De vivir en el siglo XVII, cerca del 25% de los españoles de hoy se libraría de la prisión perpetua a la que fue condenado Galileo Galilei. Ellos no podrían ser denunciados ante el Santo Oficio por defender el heliocentrismo porque no creen en él. Para ellos, el Sol es el que gira alrededor de la Tierra. «Ante datos como este, solo podemos hablar de INCULTURA CIENTÍFICA así, en mayúscula».
Quique Royuela es doctor en virología y desde hace un tiempo, también, director de la revista científica Principia. Para él, mucha de la ‘culpa’ de esa evidente desafección por la ciencia que muestra gran parte de la población la tienen los propios científicos: «Los científicos hemos estado toda la vida subidos en un pedestal (muchos todavía lo están y repudian a los científicos que divulgan) informando únicamente a nuestro entorno. La forma demasiado académica y encorsetada de «contar» la ciencia que todavía muchos ejercen hace que la gente sienta rechazo por la misma».
Reconoce que caer en esa endogamia que ahora denuncia es fácil. Él mismo se vio sumido en ella sin darse cuenta: «Junto con la bióloga y diseñadora gráfica Cristina Escadón estuvimos publicando durante cinco años una revista gratuita sobre ciencia. Sin embargo, nos dimos cuenta de que nuestros únicos lectores pertenecían al mundo científico y/o académico».
Fue entonces cuando decidieron plantearse otro tipo de publicación: «Queríamos hacer las cosas de otra manera para dirigirnos a gente que no necesita tener conocimientos de ciencia para entretenerse con una buena historia con todo el rigor científico. Fue así como surgió Principia».
En la nueva revista científica, de periodicidad semestral y en la que Quique y Cristina contaron también con Javi Díaz-Romeral como cofundador y director técnico, tenían la excusa perfecta para recurrir a otra de sus grandes pasiones, la ilustración, y abrir sus contenidos a otras temáticas: «No queremos que la gente tenga que elegir entre ciencias o letras. Por eso nuestro lema es “Una única cultura”».
Desde el principio, su idea era llevar Principia al papel y así lo hicieron una vez que comprobaron que la versión online funcionaba. Lo siguiente fue dar una hermanita a Principia en forma de versión infantil: Principia Kids, que está a punto de estrenar su primer número.
«Nace con el propósito de fomentar las vocaciones científicas y transmitir los valores que aporta la ciencia: la importancia del esfuerzo, el poder de la imaginación a la hora de resolver problemas, tenacidad, perseverancia, asumir las equivocaciones para avanzar, etc. Además, también queríamos crear una producto de entretenimiento en familia, algo que se está perdiendo y que nosotros, por nuestra edad, pudimos disfrutar. La simple idea de imaginarnos a una madre y su peque leyendo Principia y Principia kids nos alegra el día».
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Al igual que su hermana mayor, la ilustración resulta fundamental en Principia Kids. La calidad de los textos, también. «Existen otras revistas para niños de temáticas similares, como Okido, aunque no se parecen en nada a Principia Kids. Nosotros hemos querido utilizar otros recursos que nos parecían más de nuestro estilo y cosecha propia, más parecida a la Principia de «mayores”».
El amplio equipo de colaboradores que compone el staff de Principia Kids tiene como fin aprovechar la curiosidad innata de los niños: «Son el mejor público posible. ¡Siempre se están haciendo preguntas! ¿Por qué los científicos y divulgadores no se aprovechan de esto? Honestamente, creo que no les interesa. Principia kids va dirigida a niños de 0 a 99 años porque algunos todavía no hemos perdido esa capacidad de asombrarnos».
Ciencia ilustrada para niños de 0 a 99 (por científicos que se han bajado del pedestal)
