La lavadora que convierte el hacer la colada en un acto social

11 de septiembre de 2013
11 de septiembre de 2013
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Existe un lugar donde la ropa sucia y arrugada se torna limpia y planchada y en el que los tuppers se llenan a rebosar de deliciosa comida casera. Ese lugar es la casa de los padres y solo unos pocos afortunados tienen acceso a ella… Para el resto existen otras opciones quizá no tan familiares pero sí sociales. La lavadora de Benjamin Riot y Valentin Sollier, por ejemplo, puede servir para hacer nuevas amistades.

Los dos estudiantes de diseño se presentaron a un concurso convocado por una conocida marca de electrodomésticos. Su cometido era concebir una lavadora que resultase atractiva para jóvenes menores de 35 años.

“Cuando piensas en lavadoras –explican en Wired – te das cuenta de que la mayoría de ellas son blancas y tienen unas características muy parecidas. No es un aparato emocional pero sí muy eficaz”. Así que ellos optaron por explotar la faceta más virgen de la máquina: la social.

Por eso, después de patear tiendas y tiendas de electrodomésticos y conocer todos y cada uno de los modelos del mercado, Riot y Sollier dejaron aparcado el producto para centrar su investigación en la experiencia de lavado. “En Francia, el target al que nos dirigíamos tarda una media de dos años en adquirir una lavadora por cuestiones económicas y de espacio, principalmente”. El número de revoluciones o la capacidad del tambor pasan a ser cuestiones secundarias para ellos. Lo que realmente les importa es disponer de lavadora cuando su ropa sucia se amontona, aunque no sea suya al 100%.

A su lavadora, los dos estudiantes franceses la llamaron Hello porque su uso iba a conllevar el encuentro entre dos personas. Una, la que necesita hacer la colada, y otra, la que presta la lavadora. Para ello, el aparato consta de dos partes: la lavadora en sí y el cesto de la ropa con una capacidad de 5 kilos.

Otro de los componentes esenciales de Hello es la aplicación mediante la que las dos partes se ponen en contacto. Una vez que ambos se ponen de acuerdo, el usuario que necesita lavar la ropa solo tiene que llevar el cesto hasta la casa del propietario de la lavadora y, una vez acoplado aquel en la máquina, hacer su colada.

Para Riot y Sollier, Hello propone una experiencia similar a la de las lavanderías autoservicio aunque algo menos fría y más cercana. “En lugar de esperar frente a una lavadora a que acabe el programa, puedes tomar un café con un amigo en el salón de su casa».

La idea les ha servido para obtener un premio y conseguir trabajo en la industria. Y confían en que, en un futuro, el concepto de social washing machine esté más extendido de lo que se podría imaginar a día de hoy: “Hace algunos años, la idea de compartir nuestro coche con desconocidos para ahorrarnos dinero y reducir emisiones de CO2 nos hubiera parecido algo de locos y sin embargo hoy el car sharing, así como otras muchas fórmulas de economía compartida, se han convertido en algo habitual. Es posible que con Hello ocurra algo similar”.

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