El arqueólogo de los «singles huérfanos»

Es complicado definir la poliédrica personalidad de Olaf Ladousse. Tal vez el que mejor ha sabido hacerlo ha sido uno de sus colegas de profesión, Mauro Entrialgo, quien sentenció «Olaf sabe hacer de todo». Dibujante, músico, inventor, diseñador gráfico, activista, agitador, impresor, diseñador industrial… Ladousse es además un gran conocedor y amante de la música popular, lo que le ha llevado a atesorar una vasta colección de discos adquiridos en tiendas y mercadillos de todo el mundo, algunos de los cuales han tenido una vida tan azarosa, que carecían de portada. Justamente esos son los protagonistas de esta aventura.
«Muchas veces encuentro en el rastro singles que no tienen portada porque nunca la tuvieron o porque la perdieron. Con el tiempo me di cuenta de que esos singles los escuchaba menos porque, al no tener portada, no los tenía colocados por estilo como el resto de la colección sino separados, como esperando a encontrarla», explica Ladousse.

Surgía así el proyecto «singles huérfanos», para el cual han sido muy importantes internet y «que abrieran una fotocopiadora al lado de mi casa», aunque lo cierto es que, si ahondamos en la trayectoria de este artista turco-belga, se pueden encontrar trabajos semejantes en su más tierna juventud.
«Esto es algo muy adolescente. Es semejante a hacer portadas de casetes. De hecho ya hacía este tipo de portadas antes, pero mucho más artesanales, escribiendo los textos con la máquina de escribir, con transfers, con Dymo, recortando y pegando fotografías o rotulando a mano. También cogía portadas genéricas, de esas en las que aparecía el logotipo de la compañía discográfica; las cortaba en dos, las ponía sobre cartón y así tenía portadas dobles, desplegables. Ahora con internet todo es más sencillo porque, para empezar, te puedes bajar la portada original, imprimirla, pegarla sobre un cartón y tenerla con una calidad muy cercana a la original. También puedes bajártela e intervenirla o, directamente, crear una nueva. Por eso no entiendo cómo hay gente que se mata por conseguir singles que valen una pasta pero que dejan de interesarle en el momento en que no tienen la portada. Es tan fácil imprimir bien ahora… incluso puedes imitar el barniz. Cuando la gente dice “¡qué bonitas las portadas francesas que tenían el laminado brillante…”, pues pillas vinilo adhesivo, lo pegas encima y ya está».

Dicho y hecho. Ladousse muestra algunas de esas portadas realizadas a imitación de las francesas o españolas de los años 60 y realmente dan el pego, gracias a que ha sabido recrear detalles como el de laminar únicamente el anverso, dejando libre el reverso en el que, por ejemplo, incluye notas reales o ficticias sobre el grupo en cuestión o muestras de portadas de otros discos que, como era de esperar, en ocasiones existen y en ocasiones son miniaturas de otras realizadas por él porque, además de la burla a los coleccionistas que jamás encontrarán esos discos, «en ocasiones pienso “esta portada debería existir” y la hago y, en otras, que hay algunas que son tan malas que es necesario hacer unas nuevas».

Amante de las técnicas analógicas, Ladousse despliega un amplio catálogo de recursos gráficos que, a pesar de estar realizados en la mayoría de los casos con técnicas digitales, imitan casi a la perfección los acabados de las imprentas de tipos móviles y colores planos.
«Utilizo tipografías de plomo o madera de antiguos catálogos, le doy tonos amarillentos a los papeles para que no parezca todo tan nuevo y, aunque el archivo es RGB porque la fotocopiadora imprime en láser y con ese perfil de color, si trabajas la imagen en CMYK puedes usar los canales como si fueran una imprenta vieja y conseguir los mismos fallos en el ajuste, las transparencias de las tintas o que se pisen unas con otras. También es importante que el acabado del tóner sea mate, no brillo como era antes, controlar si la máquina tiene alguna dominante y que no te hagan ajustes de página por defecto. Cuando llevo el trabajo a imprimir está todo pensado y medido; si se corta la imagen, que se corte, y no te creas eso de que las fotocopiadoras láser no pueden imprimir a sangre».
El volumen de producción es tal –«calculo que a 50 céntimos cada fotocopia y a un euro las de A3, para cuando quiero anverso y reverso, en la fotocopiadora se han debido sacar a lo tonto, unos 200 o 250 euros»– que Ladousse se ha visto en la necesidad de crear un sello propio, Enos, que nada tiene que envidiar a otros tan míticos como RCA, Columbia, Liberty, Philips, Cameo, Capitol, EMI, Actuel, Tower, Charly, Chess, Stax, Atlantic, Riverside, Blue Note…

«Es una etiqueta de unos calcetines que encontré en el rastro. Me gustó y me los compré solo por eso. Al final ha acabado siendo el sello de todas las portadas que he hecho. Sale un mono».
El humor y la ironía son dos elementos que están muy presentes en toda la obra de Ladousse y por tanto no podían faltar en el proyecto de «singles huérfanos», cuyo atractivo no radica únicamente en lo puramente estético o gráfico, sino que se enriquece con anécdotas, chistes y bromas veladas que a veces pasan desapercibidas al espectador, pero que él no tiene problema en compartir y explicar.

«Este es un single egipcio de una película. El disco era muy malo, muy orquestado, nada oriental, y la foto que aparecía en la portada era de la película. Tenía un single de la Creedence Clearwater Revival sin portada, así que escaneé el disco, le puse un foto de un grupo canadiense llamado Simply Saucers porque me parecía genial y metí el disco de la Creedence. Lo mejor de todo es que le pasé este single a Mutis, para que lo vendiera en su tienda y un día llegaron unas chicas, lo vieron y se volvieron como locas porque la mujer que salía en la portada original era su vecina. Eran unas pijas egipcias que iban a comprar el disco para regalárselo a su amiga. Al final, el single que yo encontré en el Rastro, lo transformé en otro diferente, acabó recuperándolo Mutis y volvió a manos de la cantante que lo había grabado».
Pero hay muchas más anécdotas que, en ocasiones, también explican el proceso de creación de la portada.

«Este es de un single promocional español de David Bowie. Estaba sacado de dos discos distintos, del Hunky dory y Aladdin Sane y, como hay mucho fanatismo por Bowie, en internet se encuentran bastantes imágenes de él en alta resolución. Cogí dos fotografías de épocas diferentes y las imprimí superpuestas. Queda como una especie de monstruo, pero se ve claramente que es Bowie. Ni siquiera hay concepto, en este caso me limité a poner las dos imágenes, hacer la transparencia y ya está, pero es perfecta para él».

«O este otro, de Dona Dumitru Siminica, cuya idea se la robé a Tav Falco. Todos los años le mando una tarjeta de Navidad y una vez él me respondió enviándome uno de sus dibujos dentro del mismo sobre que yo le había mandado pero dado la vuelta porque parece ser que eso era muy habitual antes. Lo mejor de todo es que los sobres por dentro tienen ese estampado que ves. Cuento que el de la portada es el mismo sobre de Tav Falco pero en realidad no lo es. Además, soy un gran admirador de Dona Dumitru Siminica y este single nunca se editó con portada, así que le hice esta».

«Por último, mira este de la Incredible String Band. Es gracioso porque lo que se ve como fondo es un logotipo del sello Island que lo escaneé y amplié mogollón, puse la tipografía y coloqué otro sello de esa misma compañía. Contando con el del propio single que aparece dentro, en la etiqueta, hay tres logotipos diferentes de Island en ese disco».
Después de casi dos horas de conversación sobre los «singles huérfanos», Olaf Ladousse repara en algo que parece evidente: «ahora el problema es que prefiero buscar singles sin portada». Sí, tal vez tampoco sea mala idea hacerse con una fotocopiadora láser.

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Patrick Thomas

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