El último capítulo de True detective 2 es un ejercicio de coherencia que ha sido poco valorado: aunque en apariencia deja inconclusa una trama menor, cierra las principales tramas abiertas en los inicios. Además, remata con energía y cierta épica. Un final (casi) perfecto para una serie que ha sido cuestionada por crítica y público por el ritmo de los cuatro primeros capítulos (que han provocado bostezos a más de uno, como servidor) y por diálogos profusos e innecesarios (comentados por un servidor), y también por el capítulo final. Sin embargo, el desenlace que propone True detective 2 es inevitable y lo mejor. (Contiene Spoilers)
Eran muchos y poderosos los enemigos de los protagonistas. Como en una tragedia griega, durante los tres últimos episodios los protagonistas proponen soluciones para resolver los problemas que acaban por crear problemas aún mayores. Pocas veces vemos que los guiones lleven al extremo los planteamientos: hay rescates de última hora o soluciones simplistas que salvan a los héroes. Soluciones que el público acepta a veces a regañadientes, pero que acepta al fin y al cabo porque quiere que sus héroes sigan adelante.
LAS EXPECTATIVAS DEL PÚBLICO
El director de cine Jean-Luc Godard dijo a Cahiers du Cinema (traducción en Planocenital):
«Me gusta más una mala película norteamericana que una mala película búlgara. Es una verdad que rige en todos los países del mundo: los alemanes prefieren ver una mala película norteamericana que una mala película alemana. En el cine norteamericano hay por lo menos una adecuación mínima entre el savoir-faire y el objetivo que se persigue. No se siente uno estafado con la mercancía».
Godard acierta por un lado y yerra por otro: muchos preferimos una mala película norteamericana a una buena película búlgara (o de cualquier otra nacionalidad). Por esto el film búlgaro La lección pasa desapercibido por TVE2 mientras que el telefilme dramático norteamericano La historia de Drew Peterson entra en la segunda posición en la lista de lo más visto una tarde de domingo.
Tememos ver una historia búlgara o francesa o española porque no intuimos el final y no queremos ser estafados. De alguna manera, preferimos lo previsible a lo inesperado. Sin embargo, intuímos que una (mala) película americana (no importa qué género desarrolle) tendrá un final feliz para los protagonistas; esto significa entre otras cosas que los protagonistas acaben sanos y salvos.
Recordemos que con frecuencia el grueso de los espectadores evalúa una película así:
«¡Qué película tan mala! Muere Russel Crowe».
Un comportamiento similar al de los aficionados al fútbol. Para éstos, un buen partido es aquel que gana su equipo aunque de penalti injusto tras un juego deplorable.
El público puede aceptar la muerte de los protagonistas en el cine si padecen enfermedades terminales o su sacrificio salva a la familia o la humanidad. Pensamos:
«El héroe o heroína consiguió lo que quería».
En estos casos, estamos convencidos de que no hay una segunda parte.
LA MUERTE EN LA TELEVISIÓN
Sin embargo, a los mismos espectadores les cuesta aceptar la muerte de los protagonistas de una serie de televisión. La audiencia quiere que sus héroes se salven por los pelos o incluso que resuciten. Recordemos que en la mayoría de las series de televisión mueren personajes secundarios y sin carisma. Pocas series matan a personajes queridos por el público como hace The walking dead y Juego de tronos.
True detective 2 es un híbrido: como parte de una serie de antología (véase qué significa en el lenguaje audiovisual) funciona como una película extendida. No hay posibilidad de continuidad para los personajes.
Las muertes de Velcoro, Semyon y Paul no son gratuitas y con ellas Nic Pizzolatto, el creador, consigue varios propósitos. Por un lado cierra tramas abiertas y, por otro, da descanso a las almas torturadas de los protagonistas masculinos.
LAS TRAMAS DE PAUL
Paul Woodrugh es quizá el personaje más torturado de True Detective 2. Cada uno de sus actos tiene como objetivo reafirmar la hombría y escapar del sentimiento de culpa por haber tenido relaciones homosexuales.
Paul acepta el hijo que traerá su novia y propone matrimonio a esta porque cree que así dejará atrás el pasado. El esquema de arriba expone de manera simple que la muerte para Paul es hasta cierto punto un alivio para el personaje. Mucho antes consigue que su madre y la futura madre de su hijo se conozcan y encuentren puntos en común. Paul sabe que muere haciendo lo correcto según su código moral aunque este mismo código le haya impedido ser feliz.
Por otro lado, la muerte de Paul es inevitable, como la de Velcoro. Contra ambos está todo un aparato de corrupción política y policial del que hubiera sido difícil escapar. La opción para Paul era una huida sin fin y permanecer anclado en una doble vida.
LAS TRAMAS DE VELCORO
También vemos por el esquema que Velcoro tampoco hubiera podido eludir la muerte. Aunque hubiera huido a Venezuela sus enemigos son tan poderosos que le hubieran alcanzado. La torpeza de Velcoro de detenerse para ver por última vez a su hijo tan solo adelanta los acontecimientos.
La aparición del verdadero violador no debería entenderse como una subtrama sino que refuerza el drama de Velcoro: ha matado al tipo equivocado.
Pero Velcoro muere con los deberes hechos: hace las paces con su ex mujer y sabe que su hijo lo quiere: lo sabemos por el cruce de miradas. (La conmemoración del padre en el patio de la escuela es innecesaria).
La muerte de Velcoro protege a su hijo y a la ex esposa. Si Velcoro hubiera huido nos tendríamos una duda: ¿está seguro el pequeño? Para los enemigos de Velcoro, la muerte del detective cierra interrogantes para los ciudadanos de Vinci. Por otro lado, Velcoro muere sabiendo que aún puede amar y que Ani lo espera.
Como observamos en el esquema de arriba, Semyon recupera el amor de Pamela tras la crisis matrimonial y la pone a salvo. También cumple con su objetivo de acabar con los rusos (cómplices de la corrupción institucional). Nada tiene contra los mexicanos, pero estos no van a permitir que Semyon escape: quieren el dinero que podrían haber ganado vendiendo drogas en los casinos.
Los mexicanos no van a permitir las deudas de Semyon. Si éste hubiera escapado a Venezuela es probable que los mexicanos acabaran por alcanzarlo. Hubiera sido una trama fuera de la historia. La única opción de Semyon es acabar con toda la banda, pero es solo un hombre y no está armado.
La muerte de Semyon protege a Pamela de los mexicanos. Las cuentas están saldadas.
Nic Pizzolatto quiere evitar dudas en los espectadores: los tres hombres mueren pero salvan lo que más quieren.
Ani Bezzerides salva su vida y lo más importante para ella: antes conoce el origen de su pasado (lo supo tras la memorable escena de los alucinógenos en la casa de la corrupción). Hace las paces con su padre y sabe que su hermana por fin es autónoma lejos de drogas y malos tipos. Y también sabe que puede enamorarse sin miedo por lo que le ocurrió en el pasado.
Si Ani vive es porque ella no entra en los planes de Semyon para asaltar a los rusos. Para Ani no hay más opción que tomar el barco. Si Velcoro no llega es porque comete un error de cálculo.
Es cierto que podemos encontrar en las muertes de Velcoro y Semyon cierta enseñanza moral como hay en el cine negro del Hollywood clásico: los pecados se pagan. Y tanto Semyon como Velcoro acumulan muchos. El primero es gánster y proxeneta y extorsionador, y el segundo el brazo que ejecuta las órdenes (un tipo que no duda en machacar a un periodista honesto). Sin embargo, Pizzolatto consigue que el mensaje moral pase casi desapercibido con una construcción minuciosa. Además, ambos mueren tras ser redimidos.
Con los tres protagonistas masculinos muertos y Ani huyendo, el final parece beber de Chinatown: los poderosos siempre ganan. Aunque Pizzolatto se guarda el as del periodista que recibe la información de Ani (el mismo periodista golpeado por Velcoro). Las revelaciones de Ani van acompañadas de planos de la madre de Paul con su nuera inaugurando la calle Paul Woodrugh y el papel que certifica que el hijo de Velcoro es fruto suyo (caramelos para los espectadores). Aún queda la incertidumbre sobre si la información verá la luz, pero confiamos en ello.
Un final, en fin, que salva una temporada que ha provocado decepción a quiénes nos sedujo la primera temporada.