonos al fútbol. Fanático del Flamengo (equipo de Brasil), tuvo el «honor» de elaborar unas imágenes que el club le solicitó para una publicación. Y la revista Panenka contó con él para que hiciera un cómic acerca del hobby por excelencia para los brasileños.
Ahora todos sus conocimientos de banquillo los ha concentrado en un alfabeto y una numerología inspirada al 100% en este juego, y de propina se ha marcado un calendario firma personal para tener controlados los resultados del Mundial que tenemos en ciernes.
«Es curiosa mi relación con el fútbol. Siempre ha sido bastante estética», habla de su adicción. Me gustan los uniformes antiguos, mis referencias visuales están en el fútbol de los 70 y los 80. Y hay cosas que me gustaban y me siguen flipando como el antiguo marcador digital del Maracaná, de unos 16 bits, que me parecía una referencia artística perfecta para mi estilo».
Cada letra de las que Berocan ha creado tiene su porqué. Empezó haciendo la N con motivo de su participación en el proyecto colectivo 36 days of type, donde llegó tarde a una serie donde cada día la gente presentaba una letra del alfabeto. La hizo naranja y le puso los colores de la selección de Holanda (Netherlands). Después fue pintando cada una de las demás letras y números. «Pensé en la historia del fútbol, en los colores de las mejores selecciones del mundo, en todo el glosario de este deporte», explica este sabio en la materia. «Quería hacer el alfabeto del fútbol».
Así, lo que para un observador normal puede parecer una D, para el brasileño es una inspiración al dribbling (regate), «y nadie mejor para los buenos regates que los brasileños, de ahí que sea de color amarilla y verde», se explica. La O le recuerda al inicio de un partido, la W a una posición (winger), la X a una dura entrada, la I a Italia, la U a Uruguay, la E a Inglaterra y la M a México, «a Jorge Campos en concreto», matiza.
Para este creador de memoria con césped el 1 es el que gana, el 2 el que pierde, el 5 los mundiales que lleva su país en la vitrina y la V una vuvuzela. En la B vuelve a repetir Brasil «con una figura que sabe tocar el balón como Ronaldinho», y para España ha reservado la S (Spain), haciendo «un homenaje al tiqui-taca».
Y por si alguien quiere ponerse en contacto con él en el próximo mes avisa: «veo todos los partidos del Mundial». Fe de ello es que ha elaborado un calendario descargable con las fases de la competición que rompe con los esquemas de la FIFA. Con la forma del trofeo, el suyo va aglutinando todos los partidos por fecha, por hora y por fase. Ya son cerca de 3.000 personas las que han tomado su trabajo como plantilla para hacer recuento de goles.
Aprovechando la coyuntura, Berocan se anima a decir que a los que mejor ve este año son a Argentina, a Alemania y a su selección. Al principio de la entrevista decía que, de todos modos, lo que más le interesaba de este deporte era la estética, pero sus intentos por no parecer un loco del fútbol se desvanecen cuando se le pregunta por un posible campeón. «Brasil, sin duda». A este ilustrador de pelotas se le escapa el forofismo por los colores.